CAPITULO 3

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Hace muchos siglos perdí a la única persona que me hacía sentirme vivo, la única persona que me daba las fuerzas de seguir resistiendo y la perdí.

Ella era tan perfecta, solo el hecho de estar alrededor suyo te inyectaba esperanza, ganas de vivir, amor y muchos sentimientos que hace mucho tiempo no sentía, esas cosas hicieron que se metiera de bajo de mi piel.

Les juro que traté una y mil veces de alejarme, pero jamás pude hacerlo, en poco tiempo ella volvió mi todo.

Ella se tenía que casar con un joven Duque para asegurar una buena vida a sus padres, puesto que ella era hija única.

Los padres de ella no aprobaban ni querían que tuviera una relación conmigo, en ese tiempo era un Don nadie, que tuvo la fortuna que una mujer tan bella se fijara en mí.

Nuestro amor fue tan real que a ella no le importo saber lo que era, ella me hizo sentir como si pudiera conquistar el mundo con una mano, siempre y cuando ella sostuviera la otra.

La noche antes de su boda nos escaparíamos nos despedimos con un beso que se sintió raro, ahora entiendo todo, ese fue nuestro último beso.

Esa noche fui a su balcón y estaba con llave, eso me alarmo, ella nunca le ponía llave, debido a que algunas noches la iba a ver.

Escuche sus gritos provenientes de un carruaje, corrí lo más rápido que pude para llegar donde ella, pero al momento que los iba alcanzar el chófer pierde el control de los caballos y veo como el carruaje cae al río.

Al caer escucho un grito desgarrador y luego un silencia mortal, salto del puente y voy en busca de ella, cuando la encuentre estaba en el fondo del río.

Todavía escuchaba su corazón, pero muy débil, al sacarla del agua y la llevarla a la orilla, sus labios estaban azules por el frió y tenía una pequeña herida en la cabeza.

—Mi amor, vas a estar bien—La atraje a mi pecho y la abrace —Te lo prometo.

Abre los ojos me miran y coloca su mano en mis mejillas.

—Te amo—Dice muy débil y después nada.

Su corazón se detuvo, y por segunda vez el mío también.

—Lo siento mi amor, no te cuide, te falle, te prometí que seriamos para siempre y esa promesa seguirá en pie, siempre vas a ser tú — Abrazándola más fuerte—Te amo Nadia.

—Ayuda—Escucho y al darme la vuelta veo a Edward saliendo del río.

Dejo el cuerpo de Nadia acostado y voy donde él.

Mis instintos me controlaron en este momento, lo levante agarrándola de las solapas y lo mire a los ojos.

—Maxwell — Dijo mirándome asustado, yo solo sonreí.

Clave mis colmillos en su grotesco cuello y al tomar su sangre sentía que poco a poco como la vida se iba alejando de su cuerpo y es ahí cuando me detuve y él cayo inconsciente al suelo.

Me aleje de ese lugar siendo lo que soy un muerto en vida.

Camine sin rumbo tratando de no pensar en nada, porque si lo hacía terminaría yendo a matar a McAllen, pero eso sería una bendición a comparación a lo que tengo pensado para él.

En medio trayecto me tope con dos campesinos que al verme sin mucho abrigo se acercaron a mí.

—¿Necesita ayuda, caballero? — Preguntan acercándose más.

Me acerque a ellos lentamente, podía verlos a la perfección, pero ellos a mi no.

Cuando estamos frente a frente salen mis colmillos y ellos me miran horrorizados — Lo siento mucho — Los maté.

Lo siento por ser tan descortés.

Mi nombre es BrunoMaxwell y esta es mi historia.

A thousand yearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora