Cuento Nostálgico (Rayema)

Especial 400

Y entonces se dió cuenta de que aquello era una mentira y se enojó aún más con él, no podía evitar estar cada vez más molesta, sumisa ante su corrociba angustia y furia quería jalarle del cuello de la camisa y desquitar su estrés e irá con él.

Él no podía evitar ver su reflejo en los ojos esmeraldas de su pareja quien parecía estar muy molesta con él, aquella tersa piel distorsionada por las marcas de la ira, sus cejas rectas hacia abajo y sus palabras que llamaban atención que él no podía darle aunque lo deseara. Mas parecía un lobo desvalido que no podía ni mantenerse sobre sus dos pies el hombre.

Otra vez estaba ebrio hasta los huesos, no importaba que día fuera, San Valentín, acción de gracias o cualquier fecha sin importar pero esta vez era el colmo... La cena con sus padres quedó echa añicos y pasó a segundo plano en la mente de ella cuando lo visualizo muy preocupada en medía calle saliendo de su auto a las 3 am.

-¡Estas loca! - le gritó Ray con furia, ni siquiera podía recordar lo que había echo el día anterior.

-¡Eres un estúpido!. ¡No quiero volver a verte! -Emma tomó el pomo de la puerta con brusquedad apunto de dar el primer paso fuera del lugar.

Ray la toma por la cintura y la voltea hacia sí luego la beso con pasión, era exigente y sumamente habilidoso cuando de sexo, o de convencerla se trataba. Y de manera casi inexplicable ella terminó bajo él con sus mejillas rojas y sus labios entre abiertos gimiendo su nombre y clamando por más, por su parte él no se lo negaba y le daba incluso más de lo que ella le exigía. Estaban demasiado atraídos físicamente; ellos estaban locos.

Usualmente ellos peleaban casi todos los días y se reconciliación casi todos los días palabras como "estas loca", "bruto", "me largo" ya eran recurrentes así como despertar en la misma cama y lavar las sábanas diariamente.

Ocasionalmente las personas denominaban su relación como "tóxica", es decir, sus personalidades no concordaban en lo absoluto, si uno decía noche el otro decía día y si uno era muy cariñoso el otro no lo era.

-¿Sigues con él? -Preguntó Gilda por lo que su amiga le dijo anteriormente, no esperaba que Emma siguiera con alguien con quien peleaba por las mañanas tan frecuente como tomar café.

-¿Por qué no lo estaría? - Saboreó un poco el chocolate de la taza que tenía en sus manos.

El chocolate estaba muy bueno claro que ella ya sabía que lo estaría, pues, Ray en persona visitaba junto a ella esa cafetería en esa estación del año. Cuando quería podía ser cariñoso.

-¿Cambió al menos un poco desde su última pelea? - preguntó Gilliam un poco harta de siempre lo mismo.

Emma no supo que responder, todo lo que sabía es que era un perfecto mal agradecido pero que aún así ella lo amaba, no sabía cómo pero lo amaba y mucho.

Ray por su parte carecía del "cariño" que debía mostrarle a su pareja, el sexo no era lo único y él lo sabía, sin embargo no le gustaba lo muy empalagosa que podía llegar a ser ella, eso lo asfixiaba y desesperaba a más no poder. Para él ella podía ser muy insoportable cuando lo quería y una verdadera loca, mira que hacer un berrinche por un maldito chocolate.

A ojos de ella el tampoco era perfecto ¿Por que demonios siempre tenía que mentirle?, Ella siempre quería que le dijera la verdad, sentía que algo fallaba en su relación pero ella no decía nada, se lo fallaba para sí.

Entonces llegaron al punto en que ya no se soportaban y tenían que darse "un tiempo". Emma no supo cuando le apuñalaron el pecho, sintió un dolor muy agudo.

-Escucha Emma, creo que es hora de darnos un tiempo, sé que no hemos estado muy bien los últimos días, lo sé y por ello quiero que reflexionemos sobre esto - dijo Ray de espaldas a ella, tenía en su rostro una mueca de seriedad ¿Le importaba realmente su relación con ella?.