Hasta que la muerte nos separe

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Ya era hora de que los padres del alfa conocieran a la nueva integrante de la familia, y sería el momento perfecto para que Jihoon hablara con el señor Choi acerca de su empleo en Hyangsu Choi, estaba dispuesto a dejarlo, pues el omega no quería dejar en manos de alguien más a su preciosa hija, y eso estaba más que claro cuando recibían visitas o salían a la calle a dar un paseo.

Al llegar a la casa fueron recibidos con un fuerte abrazo por parte de la señora Choi, estaba muy contenta de poder conocer a su nieta —¡Qué preciosa niña!— se emocionó queriendo cargarla, o más bien arrebatarla de los brazos de su padre.

—Mamá— la detuvo SeungCheol poniéndose delante de su omega —tranquila, Jihoon te la dará, pero por favor, no te emociones demasiado— conocía bien a su mamá y su emoción por los bebés.

La pequeña ya tenía dos meses y medio de edad, aunque aún era pequeña, había crecido demasiado para los ojos de sus padres y más cuando la veían en brazos de alguien más. La mamá de SeungCheol asintió con entusiasmo, bajó los brazos y esperó que Jihoon tuviera la confianza de entregársela. Para Jihoon no era fácil, pero sabía que estaba en buenas manos, después de todo era su familia también.

Mientras SeungCheol y su mamá cuidaban de Sunhee, Jihoon pasó al despacho del señor Choi, apenas vio a la pareja, le hizo señas al menor para hablar un poco. Estaba bastante nervioso, seguramente estaría enfadado por aquella vez cuando le revelaron que sería abuelo. Se sentó frente al escritorio, mientras el señor Choi miraba hacia fuera de las ventanas.

—Felicidades— fue lo primero que dijo —es una niña muy bonita.

—G-gracias... señor.

Suspiró —no necesitas decirme señor, somos familia, ¿no?

Jihoon asintió aunque sabía que no lo veía.

—¿Quieres regresar a trabajar? Ésta vez podrás ingresar al departamento de diseño, antes tenías un puesto en esa área, ¿verdad?

—Si, logré llegar a ser jefe de área.

El señor Choi asintió —no puedo darte ese puesto, pero puedes llegar a él si te esfuerzas, ¿qué dices?— se giró para mirar al omega.

Jihoon tenía la mirada fija en sus manos sobre su regazo, había olvidado que tarde o temprano debía hablar de ese asunto con el padre de SeungCheol, así que no había pensado lo que realmente quería, tal vez no estaba seguro, pero si instinto si lo estaba. No sabía si dejarse guiar por su corazón o por su cabeza, pero levantó la mirada, viendo con seguridad a su suegro frente a él.

—Me quedaré con mi hija, nunca pensé que el amor a primera vista existiera, pero cuando la vi en mis brazos, supe que por ella haría cualquier cosa.

—Bien— sonrió —si algún día decides regresar, no dudes en hacérmelo saber— estaba dispuesto a aceptarlo de vuelta, pues los resultados que habían obtenido en el poco tiempo que Jihoon estuvo de apoyo en el departamento fueron muy productivos. —Y por cierto, puedes decirme papá— desvió la mirada un poco avergonzado.

El omega sonrió —gracias papá.

SeungCheol no sabía a qué prestarle más atención, si a la bebé en brazos de su mamá, o si a Jihoon encerrado en la oficina con su papá, se volvería loco si algo sucedía en ambas partes. Pudo respirar tranquilamente cuando vio a Jihoon salir de la oficina de su padre contento y a su papá detrás de él con una ligera sonrisa, se acercó al omega y dejó un casto beso en su frente.

—¿Ya tienen hambre?— preguntó la señora Choi, a lo que la pareja asintió feliz.

Por primera vez todo había salido con éxito en la casa de los padres del alfa, pudieron almorzar tranquilamente y salir de ahí sin un celo, o una gran pelea entre dos alfas. Sunhee parecía ser la más contenta de todos.

Entre betas [Jicheol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora