2030
Iriel
—¿Por qué se lo decimos y ya?
—No es así de sencillo, no es solo ella, son los niños y es todo Haley ¿Cómo llegas y le dices a un niño que no soy su papa y que no estaba enamorado de su mama?
—Justo como lo acabas de hacer
—No Haley, lo voy a hacer ya te dije que no voy a renunciar a ti, solo necesito pensarlo bien.
Haley
Ambos estábamos en el supermercado, ninguno decía nada, pero sé que ambos pensábamos lo mismo ¿Fue una buena idea? Jamás he creído en el destino, ni en las cosas que suceden porque tienen que ser de una manera, pero esta vez, es tan distinto.
—¿Vamos a ir a la casa ahora?
—No, vamos a algún lugar.
—No conozco nada aquí.
—Cierto.
Iriel
Lleve a Haley al lago que ahora mismo estaba congelado, lo lleve ahí porque fue el primer lugar que visite cuando me mude aquí, siempre me ha dado paz porque jamás hay tanta gente, ni siquiera en diciembre que es el mes en el que más niños salen a jugar, este lugar era especial por eso y ahora también podía serlo para Haley. Ambos nos sentamos en una banca que está libre, el traía un café en la mano y yo traía te. Miré a Haley mover la nieve de la banca antes de sentarse y volví a mirar al Haley que tanto extrañaba, al chico que no le importaba nada con tal de mantener su ropa impecable.
—¿Cómo sigues desde la muerte de tu madre?
—Mucho mejor la verdad, ese día cuando me marcaste y que dude mucho en contestarte, eso logro que después de tanto tiempo siguiera en comunicación contigo, a pesar de todo serviste de apoyo.
—No podía dejarte en un momento así, tu jamás lo hiciste conmigo
—Si...
—¿Por qué jamás me alejaste?
—Porque te seguía queriendo, a pesar de todo yo aun sentía algo por ti y sabía que tú por mí, no te rendías cuando era grosero contigo y yo no me rendí cuando lo fuiste conmigo.
—Gracias por todo eso Haley.
Le tome la mano y el recargo su cabeza en mi hombro, frente a los dos caían los copos de nieve y nada más, ese momento era de los dos.
—Adoro el olor de tu perfume
—Gracias.
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Azul
RomantiekSe volvieron a ver y ese sentimiento no había desaparecido, ninguno creyó que llegaría el día en el que se rencontrarían. Haley e Iriel se miraron a los ojos y en el rostro de Iriel se comenzaba a dibujar una sonrisa.