Prologo del alma

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PDV DE UN GRAN GATO

El asfalto se mantenía caliente con los imponentes rayos de sol que quemaban la piel de cada persona. Manteniendo con su calor la sed de los seres humanos que transitaban sin preocupación alguna por aquel local y tomaban asiento en donde más seguros de sí mismos se sentían. Gastaban su dinero inútilmente en frías bebidas, las cuales podrían apaciguar la temperatura de sus cuerpos.

Mi caso en particular no era tan distinto en sí, pues aunque disfrutará en aquel día tan esplendoroso una helada copa de agua escarchada cubierta de saborizante artificial con color, la temperatura en mi organismo no cambiaría en absoluto. Seguiría teniendo mi piel su pálido color y mi sangre móvil, ambas uniéndose en mi cuerpo para mantenerme consiente solo podrían compararse al estado de algo que en muerte aún vivía.

         —¿Podrías imaginar como la humanidad disfruta cada segundo pensando que será el último?—

Cuestioné con algo de ironía a mi compañero, sin remordimiento o vergüenza alguna por la acusadora mirada de los que me rodean al estar hablando sola. Físicamente sin tener respuesta, solté una pequeña risa divertida por las palabras escuchadas en mi interior por mi contrario.

Tal como si estuvieran siendo acompañados por una desequilibrada, la gente murmuraba juicios dirigidos a mi ser con descaro total, por un segundo sentí aquel pequeño retazo de enojo. Los observé ocultando mi mirada verde por los cristales opacos de los lentes de sol que en ese momento exacto usaba.

Una pareja ingresó al pequeño local donde me encontraba tranquilamente bebiendo el barato y refrescante hielo. Sentaron sus trabajados traseros en la mesa a un lado de la mía. Una mesa perfecta para ese tipo de parejas, una mesa donde la luz artificial era más tenue que en todo el resto de aquel local, ubicada en un rincón; <<Si era perfecta para ese tipo de parejas que fingían lo que no conocían en absoluto. >> Observando sus manos por un momento volví a sonreír esta vez con más discreción y cargada por satisfacción, puesto que ahora era muy claro que la cuota de personas de ese día estaba llena solo en ese local rustico.

Terminé por un par de sorbos aquella dulce bebida color naranja llena de dulzor <<justo lo que me gusta>> y colgándome el bolso de hombro me levanté de mi asiento. A mi derecha estaban charlando con demasiada amigabilidad un grupo de amigas conformadas por 3 estudiantes, dos de ellas eran una totales perras y la tercera era la típica amiga sombra que casi no opinaba en las conversaciones; en la mesa de atrás, estaba sentado un chico adornado con pircings en varias zonas del rostro, y sus dedos estaban forrados de anillos con brillo parecido al platino. Usaba una laptop económica y, de muy vez en cuando apartaba la vista de la pantalla para ver quien entraba y salía del local; a mi izquierda estaban 'los melosos' que mencioné primero, en frente de mí una madre con su hijo emberrinchado que lloraba y lanzaba pequeños golpes cada tanto a su madre tan cansada, la cual por más que intentaba contentarlo con su muñeco el mocoso solo quería aquel juguete carísimo que su madre no podía costear. En la barra otro grupo de personas sentadas con diferente etnia. Algunos, compañeros de trabajo parece y otros simplemente conocidos en ese momento.

<<En esos en específico no me tomé la molestia de detallar su situación o mirarlos mucho. No sentía esa pequeña necesidad como suelo tener de querer asegurarme si eran o no "humanos sin castigo">>

Todos candidatos perfectos. Allí parada sin moverme de ese lugar comencé a llamar un poco la atención de los que con simpleza me veían. Aquel muchacho perforado elevó su vista con curiosidad justo cuando por mi parte lo miré sonriendo enervante de malicia, ojos verdes conectaron con los cafés claros que él poseía y su confusión con notable miedo por la razón en que yo lo mirase de esa forma era palpable. Saqué una daga de 12 centímetros de largo con pintura color café en el mango y el filo de plata elevándola a la altura de mi rostro asusté un poco más a la gente que me observaba, el humo pesado de tono oscuro cubrió todas las paredes, ventanas pequeñas además de la única puerta con eso logrando sacar el interés de todos los presentes que miraban aquel manto de humo cubriendo solo las paredes como una capa corpórea.

