¿ Mi San Valentín? ♡Hangel Dusk♡

¡Sorpresa! 1/2

- . . . . Europeo -dijo tranquilamente.

-¿Qué dijiste? -arquear una ceja.

- Dije que eres dramático -respondió cómo si nada.

Con todo el tiempo en el que estuvieron caminando para llegar a la "cueva", Angel tuvo que elegir justo el momento en el que ya estaban frente a la habitacion para questionar a la más joven. Lo que pasaba era que Angel se empezaba a preguntar si el pequeño momento emotivo que había sucedido antes no se trataba de algún tipo de actuación para hacerlo bajar la guardia y llevarlo directamente a lo que sea que haya dentro de aquella habitación.

-Ja, ¿puedes realmente culparme? -preguntó retoricamente- Ya caí en suficientes bromas y trampas tuyas antes. Asique, no me estés criticando por estar siendo cauteloso -dijo, cerró sus ojos posando una de sus manos inferiores en la cadera y la otra en su afelpado pecho, como si estuviera señalando sus motivos y cruzando sus brazos superiores.

- Cauteloso pfft -su tono sonó ligeiramente burlón- Paranóico querras decir -*Aunque, tiene cierta razón. No puedo realmente culparlo jeje*.

-¡Tengo mis motivos! -exclamó fuertemente, alzando la voz en un tono que demostraba cierta molestia.

Eso hizo la loba gruñir y rechinar los dientes.

- *¡No grites, maldita sea!* -exclamó en sus pensamientos la adolescente. No se había preparado para el repentino grito, si lo hubiera esperado habría bajado sus orejas para proteger, aunque sea mínimamente, su sensible audición. Utilizando una técnica de respiración para el control de la ira que le había enseñando Charlie, se calmó y continuó hablando.

- No estoy diciendo que no tengas tus motivos. Lo que sí te estoy diciendo es que sólo obtendrás tu sorpresa y la respuesta al paradero de mi padr-¡Digo! de Husk, si cruzas la maldita puerta -señaló la chica. Esperando que el otro no se atreviera a burlarse de su pequeño desliz a la hora de intentar referirse a Husk.

Sorprendentemente, Dust no dijo una palabra, siquiera parecía haber escuchando el último comentario de la joven, sólo se le quedó viendo fijamente de manera seria, cosa que extrañó a la loba. La repentina falta de burlas, el silencio y expresión de seriedad del más alto empezó a ponerla nerviosa. Dada la incomodidad, pérdida de tiempo y paciencia decidió ponerle fin a la situación.

-¡Bien! Si hace falta que te pruebe que no te estoy mintiendo entraré primero -levantó la mano para tomar el plomo de la puerta- Tengo un asunto que atender dentro de una hora y a ese paso llegaré tarde, entonces-¡GAAH!-gritó sorprendida al ser repentinamente alzada del suelo.

Miró sobre un hombro para enviarle una mirada de "¡¿QUE CARAJOS?!" hacía el arácnido. Quién le devolvió con una mirada de "Si algo me llega a pasar, a ti también". Podría parecer ligeramente cómico pero, Crymini juraría haber escuchado un acento italiano en las palabras no dichas, y eso casi la hizo reír. He dicho casi.

La fémina al descifrar la amenaza en los ojos del otro soltó un pequeño bufido para luego rodar los ojos y volver a mirar a la puerta que tenía al frente.

– Como sea, reina del drama –dijo, al fin tomando el plomo.

Durante algunos segundos no pasó nada. Crymini siquiera giró el plomo, solamente mantuvo su mano sobre este. El pornstar estaba prestes a cuestionar que esperaba la chica cuando algo le llamó la atención. Bajo la mano de la chica perruna un suave brillo rojizo envolvió el plomo y justo frente a sus ojos notó que su entorno había cambiado en un parpadeo. Ya no se encontraban frente a la puerta, ahora estaban dentro de la habitación.

- ¿Pero qu-? -miró a su alrededor ligeramente desconcertado.

El cuarto en que se encontraban tenía el mismo tamaño que el lobby del hotel, la única diferencia era la paleta de colores. Las paredes tenían un suave color lila con un padrón de puntos en blanco y negro, el suelo era de algún tipo de madera oscura, el techo era de un gris neutro y de este colgaban varios hilos con pequeños cristales que emitían una suave luz celeste, había dos columnas de mármol negro en las paredes a cada lado de habitación. Y por último pero no menos importante, habían unas largas cortinas de color vino que llegaban hasta el suelo y parecían colgar mágicamente del aire.

– A menos que estés cazando moscas será mejor que cierres tu boca y las abras –señalando a las largas cortinas que separaban la habitación a la mitad.

– ¿Por qu-? –no pudo terminar la pregunta.

– Allí está tu regalo, tonto –dijo con simpleza, rodando los ojos.

Angel la miró por un momento con el ceño fruncido en duda antes de dirigirse hacía las dichosas cortinas. Las separó suavemente y casi al instante cerró los ojos, giró la cabeza hacía un lado y metió a Crymini primero por la pequeña brecha que abrió. Esperando que lo que estuviera al otro lado impactara contra la chica. Esperó unos segundos, nada había pasado, sin balones llenados con agua o tinta, sin el sonido de cualquier tipo de mecanismo activándose, sólo había silencio.

Esto fue hasta que-

– . . . . Ejem –