III. Elecciones

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Kaori Hayashi. 15 años

Aburrimiento.

Con esa palabra se podría describir la vida de Kaori. La típica genio empollona que nunca soltaba sus libros de ciencia o alquimia, la que siempre se sentaba sola durante el recreo y la única que levantaba la mano hasta para las preguntas retóricas del profesor.

Su única amiga se llamaba Nik. Tenían la misma edad y de habían criado juntas durante su niñez, aunque los últimos años los pasaron separadas, no perdieron ni un ápice de esa amistad.

Aun así, ambas eran personas distintas cuando se reencontraron. Kaori ya era seria cuando era niña, pero cinco años trabajando en los laboratorios militares únicamente por ser una niña prodigio en ciencias, la hizo vivir experiencias que cambian el caracter para toda una vida, y para Nik tampoco fue fácil pasar parte de su infancia y adolescencia sin su mejor amiga.

Nik estaba intentando sacarle conversación a Kaori durante el almuerzo, pero la pelirroja no parecia estar prestándole atención. Tenía el ceño fruncido y farfullaba alguna que otra fórmula matemática en voz baja mientras miraba a la nada.

—Kai, ¿todo bien? -le dijo la morena, moviendo la mano delante de sus ojos para llamar su atención.

—¿Hm? Ah, sí, perdona... Estaba pensando en un nuevo invento -se metió una fresa en la boca y la masticó con ganas- ¿Qué me decías?

Nik se río y rodó los ojos al ver que su amiga no tenía remedio.

—Te estaba diciendo que van a hacer elecciones para elegir delegado. ¿No vas a apuntarte?

Kaori miró a ambos lados como si buscara a alguien más.

—Espero que estés delirando y viendo fantasmas y no hayas pensado por un segundo que yo voy a presentarme a esa estupidez sin sentido - refunfuñó y masticó otra fresa.

—¿Por qué no? Eres la más inteligente de todo el instituto. No hay nadie mejor que tú para el puesto -Nik estaba poniendo pucheritos para convencer a Kaori, pero la pelirroja no parecía verse afectada.

—¿Y competir con don "yo soy el mejor en todo", "mírame, sé escalar árboles en un segundo" mimimimi? -la voz de Kaori pasó de ser normal a ser únicamente una burla-. Ni de broma. Ni en un millón de años voy a presentarme a algo en lo que vaya a estar ese tío.

—¿Hablas de Takeshi? -Nik formó una sonrisa traviesa- ¿Qué tienes contra él?

—Que le odio. Bueno. Odio a todo el mundo, pero ese se lleva la palma. Siempre correteando por ahí lleno de energía, siendo amigo de todo el mundo. JA. Asqueroso. Simplemente repulsivo -se comió una última fresa y guardó su botecito de la comida en la mochila. Nik estaba riéndose a carcajadas.

—¿De quién habláis?

Kaori sintió como el mundo se le venía encima al escuchar la voz profunda de un chico sobre su cabeza. Toda su cara y sus orejas se pusieron completamente rojas hasta el punto de arder. Se puso a temblar de la vergüenza y levantó poco a poco la cabeza, con miedo a ver colgando de una rama a la persona de la que estaba hablando.

En efecto, Takeshi las estaba mirando con una sonrisa de pura inocencia infantil, colgando boca abajo de una rama. Llevaba el largo pelo negro recogido en una coleta de la que se soltaba un mechón del flequillo y un kimono rojo.

A Kaori le faltaba echarse las manos a la cabeza y salir huyendo. Sin embargo, se aclaró la garganta.

—De nadie que te importe, Kimura. Es una conversación privada -dijo con toda la elegancia del mundo, aunque sus mejillas rojas la estuvieran delatando.

Crónicas en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora