Nieve color rojo

10 2 0
                                    

2030

Iriel

Era el momento en el que todo se decidiría, todo paso tan rápido y tan fugaz que ninguno de los dos sintió el cambio de absolutamente nada y ahora estábamos a minutos de irnos, de comenzar una vida en otro lugar, de estar juntos como tuvimos que haber estado desde el inicio de todo y hasta ahora lo logramos. Haley había salido a comprar algunas cosas que necesitaba para el viaje, mientras yo acomodaba mis cosas, entre ellas encontré una carta que jamás le di a Haley porque nunca me atreví a hacerlo.

Se la tuve que haber dado cuando o pude ver de nuevo, pero no lo hice creía que él estaba mejor sin mí y no quería arruinarle nada a Haley, jamás quise hacerle daño y se que eso no justificaba nada de lo que hice y me he torturado por eso tanto tiempo que ahora solo quería dejar todo de lado, antes de romper la carta me siento en mi cama y comienzo a leerla.

—Querido Haley, se que ese inicio no era algo que esperarías de alguien como yo, pero pensé que quedaba perfecto y por eso lo hice, es tan difícil escribir lo que sientes sigo sin comprender como tú lo logras tan fácil pero es una de las cosas que me encantan de ti, tu facilidad al escribir como te pierdes frente a tu pantalla y estas sumamente metido en todo lo que creas, como a veces ríes sin razón o lloras porque para ti lo que estas escribiendo es sumamente deprimente, siempre me fijo en ti Haley eres tan importante para mí y solo quería decírtelo por aquí, al igual que quería decirte que te amo. Se que es algo que no esperas escuchar y este caso leer pero no puedo ocultarlo, de verdad te amo y me di cuenta en todo este tiempo que no nos pudimos ver, en este tiempo en el cual temía convertirme en un recuerdo pero no ha sido así hasta ahora y eso me bastaba, ni un millón de perdón van a cambiar nada de todo lo que yo hice, pero por favor mínimo no me alejes de ti Haley, no sé qué haría sin ti.

La carta continua, pero prefiero no leerla, ya no quiero saber que puse después solo quiero quedarme hasta ahí, comienzo romper la carta en muchos pedazos y en segundos desaparece de mis manos. Continuo revisando todo lo que es mío y en un cajón encuentro una pelota, es de los niños, se que encontraran al padre que pueda darles lo que quieran y que necesiten me hubiera encantado seguir fingiendo que no me importaba Haley y quedarme por ellos, pero no pude hacerlo y mucho menos cuando se que hay oportunidades que jamás se vuelven a repetir no importa nada, a veces es ahora o nunca y yo decidí elegirlo a él, quemar mis "sueños" que en realidad no me hacían feliz y seguir a la persona que si me hacia feliz, Haley.

Haley.


Comienzo a revisar pasillo por pasillo y tomo lo necesario para el viaje, solo que por alguna razón quiero que el tiempo pase rápido, entonces me distraigo mirando mil versiones distintas de papas para después mirar los ingredientes y por ultimo donde fue hecho, observo los muebles y pruebo algunos fantaseando acerca de cómo se verían si tuviera una casa fija con Iriel, me acuesto en las camas, pido información incluso cuando se que no comprare nada, me voy a los perfumes, a las carnes, a los cubiertos, miro todo y ya solo queda una hora.

Iriel.


Por fin había terminado mi maleta, en la sala estaba mi ex esposa y sus hijos.

—¿Ya es hora?

—Ya casi

—Nunca te había visto tan feliz, no tienes idea de cuanto me alegra eso.

—Gracias.

—Ya hablé con los niños, aun lo están procesando, pero sé que todo terminara bien.

—Yo también lo sé, cuídate mucho por favor.

—Lo haré.

—Te dejo mi teléfono, ya no quiero usarlo.

—Te entiendo, pero ¿Cómo me voy a comunicar contigo?

—Compre otro ayer, solo te tengo a ti registrada y a Haley.

—Todo tu pasado en un teléfono ¿No es un poco irónico, que algo tan grande permanezca en algo tan pequeño?

—Si lo es, pero también facilita dejar todo.

—Aquí estaré para ambos, si necesitan ayuda o lo que sea.

—Yo también estaré para ti.

Ella me abraza y siento caer una lagrima por mi mejilla, esta llorando.

—Fuiste el mejor esposo gay que una mujer pueda pedir.

Yo me reí, tal vez no debí hacerlo, pero sucedió.

—Ya es hora.

Haley.


Subí todo al coche, Iriel me vería en el aeropuerto para irnos juntos en coche de ahí, era todo tan increíble, el semáforo frente a mi se puso en color rojo y me detuve, frente a mi un coche prendió sus direccionales, de un momento a otro vi la nieve cubrirse de rojo ¿Era la luz del semáforo? Y ¿Por qué yo tenia tanto frió?

Iriel.


El taxista me platicaba de su familia y sus dos hijas.

—No logro mucho dinero de trabajar en un taxi, pero mínimo se que mis hijas tienen lo que necesitan, pueden estudiar y eso me hace querer seguir y buscar otras cosas para generar dinero.

—Deben de quererlo mucho.

—Lo hacen, son muy agradecidas y espero nunca les falte nada.

—Estoy seguro que no.

—¿Usted a donde va?

—Voy a ver a mi pareja, nos vamos a ir de la ciudad.

—Espero todo les salga bien.

—Gracias.

Mi teléfono comenzó a sonar, era Kass

—¿Iriel?

—Si

—Iriel... no se

—¿Qué sucedió?

—Necesitas regresar

—Kass, me estas asustando demasiado.

—Haley, lo asaltaron y le dispararon, esta muy grave en el hospital.

Me quede sin habla y el taxista noto mi cambio de color, como si hubiera visto un fantasma, me quito el teléfono de la mano y solo sentí mis ojos nublarse junto a miles de lagrimas calientes caer por mis mejillas.

Fin 

https://www.youtube.com/playlist?list=PL5b8wqP9MKh76AsWUXKHd1XJvPt7LYuCE

AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora