El lugar que da comienzo a esta aventura no tiene verdes prados, no tiene lagos cristalinos, no tiene humanos.
Nakomia, un planeta situado en la galaxia Andrómeda es donde esta historia tiene lugar. Llamar akonianos a sus habitantes es correcto pero poco conciso. Es como hablar de Terrícolas, bien podría tratarse de un perro como de un humano. Los daki son la raza akoniana que acontece a esta historia; seres con aspecto humanoide que cuentan con una complexión delgada pero una increíble altura sobrehumana, rozando los dos metros treinta de media.Aunque tienen boca, no poseen cuerdas vocales pues son seres arcanos que cuentan con la capacidad de comunicarse telépaticamente. Al más puro estilo de demonio terrestre, dos alargados cuernos se pueden divisar emergiendo sobre la testa de los daki. Toda su piel está recubierta por una capa de pelo albino y mayoritariamente sin manchas ni variaciones, simplemente un blanco homogéneo.
Pero como en toda mayoría debe haber una excepción, y esa era Raka. Esta cría daki nació como todas las demás, pero con una peculiaridad; su pelaje era negro.
No era la primera vez que aparecía tal mutación, tampoco era peligrosa para la salud del jóven, pero aún así Raka jamás pudo llevar una vida normal. El terror hacia su ser emanaba de todo aquel al que se acercaba el jóven pelinegro.Tal era el pavor que producía en el resto que hasta sus mismísimos padres actuaban con él de una forma diferente a la que lo hacían con su hermano, Nisu, que si era normal.
Pero ¿Por qué? ¿Por qué ese miedo si él nunca le había hecho daño a nadie? Su vida era una continua mirada de desprecio de parte de su pueblo, un Vaivén de susurros entre los infantes cuando aparecía para jugar y una interminable lista de preguntas sin responder.
Mas no todo era malo, afortunadamente, su hermano parecía ser el único que actuaba con normalidad frente a él, el único que verdaderamente le apreciaba.
- ¿Se puede saber que haces Raka? Y-Ya sabes que nos tienen prohibído entrar al bosque...
- ¡Vamos Nisu, enrollate, sabes que no va a pasar nada malo!- Esbozó una cálida sonrisa de oreja a oreja, dejando ver sus astillados y puntiagudos colmillos, parecían capaces de desgarrar carne con una facilidad pasmante, pero entre los daki eso era lo habitual.
- ¡Nonono! Siempre me acabas convenciendo para que haga cosas que no debo, esta vez no pienso caer. - Replicó Nisu, que estaba acostumbrado a acabar siendo sancionado por las irresponsabilidades de su manipulador hermano mayor.
- A ver... ¡Quizá eso sea parcialmente cierto! Pero piensa bien ¿Qué peligros nos pueden acechar realmente ahí dentro? ¿Unas cuantas bestias? ¡Tonterías, tonterías! Recuerda que soy un mago experto, si alguno de esos bichos apareciera acabaría calcinado por mi "Electroshock".- Tras pronunciarse, de las manos de Raka brotaron algunas chispas de electricidad. Era cierto que Raka había desarrollado a muy temprana edad la magia Arcana, mas no era ni de lejos alguien al que considerar por la palabra mago, su poder rivalizaba con el de una tostadora.
- Haz lo que quieras, pero esta vez no pienso seguirte. - Sentenció rotundamente el menor.
- ¡Amargaaaaado! En fin, está bien, iré yo solo ya que no soy un cagado.
- Aja.- El menor contestó confiado, sinceramente pensó que el adverso no sería capaz de cometer tan estúpido y temerario acto. Cuando Nisu pudo darse cuenta Raka ya había salido corriendo a toda velocidad hacia el bosque
- ¡MALDITO IDIOTA CABEZA DE SPÜNGEL, VUELVE ANTES DE QUE LLAME A NUESTROS PADRES!- Gritó telepáticamente Nisu mientras desde la lejanía obesrvaba como el inconsciente de su hermano se adentraba en el bosque. El albino esperó un rato en las afueras con la esperanza de que su hermano saliera, pero para su sorpresa eso no ocurrió.
- ¡NISU, SOCORRO, AYÚDAME POR FAVOR!- Aquel desgarrado grito dejó inmóvil y con los pelos de punta al más jóven. Sintió el miedo recorriendo todo su cuerpo, tragó saliva y comenzó a correr hacia el bosque para ayudar a su hermano. Estuvo varios minutos en busca de Raka hasta que finalmente este apareció.
- ¡No me puedo creer que haya colado esta trola, vaya inútil! - Soltó una carcajada burlesca, otra vez había conseguido llevar al contrario justo a donde quería. Este sin embargo estaba algo menos contento, nisiquiera se dignó a hablar, simplemente dejó ver su tremenda ira en unas nada agradables miradas.
- ¡Venga, alegra esa cara! Si te he llamado es por algo, mira esto.- Agarró con su zurda una extraña planta que contaba con un núcleo del cual emanaba un extravagante brillo celeste. Arrancó la planta para poder observarla mejor y sus alargadas y gigantescas raíces salieron a la luz.
Nisu parecía un poco más animado en ese momento, la flora del bosque ya de por si era preciosa, enormes arboles de colores llamativos y frutos desconocidos, extraños animalillos revoloteando por doquier y el olor a naturaleza que asediaba su olfato pero aquella flor en específico estaba en otra liga, su belleza era inefable.
- Halaaa... A ver... - El menor la agarró con sus propias manos y la observó con inocencia. En ese preciso instante las raíces de la planta se movieron como tentáculos para atar al albino con una fuerza descomunal. En un abrir y cerrar de ojos aquella cosa creció desmesuradamente para dar dejar lugar a un ser cuyas únicas parte del cuerpo era una descomunal cabeza llena de afilados y desiguales dientes y unos gigantescos y robustos tentáculos acabados en un filo puntiagudo, que arrastraba por el suelo. Todo había sido una trampa en la qué los chicos habían caído de lleno, más precisamente Nisu. Raka lloriqueaba y trataba inútilmente de liberar a su hermano del agarre propiciado por el monstruo mientras el atrapado no podía tan siquiera mover un músculo dado el terror que sentía. La bestia movilizó sus tentáculos en el aire de forma descoordinada. De forma fugaz asestó un ataque con todo al cuerpo del pequeño Nisu, incando todas las puntas de sus tentáculos en este sin piedad ni miramientos. Cuándo la situación parecía no poder ir a peor el monstruo abrió su colosal mandíbula para, como si de un pincho moruno se tratase, dar un tremendo muerdo al cuerpo del jóven daki, dejándole desprovisto de la mitad derecha de su cuerpo, no tuvo tiempo ni tan siquiera de agonizar. El pelinegro abrió sus ojos como platos y comenzó a temblar. Estaba inmóvil y atrapado entre aquella antaño preciosa naturaleza que ahora se teñía de rojo. Cada ser vivo allí presente ahora parecía una amenaza.
Observaba a aquel ser, masticando con calma la carne y también la mirada perdida de la mitad restante de lo que antes había sido su hermano. El estado de shock dejó la mente del chico paralizada pero su cuerpo era consciente de que él iba a ser el siguiente y se estaba preparando. El cuerpo de Raka comenzó a emitir una extraña energía que le abrasaba por dentro, una energía que recorría su cuerpo a gran velocidad. Las manos del jóven desprendieron unas enormes ráfagas eléctricas de incalculable potencia que pulverizaron todo téjido al que hicieron frente, incluyendo a aquel monstruo. Tras aquel espectáculo no se preguntó que había pasado, no dudó, supo lo que hacer. Se acercó a aquel festival sangriento apartando las vísceras de ese bicho que por todos lados se encontraban. Dio finalmente con los restos mutilados y descuartizados de su hermano, pero su media mirada aún conservaba inocencia. Se acercó al cádaver y lo abrazó con fuerza mientras sus lágrimas brotaban incontrolablemente. Aquella misteriosa energía volvío de nuevo para rodear a los dos hermanos y el cuerpo del albino comenzó a moverse por cuenta propia. Se pegó al cuerpo de Raka y ambos comenzaron a fundirse, lo sintió distribuyéndose por todo su interior y rodeando sus venas y órganos internos. Finalmente el movimiento paró, se habían fusionado, se habían transformado en un monstruo. Una mitad de Raka y la otra de Nisu. Negro y blanco, como si del Ying y el Yang se tratase. El nuevo ser que había despertado se levantó con torpeza y comenzó a buscar la salida de aquel frondoso bosque.
Tenía tenues y borroso recuerdos de lo sucedido, pero no sabía quién era ni quién había sido, solo podía recordar un par de palabras.
- ¿Raka...Nisu?- El ser repetía constantemente estas palabras en su mente mientras buscaba salir de aquel lugar. Tanto las repitió que sin darse cuenta acabó abandonando el bosque.
Caminó sin rumbo hasta llegar a un pueblo cercano dónde todo el mundo huía ante su presencia.
-"¡Es un monstruo!" "¡Es el dúal de las profecías!" "¡Purgadlo!" - Comentaba la gente del pueblo al paso del fusionado.
- Armonía mi pueblo, yo me encargaré de él apropiadamente.- Dijo un daki de mayor edad, con apariencia de sabio que portaba junto a él un bastón. Seguidamente un par enormes guardias daki armados aparecieron para inmovilizar al monstruo, que no reaccionó.
-Rakanisu...
-Así que de eso se trata...- Contestó el anciano como si supiera todo lo sucedido con las simples palabras de aquel ser.
-Discúlpame por lo que voy a hacer jóven, pero así lo dicta la profecía.- El sabio indico con su bastón a los guardias que se llevaran del lugar al monstruo y estos procedieron. Mientras se alejaban el anciano usó su telepatía para comunicarse únicamente con el arrestado y le dijo:
- Recuerda bien esto, sólo lo repetiré una vez: 8.2461352, -54.7729021 Andrómeda- Y tras ese extraño mensaje, los guardias desaparecieron entre la multitud y días después el dúal apodado Rakanisu fue enviado al espacio en una gigantesca cápsula sin rumbo con provisiones para los restos e incontable cantidad de libros enciclopédicos los cuales se dedicó a leer en su travesía por el infinito espacio ¿Qué le depararía el fúturo?
ESTÁS LEYENDO
Akikanju
Science Fiction¿Magia y tecnología rivalizando en un mismo universo? ¿Acción desenfrenada y drama? Akikanju es una aventura espacial donde un gremio luchará por defender a los suyos y descubrir los entrañables secretos del universo y las guerras Arcanas. Advertenc...