Siete

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Viernes. Hora de largarse de este sitio. Tengo las maletas preparadas, Adam esta a kilómetros de aquí y Justin debe estar preparado.

Me vestí y cogí mi maleta. Salí al pasillo, no me importaba quién me viera. Esta vez mi ropa era mucho más sencilla, una camisa de botones negra y una falda gris que llegaba hasta las rodillas.

Las doncellas que limpiaban las habitaciones salieron al pasillo para ver como me iba, Maria estaba entre ellas. Conocía el nombre de cada una de ellas, por eso decidí despedirme. Dejé la maleta en suelo antes de empezar a hablar.

-Seguramente muchas os preguntaréis que estoy haciendo o a donde voy - recorrí con la mirada cada una de las caras conocidas - Me voy, para siempre - oí algunos gritos ahogados de sorpresa - Supongo que gracias, a todas.

Cogí la maleta mientras notaba sus miradas.

-Vamos! Seguid a lo vuestro, aquí no se os ha perdido nada - gritó Maria. - Anne - me susurró - te echaré de menos.

Nos dimos un ultimo abrazo. Ella era mi mejor amiga, era la única que conocía mis pocos secretos. 

Fuera me esperaba Justin junto a un sencillo carro de madera con dos caballos blancos.

-¿De donde lo has robado? - sonreí antes de besarlo.

-De un viejo conocido - sonrió antes de subir al carruaje. - Vayámonos ya.

Subí después de cargar mi maleta junto a la suya y, con un suave movimiento a las riendas, los caballos empezaron a andar y a coger velocidad poco a poco.

-¿Te ha visto alguien? - agitó por última vez las riendas.

-Si, el servicio entero se ha despedido de mi. Pero no creo que digan nada, si eso es lo que te preocupa.

-Solo me preocupa ponerte a salvo, y en eso no incluyo un marido psicópata que nos persiga. - Hizo una mueca.

No tenía ganas de hablar y supongo que él tampoco. Ambos teníamos la cabeza llena de pensamientos y preocupaciones. Y, a juzgar por sus muecas y gestos, apuesto a que Justin estaría imaginado lo peor. ¿Que era lo peor que nos podía pasar? ¿Que Adam nos encontrara y nos matara? Ahora mismo moriría feliz si fuese junto a él.

-Estamos muy cerca del puerto - Me sacó de mis pensamientos. - Deja de preocuparte.

-Eso intento - cogí su mano y entrelacé nuestros dedos.

-América te encantara, es la tierra de las oportunidades - me dio un rápido beso y se lo devolví.

El puerto estaba plagado de extranjeros y gente corriendo arriba y abajo. Agarré con más fuerza la mano de Justin y mi maleta.

-No te separes de mi - me advirtió.

-¡El barco que sale en dirección a América está apunto de zarpar! - gritó un hombre junto a nosotros.

-¿En que muelle se encuentra? - Preguntó Justin.

-Muelle 5, daos prisa.

Empezamos a correr hacia el muelle. Pasamos el 1 y luego el 2 cuando lo vi.

-Justin, acabo de ver a Adam.

-No puede ser, será alguien parecido - Seguíamos corriendo y me olvidé de aquel hombre.

Por fin llegamos al numero 5. Subimos la pasarela hasta el oficial de abordo, donde compramos nuestros billetes.

-¿Con esto será suficiente? - Justin le dio gran parte de mis joyas, en realidad las compró Adam, así que supongo que eran suyas.

Empezaron a retirar los amarres y las pasarelas y volví a ver a aquel hombre en el muelle.

-Justin, míralo! Es él! - Lo señale y Adam empezó a gritar mi nombre mientras el barco empezaba a moverse.

-¡Púdrete Adam! - Gritó Justin.

Adam sacó una pistola y empezó a disparar hacia nosotros, pero las balas no nos pudieron alcanzar.

-Vayámonos! - Estiré a Justin de la chaqueta mientras unos policías detenían a Adam. - Tendrá lo que se merece, no te preocupes.

Por fin nos alejamos del puerto y dejé de ver la ciudad. Por fin estaba preparada para ser feliz.

Secret PassionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora