Capítulo 01 "Arpando la victoria"

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Arpando La victoria

—¡Simplemente cambia el maldito cartucho! —gritaba exasperado un hombre castaño vestido con un traje negro que cubría todo su cuerpo dejando al descubierto sus brazos visiblemente fuertes y su cabeza, en su cintura llevaba un cinturón para colocar armamento ligero, este hombre se situaba a un extremo de una extensa cancha de fútbol.

—¡Eso intento pero está trabada! —al otro lado de la gran cancha gritaba otro hombre, rubio de tez blanca y vestido de igual forma que el sujeto anterior, mientras intentaba con todas sus fuerzas cambiar el cartucho de balas vacío por uno nuevo.

—Maldición, eres un completo imbécil —indeciso estaba aquel hombre, no sabía si quedarse donde estaba o ir e ayudar a su amigo lo cual sería bastante arriesgado pues a él sí se le habían acabado todas las balas lo que lo convertía en alguien más inservible que su amigo y justo ahora no se podía permitir vacilar para ir en su rescate, pero no estaba seguro y tal vez lo mejor hubiese sido que se mantuviese indeciso pues la decisión que estaba a punto de tomar sería la peor y la última de su vida.

Desesperado por salir victorioso de ese campo de combate y con ansias de ayudar a su preciado amigo el hombre de cabellos oscuros cuyo nombre era Sterben, Sterben Scheller tomo sus ahora inservibles armas para, por lo menos, protegerse con ellas y se puso en pies para así salir corriendo a toda velocidad hasta el otro extremo de la cancha donde se encontraba su aliado. Aunque iba a toda velocidad, pues esa era su especialidad, pudo tan solo llegar a la mitad de la cancha e inmediatamente aproximadamente 7 balas atravesaron su abdomen y otras 5 sus piernas, todo esto sucedió tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar y así el hombre se derrumbó sobre la sucia grama ahora manchada de su propia sangre.

 Sterben yacía tumbado en el frío césped sintético y en sus últimos alientos lo único que pudo hacer fue maldecir por lo bajo a su apreciado y torpe amigo.

—Más te vale sobrevivir maldito, de lo contrario seré yo mismo quien venga y te mate con mis propias man… —fueron sus últimas palabras sin terminar pues una última bala le había atravesado su cráneo concluyendo de esta manera lo que fue su vida.

—Hey, ¡Sterben! ¡Listo, ya la cargue espérame! —Exclamaba el rubio son ansiedad, desechando el cartucho antiguo y esperando la respuesta de su compañero pero para su desgracia no había contestación alguna lo que naturalmente preocupo al joven hombre—. ¡¿Sterben por qué demonios no contestas?! Oh vamos, no me demore tanto como para que te enfades conmi…

Hubo un silencio absoluto, el rubio había levantado la mirada y se encontraba en un estado de shock al ver el cuerpo de su compañero, aliado, amigo, inerte en el sucio césped falso. El rubio no era de naturaleza calmada, al igual que aquel que fue su amigo claro está, pero en momentos como estos debía mantener la compostura pero sino fuera porque su asombro era demasiado estaría armando un escándalo lo que, naturalmente le llevaría a una muerte más que asegurada.

Y ahí estaba completamente paralizado el hombre de cabellos rubios, sencillamente no podía creerlo y estaba consciente de que en parte había sido su culpa y eso era lo que más le dolía.

—¡Waffe! ¡¿Qué carajo?! ¡No te quedes ahí congelado, mueve el culo que te estamos esperando! ¡Quedándote ahí bien parado Sterben no volverá a la vida!— de un momento a otro se comenzó a escuchar los gritos de una mujer y se podía ver a una joven de cabellos rojos que vestía un vestido blanco el cual le llegaba justo debajo de sus rodillas y cubría su pecho con estilo de v, fácilmente se podría comparar al más famosos vestido de Marilyn Monroe pero naturalmente este era mucho más especial, al igual que Waffe y Sterben la chica usaba un cinturón además de un mochila donde guardaba, no solo armamento ligero, sino también una que otra cosa pesada. Esta mujer iba corriendo en dirección del rubio que respondía al nombre de Waffe, atravesando la cancha de fútbol a una velocidad no tan impresionante como lo había hecho el fallecido castaño pero esta chica al par de su velocidad disparaba a todo lo que se moviera o bien se cruzara en su camino.

La Rebelión Del InvocadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora