Punto de vista omnisciente
Berlín — Alemania
15 — 05 — 2019
Pure Blood Institute
El muchacho de cabello castaño caminaba junto a su furico padre, quién había sido citado por la directora del instituto para platicar sobre un desorden de conducta en el menor de sus hijos, pues uno de los compañeros del chico lo había llamado asesino, como lo hacían la mayoría de los estudiantes de ese instituto, eso sin contar el resto de los apodos de mal gusto por los que lo llamaban, y él le respondió con un puñetazo. Él siempre había sido un chico pacífico y tolerante con sus compañeros, quienes no hacían más que pisotearlo cada vez que se presentaba una oportunidad, pero ese día se arto, su tolerancia había llegado al límite y no lo pudo controlar, la directora, al ver su historial de conducta intachable decidió dejarlo pasar, claro, con la condición de que tomara una sesión de terapia con la psicóloga escolar, o bueno, eso fue lo que le dijo a él, ya que se sentía preocupada por la conducta del muchacho. Ella quería saber si la razón de su mala conducta se debía a algún problema familiar, y para saber eso necesitaba hablar con el único representante legal del muchacho, el cual era su padre.El hombre de cabello negro y canoso no era un hombre tolerante, no, todo lo contrario, odiaba que lo hicieran perder el tiempo y para él, la charla con la directora había sido una gran pérdida de su valioso tiempo, y claro, él no podía irse de allí sin dejárselo saber a la mujer.
—La próxima vez que me llame para hacerme perder mi tiempo de esta manera, será mejor que también llame a la policía — fue lo último que le dijo antes de azotar la puerta de aquella que en su opinión era una horrible oficina, la cual tenía un olor a incienso que le provocó una suave pero fastidiosa migraña.
Antes de irse de aquel lugar, el cual consideraba estúpido, quería hablar con su hijo sobre algunos asuntos personales, y por ello se dirigió hasta la cafetería en donde su hijo debería estar almorzando.
Al llegar a la cafetería intento buscar a su hijo con la mirada, pero en cambio encontró algo mucho más interesante, una chica, de cabellera rubia y un rostro muy familiar, tan familiar que la confundió con aquella chica, aquella que conoció en una calurosa tarde de verano, cuando apenas era un puberto, cuándo estaba muy lejos de ser lo que es ahora.
La chica caminaba tranquilamente hasta la puerta de salida, la misma en la que él estaba parado, casi hipnotizado viéndola. Justo cuando la chica iba a pasar a su lado para salir de aquel lugar él la tomó del brazo y no muy seguro de lo que hacía habló: — ¿Amaranta? ¿Amaranta Rizzoli?
—No señor, está confundido — aclaró la muchacha poniendo toda su atención en aquél hombre, sin notar al muchacho al lado del hombre, sin notar cómo los miraba a ambos con intriga.
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One And Thousand Times
De TodoLouisette siempre ha tenido la necesidad de salvar a los que las demás personas consideran "causas perdidas" o "inadaptados" y Frederick lo era. Pero ¿Cómo salvar a otra personas cuando también debes salvarte a ti misma?