Capítulo 8: La sombra

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De forma inspirada, el grupo, alentado por el furor del sueño, sintió la necesidad de ver a Sartrbup. Como si una catástrofe innatural y malévola se cerniera sobre ellos y el Maestro fuera la salvación. 

Cuando todos trataban de salir por las puertas, se dieron cuenta de que la pesadilla había sido común. Todos, temiendose lo peor, buscaron la habitación del maestro, pero lo encontraron durmiendo sobre un viejo sofá de cuero roído con una manta gris de franela bastante vieja. 

Por un momento, todos se tranquilizaron, pero un escalofrío recorrió sus espaldas. Agudizaron la vista y pudieron apreciar que la sombra se situaba tras el sofá, con la garra ya casi tocando el cuello el Maestro. Ese ser estaba deseoso de sangre.

Los muchachos, en un alarde de valentía, saltaron ferozmente sobre la bestia gritando desesperadamente. La retuvieron un poco bajo ellos, pero se escurrió de entre sus cuerpos.

Suficiente tiempo como para que Sartrbup despertara. De debajo de la manta desenvainó una fina espada, el factor sorpresa se había desvanecido y lo mismo hizo la sombra.

Los jóvenes quedaron desconcertados por la espada, de brillante empuñadura de oro y un filo afilado como nada que hubiera existido. Ellos creían que el Maestro era un hombre de paz, no alguien que dormía con armas; listo para la lucha.

Los muchachos formaron una piña frente a Sartrbup (que quedó con cara de estúpido) y concretaron que la sombra era la del sueño y deseaba matar al Maestro por alguna incomprensible razón.

Si no hubiera sido por el augurio, el Maestro habría muerto a manos de la sombra. Todos agradecían un poco asustados la terrorífica predicción.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2019 ⏰

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