Lanzando con precisión la daga a un lado del rostro de aquel pobre chico que tragó grueso sin apartar mi vista más que unos segundos para observar el peligroso metal a centímetros de lo que hubiera sido su ojo si mi tiro erraba. Claramente temblaba. Todos me observaban algunos 'valientes' quisieron acercarse a mí con la intención de persuadirme de hacer alguna 'locura'. << ¡Como si yo hiciera algo así! Ja, ja, ja >>

         ―Veo sangre manchada con los "humanos sin castigo" de aquí que no ha sido derramada...―Comencé hablar con templado tono capaz de ser escuchada en aquel pequeño recinto con claridad. Y así deteniendo cualquiera de las acciones que planeaban tomar esos 'valientes', proseguí sin esperar alguna respuesta: ―Pero no se preocupen, yo me encargaré de hacer el trabajo que otros no quisieron o pudieron. Y el primero que debe ser erradicado...―
Caminaba acercándome a la mesa de aquel joven aterrado que al igual que todos era incapaz de apartar su mirada de mí mientras sacaba otra daga más larga de mi bolso, y en un rápido movimiento alzando mi brazo lancé aquella daga de color rojo a mi izquierda la cual atravesó el ojo derecho de la mujer que conformaba aquella pareja la cual comenzó a gritar del dolor y a la vez que su amante de la sorpresa, y a la que segundos después fue seguida por varios gritos de todos los demás menos de aquel chico de ojos cafés. Una mancha amplia de sangre salpicó en una de las ventanas cuando los últimos gritos fueron escuchados y el oscuro humo desapareció de las paredes.

º~º~º

PDV NORMAL

         ―Según han contado pocos de los testigos que lograron salir ilesos de la llamada "masacre fría", en una de las heladerías situadas en el courtpark, afirman que pudieron observar parte del rostro del perpetrador de tan horrible acto pero en un giro extraño de los actos un joven, también sobreviviente de este hecho, afirma que no fue un perpetrador quien acabó con la vida de 7 adultos, 2 estudiantes de secundaria y un infante; si no que el acto fue creado por una joven de apariencia sobrenatural que solo buscaba, limpiar la impureza que esas personas representaban para el mundo... En otras noticias...―

Eran las palabras escuchadas desde la tv de 12 pulgadas que estaba situada en la sala de su hogar, en el sonido de fondo una suave y relajante entonación femenina en un tarareo alegre se podía distinguir.

         ― ¡Ya apaguen eso! harán que olvide la canción―

Ordenó desde la cocina una joven de dulce apariencia, ojos verdes como las hojas de una flor y pelo lacio, tan negro y largo como una cascada de oscuridad total, su tez extremadamente blanca hacía resaltar sus ojos de color tan vivo. Parecía estar preparando agua hirviendo en tres tazas de café individuales con sobres de té por dentro, mientras que en la sala un par de gemelas aceptando la orden apagaron el aparato electrónico puesto en aquella cabaña nada modesta.

        ―Pero no entendemos por qué dejó a esas personas con vida...― expresó con notable desanimo una voz femenina dueña de una de las gemelas que traía en su pelo enganchado un lazo de color morado en forma de mariposa a la derecha, ―Ya les dije que no tenían mancha y no los iba a matar porque si, además uno de los sobrevivientes eran lindo― respondió con simpleza al principio entregando la taza de té a la gemela correspondiente de la primera oración, mientras que al entregar a la segunda gemela escuchó decir: ―Si terminan descubriendo de usted la van a regañar― en un claro reproche, la joven de pelo oscuro rodó los ojos con cansancio, se preocupaban mucho sin razón.

        ―Ya~ No me van a descubrir, saben que me voy a encargar de todos los vivos a mi modo y ellos solos desearán que los hubiera matado en ese momento― Aseguró por ultimo esbozando una maliciosa sonrisa llena de retorcida diversión antes de tomar un trago suave a su té verde.

Almas en Tormento - Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora