Sostenía a mis dos hijos con ambas manos,con mucha fuerza para que yo no pudiera caer,eran lo único que me quedaba,en estos momentos eran mi soporte,mi fuerza y motivación.
Nuestros amigos más cercanos y familiares nos acompañaban. En este dolor tan Grande para mi y mis hijos.
Mis ojos ardían de picazón por las lagrimas que empezaban a caer sobre mis mejillas. Miraba el cielo que éste estaba siendo decorado con un hermoso arcoíris.
Sentía cómo el corazón se me rompía en miles de pedazos y cómo el alma se despojaba de mi cuerpo.
Mi amor no podré vivir sin ti.
Te necesito.
Nuestros hijos te necesitan.
¿Porque te fuiste tan pronto?,ojalá y pudiera retroceder el tiempo para poder estar de nuevo todos juntos. Pero sé que ya no sufres,que vas a estar en un lugar mejor,cuidando de mi y de nuestros bebés.
—Papi— llamó el pequeño pelinegro de cinco años a su padre. No entendía porque su hermano y papá lloraban.—¿Y mamá?— pregunto inocentemente.
Gerardo respiro con pesadez y apartó la mirada del féretro de su mujer,para poder ver a su pequeño hijo. Mirándolo con la mirada neutra y los ojos rojos de tanto llorar.
— Mamita se fue, campeón— hablo el hombre con dificultad. Tratando de sonreír,haciendo que su sonrisa pareciera una mueca.— esta allá arriba y desde ahí cuidará de ti.
Cargue a mi pequeño y jale hacia mi lado para poder recargarlo en el pecho al más grande. Es lo que necesito ahora.
A mis hijos.
Saldremos adelante,cómo ella hubiera querido.
— A mamá no le gustaría vernos llorar.— soltó de repente mi hijo mayor. El Niño trago grueso— pero será difícil adaptarnos sin ella.
— Lo se. Pero vamos a estar bien y la vamos a recordar siempre que podamos. Su madre estará siempre en sus corazones; así cuando salga el sol,truene,llueve o relampaguee.
Baje nuevamente a mi otro pequeño hijo y volví a mirar su nombre en su lápida; "____ Hernández".
"Siempre serás el Amor de mi vida"— pensé
Me giré con mis hijos,sosteniéndolos de las manos y nos retiramos sin nada más que decir.