I. Hermanos

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Kylie Kimura. 7 años.

Es un día como otro cualquiera. Salvo porque es el séptimo cumpleaños de Kylie. No parece acordarse de qué día es, porque cualquier otro niño estaría saltando de alegría en su cama, esperando por las felicitaciones, la fiesta y el abrazo de sus hermanos... Pero ella... Ella sigue durmiendo como si no pasara nada.

Se escucha la alarma que indica que tienen que despertarse, y entonces Rei se echa sobre su cama y empieza a agitarla con fuerza.

—¡Kylie, despierta!¡Despierta, despierta, despierta!

La niña abre los ojos y ve a su hermana. No sabe muy bien cómo ha conseguido subirse a su litera, pero allí esta, una niña que rondará los 6 años, con el pelo completamente negro y dos pequeñas coletas. A Kylie le gusta que de vez en cuando Rei la peine y le haga esas coletas porque le resultan graciosas.

—¿Qué pasa? ¿Has tenido una pesadilla? -a pesar de que la niña estaba completamente dormida, ver a su hermana tan alterada hace que se ponga en posición defensiva, y todo rastro de sueño desaparece.

Sin embargo, Rei solo se lanza a abrazarla el cuello con una enorme sonrisa en los labios.

—¡Feliz cumpleaños!

—¿Huh? -la mayor de las hermanas parece muy confundida- Si mi cumpleaños es en septiembre, Rei.

—Estamos en septiembre, idiota -dice otra voz desde la puerta de su cuarto. Un niño, que rondará casi los ocho años, con el pelo largo y completamente negro, le sonríe-. Feliz cumpleaños.

Kylie parpadea un par de veces, bastante sorprendida, mientras Rei sigue frotándose contra su cuello como si fuera un gato.

—¿Pero qué día es hoy? Me he perdido -espeta la cumpleañera y sus dos hermanos la miran sin poder creerse lo que acaba de preguntar.

—Es 10 de septiembre, Ky -dice el niño, mirando extrañado a Kylie.

—¡Anda si hoy es mi cumpleaños, qué tonta! -Se echa a reír y luego abraza de vuelta a Rei, antes de bajar de un salto de la cama y ayudar a la pequeña- Será mejor que nos vayamos antes de que nos regañen por llegar tarde.

Sus dos hermanos asienten y van caminando hacia el comedor, donde les esperaban sus otros trescientos hermanos. El camino hasta su mesa se hace extremadamente largo, ya que todos y cada uno de ellos se lanza a abrazar a Kylie para felicitarla y la niña no puede ocultar su alegría. Cuando finalmente se sienta para desayunar, se da cuenta de que es la única con una comida diferente. Mirando a su alrededor, todos sus hermanos tienen algo parecido a unas gachas con leche que forman una mezcla pastosa, sin embargo, ella tiene un trozo de pastel que parece ser de fresa o de alguna fruta.

Entre ellos, acordaron que estaba prohibido compartir el "Desayuno Especial" ya que no sería justo que el cumpleañero se quedara sin comer por tener que compartir su desayuno con los demás. Aun así, Kylie nunca fue de seguir las normas, así que parte dos trocitos del pastel y los pone sobre el plato de Rei y Takeshi.

—Es tu desayuno, Kylie, no lo puedes-

—Te confundes, hermanito -la niña le pone un dedo en la boca para callarle-. No debo hacerlo. Pero sí que puedo, porque lo he hecho -ella le sonríe y sus dos hermanos aceptan a regañadientes el trocito de pastel. Rei parece emocionada cuando lo prueba.

—¡Oh, lleva frambuesas!

—¿Qué es eso? ¿Lo hemos comido alguna vez? -Kylie mira a Takeshi como pidiéndole ayuda, y Takeshi niega lentamente.

—Ah, es que las utilizan en mi Desayuno Especial. Son mis favoritas.

La mediana mira a su hermana con cariño y le revuelve el pelo con una sonrisita.

Crónicas en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora