Kora Davis. 12 años.
Normalmente, Kevin suele estar refugiado en su habitación hasta altas horas de la noche. Es un niño que está muy delgado para sus doce años, bueno, y para cualquier edad. Tiene un aspecto enfermizo, se duerme a cada momento y su frase estrella es "a ver si me muero".
Hace ya 3 años que conoció el mundo de internet y todo lo que este le proporcionaba. Podía ser quien quisiera, podría hacer cualquier cosa si tenía la habilidad, así que Kevin aprovechaba cada momento que tenía para utilizar su ordenador, escribir y programar cualquier cosa que se le viniera a la mente... Siempre y cuando sus obligaciones diarias y sus padres no interrumpieran.
Son las 5 de la mañana, y Kevin está tecleando de forma silenciosa para que sus padres no se den cuenta de que está despierto. Tiene unas ojeras muy remarcadas, las muñecas y el cuello son alarmantemente delgados, al igual que las mejillas del chico. Mira el reloj en la pantalla de su ordenador y suspira. Tendría que dejarlo por hoy.
Con mucho pesar, deja en suspensión la maquinaria que tantas alegrías le traía y se mete en la cama sin siquiera ponerse el pijama. Se queda en silencio mirando el techo, y el estómago empieza a dolerle.
Es capaz de escuchar a su padre roncar, y a uno de sus hermanos balbucear en sueños sin siquiera moverse de la cama. Desde luego, Kevin no goza de ningún tipo de intimidad, salvo la que posee cuando utiliza su preciado ordenador.
Si pudiera ser él mismo en aquella casa... Las cosas serían muy diferentes.
Eso es lo último que piensa antes de quedarse dormido.
Cuando despierta por el sonido de la alarma, está tan cansado que le cuesta abrir los ojos, pero su madre se encarga de abrir las cortinas de un golpe y cegar al pobre chico.
-¡Llegarás tarde a clase, como siempre! Kevin, haz el favor de vestirte, y acuérdate de meterte en la mochila la equipacion, que hoy tienes entrenamiento.
El niño baja las cejas al escuchar aquella palabra. Fútbol. Qué asco de deporte. No le había traído más que desgracias y aun así estaba obligado a jugarlo.
-Ya voy, mamá...
Su madre le mira, como si estuviera viendo a un desconocido, e intenta acariciarle la cara, sin embargo, Kevin le aparta de un manotazo.
-Voy a desayunar -le dice el chico, y lleva el paso a la cocina, como si le estuviera costando la vida siquiera poner un pie delante de otro. Su padre ya está ahi, al igual que sus dos hermanos pequeños-. Buenos días.
-Buenos días, hijo. He hablado con tu entrenador, dice que has bajado el rendimiento y que te pondrá en el banquillo -Kevin parece respirar aliviado por un segundo-, pero ya le he dicho que como haga eso le reventaré las ruedas del coche.
Acto seguido su padre suelta una fuerte risotada, a la que Kevin responde con una mueca.
-Pero papá, odio el fútbol... ¿No podríais ahorrar ese dinero en la universidad tecnológ-
Su padre le corta en mitad de la frase con un golpe seco en la mesa. Kevin se encoge como acto reflejo y levanta la mirada.
-Claro, y dejaré que te pongas vestidos y hagas ballet. Si no te gusta el fútbol, harás cualquier otro deporte, como hombre que eres -le espeta, recalca aquella palabra y Kevin baja la cabeza con pesar.
-Pero... Es que no lo soy.
-¡Tonterías! -Kevin se atreve a mirar a su padre de reojo, con los hombros bajados y la mirada perdida entre lágrimas. A aquel hombre le estaban temblando las aletas de la nariz y miraba al niño con asco e ira- Naciste hombre y eres hombre, eso de que te sientes una niña es totalmente absurdo. No dejaré que estudies más informática, ese cacharro te está atrofiando el cerebro.
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Crónicas en la Oscuridad
RandomAquí podréis ver pequeñas historias que suceden en la vida de mis personajes originales. En cada capítulo, se podrá leer al principio quién lo narra y cuantos años tiene en ese momento. Espero que os gusten los personajes que he creado y que os metá...