Capítulo 3.
De nuevo su sueño se había visto afectado por culpa de Levi y por consiguiente, su desempeño en el trabajo reflejaba su estado de ánimo . Estuvo a punto de caerse en las escaleras dos veces, calificó mal algunos ejercicios de sus alumnos y olvidaba algunas cosas, estaba siendo un día muy malo pero aún así Hanji seguía repasando una y otra vez la conversación con su amigo (o ahora ex-amigo, no lo tenía claro). Realmente lamentaba sus palabras pero no había una manera de suavizarlas, era lo que pensaba y la conclusión más realista que podía sacar del asunto.
Claro que no pensaba que Levi fuera de esos pero antes de proponerle dar clases juntos hace ya casi año y medio, ellos no tenían una relación como la actual, sus trabajos eran totalmente opuestos, él trabajaba en una editorial asesor mientras que ella estuvo trabajando enseñando en otro lugar por lo que solamente se veían de vez en cuando, y antes de eso, habían ido a diferentes universidades lejos de casa, si acaso solamente se saludaban a lo lejos pero regresaron a hablarse regularmente en el momento en el que los padres de Hanji murieron y todavía antes de eso, allí fue donde eran más unidos en la preparatoria. Sus mejores tres años, la época donde Levi regresó a a escuela pues cuando su tío vino a "cuidarlo", también estuvo alejado pues Kenny Ackerman le enseñó cosas que un niño de diez años no debería saber, como usar una navaja y asaltar gente o aprender a pelear, saber de drogas, fumar, etcétera; al verse libre de su tío, ella decidió ayudarlo y sacarlo de esa vida. Levi siempre fue correcto pero Kenny pudo sacar lo peor de él a tan corta edad pues su familia tenía una muy mala fama en el bajo mundo y tenían la tendencia a la vida criminal. Logró que Levi viera que tenía habilidades, que aspirara a hacer algo con su vida y lo logró, logró que quisiera estudiar una carrera, entonces ya casi al final de esa etapa, se dio cuenta de cuánto amor le tenía, de lo mucho que le gustaba pero se lo calló pues sus vidas parecían ir en distintas direcciones y al empezar su carrera, se dio cuenta de que habría sido imposible una relación con él, al terminarla pensó que ya lo tenía superado pues hablaba con él y todo le parecía normal, creía que su amor ya no estaba allí. Pasaron los años y cuando Erwin la invitó a dar clases en la escuela que él trabajaba y mencionó que buscaban a alguien del área de Levi, no dudó en decirle, entonces fue cuando se dio cuenta de que la posibilidad de pasar momentos juntos fue lo que desenterró esos sentimientos que creía muertos. Pensaba en contarle un día de esos, invitarlo a salir y decirle que lo quería, iniciar una relación, sin funcionaba eventualmente se casarían, vivirían en alguna de las dos casas y tendrían hijos, envejecerían juntos y esperarían la muerte como quien espera a un viejo amigo. Se planteó la vida perfecta pero nunca pensó en las contingencias, nadie las piensa realmente cuando uno siente que de esa es la persona correcta.
Ahora tenía que pensar en cómo disculparse con él aunque con ello tenía que decirle el motivo por el cual pensó de esa manera, tenía que ser completamente honesta y confesar lo que sentía, decirle que todas sus palabras fueron originadas por el miedo a perderlo, por el miedo a que él de verdad fuera así. ¿Levi la escucharía? se veía bastante lastimado la noche anterior y dudaba que siquiera dejara decirle una palabra. Tal vez debería esperar un poco aunque en esos casos lo mejor era hacer todo al momento sin embargo, comprendía si él no quería saber de ella.
Algo en su vientre la molestó y antes de poder alcanzar su bolso, un doloroso cólico le llego como para coronar ese día.
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Estaba lista para irse a casa y de nuevo encontró el auto de Erwin al lado del de ella pero ahora él estaba dentro, admirando la pantalla de su teléfono casi con nostalgia, Hanji no dudó en acercársele para ofrecerle apoyo.
- ¿Ya a casa?- preguntó ella para iniciar una conversación casual.
- Sí, es hora, sé que debería irme más tarde por ser el subdirector pero...
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Close to me. (LeviHan)
FanfictionLa vida de docencia parecía aburrida pero mientras estuvieran juntos, la pasarían bien... o eso creían. A veces un malentendido pequeño desencadena grandes cambios en la vida, tantos que parece no haber punto de retorno. LeviHan, AU.