Insecticida

15 2 0
                                    

Capítulo 2

Al preguntarle a cualquier persona qué es un secuestrador normalmente te responderían: "¡Un criminal!" , mas sorprendentemente si realizaras esa misma pregunta en Skardia lo primero que pasaría por la mente del pueblo sería su propio gobierno, el corrupto Ejército X, cuyos macabros experimentos conocen desde los más refinados burgueses hasta la mayor lacra social. Ronus, su líder, es un doctor frustrado totalmente obsesionado con la experimentación humana con el fin de obtener súper humanos. A la llegada a la Tierra de la policía interestelar él era solo un niño. La dureza con la que sometieron a la humanidad condujó a muchas rebeliones, una de ellas la de Skardia, su ciudad. La represalía fue horrible; la mayoría de la población acabó siendo brutalmente exterminada, incluyendo sus padres, dejando a Ronus y a su hermano menor huérfanos. Cualquier anciano Skardiano que escuche las palabras : "Matanza de los cielos" probablemente recuerde horriblemente lo sucedido en aquella época. Esto generó en el joven un insaciable odio hacia los extraterrestres y una obsesión; Ser más fuerte que ellos. Tenía grabada en la mente la imagen de gigantescos monstruos devorando y masacrando a su pueblo, monstruos a los que un humano normal no podría ni hacer frente. Hoy día gracias a los conocimientos científicos del comandante Ratata el Ejército X practica horribles experimentos sobre genética y mutación, pero claro, para experimentar hacen falta ratas de laboratorio. El modus operandi de esta organización es el siguiente: Cuando el sol se esconde es la hora de la acción, agentes encubiertos arrasan con todo en las calles de los suburbios para llevarse a ancianos, personas sin hogar e inválidos; en general personas que nadie vaya a echar en falta y con las que puedan trabajar. Este es el caso de tres jovenes que fueron capturados semanas antes de la llegada de Rakanisu. Normalmente los experimentos no prosperan y las "Cobayas" suelen acabar agonizando en el vertedero, mas el caso de los ya mencionados no fue así. Eran de dos invidentes y un méndigo. Sus genomas fueron modificados y mezclados con los de diversas clases de insectos, para ser precisos con los de una mantis, un mosquito y una araña respectivamente. Al ver los monstruoéxitosos resultados Ronus quedó fascinado y decidió bautizar a sus creaciones; La mujer mosquito obtuvo el nombre de Bis y el hombre mantis el de Ras. Seguían sin poder hacer uso del sentido más importante, la vista, pero parecía que la eficacia de los cuatro restantes había incrementado drásticamente. Verlos con la mirada pérdida y babeando bilis era inquietante, parecían ángeles encerrados en monstruosos cuerpos exoésqueleticos. El hombre arácnido, bautizado como Arac, fue el menos afectado por el experimento, parecía recordar quién era y aún era capaz de hablar normalmente ¿Lo peor de todo? Estaba feliz, agradecía a su líder Ronus por haberle rescatado de las inmundas calles, por haberle dado una nueva y poderosa forma, finalmente sería alguien importante, o eso creía él. Su apariencia era como la de un humano normal pero con ocho escalofriantes ojos y dos pequeños brazos extra que crecían desde su nuca.
- De ahora en adelante pasáis a ser el escuadrón Insectum del ejército X, liderados por Arac.
- Es todo un honor, mi señor... - Agradeció de forma aduladora el arácnido.
- ¡El honor es mío por poder contar con semejantes prodigios de la ciencia! Ahora podéis retiraros a vuestros aposentos, vuestras primeras instrucciones llegarán pronto.- Los tres insectos asintieron y se marcharon de la sala dejando solos a Ratata y Ronus.
- Ratata, innegablemente esto ha sido un gran progreso, pero... ¿Cuando estará lista?- Preguntó Ronus clavando su desquiciada mirada en el roedor.
- Paciencia mi señor, aún no es segura...
- Está bien, está bien... Recuerda que cuando la completes te daré tu merecida recompensa.
- Lo tendré en cuenta. Volveré al laboratorio.
- De acuerdo.- Tras eso Ratata dio la espalda a su superior y se retiró elevando su diestra hasta su cocorota para rascar su cresta y dando un leve bostezo. Ronus por su parte crujió sus dedos para posteriormente, cuando ya no quedaba nadie cerca, dar un potente golpe a la pared, clavando en esta las afiladas garras de su mano mutagénica.
- ¿Se... Se cree que puede quedarse conmigo? Lleva ya cinco meses... ¿Cómo que aún no es segura? ¡MALDITA RATA! - Sacó sus garras de la pared y comenzó a respirar profundamente para relajar aquel repentino ataque de ansiedad sin éxito. Comenzó a tener sudores y le dieron fuertes arcádas.
- Necesito... - Se movió lentamente apoyándose en la pared hacia una mesa cercana para proceder a abrir todos sus cajones de forma nerviosa.
- ¿Donde... está? - Preguntaba mientras rebuscaba con su mano toquiteando los diversos objetos que se hallaban a su paso hasta dar con el que buscaba.
- Aquí estás pequeña... - Sacó del cajón una jeringa con un extraño líquido negro que no dudo en inyectarse directamente en la vena de su brazo izquierdo. Rápidamente sus ojos se inyectaron en sangre y los sudores no desaparecieron. Vómito reiteradas veces, expulsando sangre en alguna ocasión hacia el suelo hasta que cayó desplomado sobre sus propios líquidos. Despertó horas después, siendo atendido por los doctores del ejército X. Enormes mechones de su pelo se habían caído en ese transcurso de horas y toda su piel estaba pálida.
- Le recomendamos que no vuelva a tomar esa sustancia hasta que no este completa señor, su salud corre un grave riesgo...- Ronus profirió una risa nasal, sin dignarse a responder ante las palabras de los doctores. Simplemente necesitaba esa sustancia.

Dos semanas después, 9:37 de la mañana, afueras de Skardia.
- Buenos días, Zombu.-

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 19, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Akikanju Donde viven las historias. Descúbrelo ahora