Día 01: Revisando el celular del otro

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Akutagawa no se consideraba una persona entrometida en ningún sentido

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Akutagawa no se consideraba una persona entrometida en ningún sentido. Es más, lo que el resto hiciera o dejará de hacer no le importaba en lo más mínimo.

Sin embargo, siempre habría una excepción a la regla. Y para Akutagawa, Dazai-san era aquella excepción. Claro que, si su ex mentor era esa persona ¿por qué tenía el celular de Jinko en su poder entonces? Y además ¿qué hacía él intentando adivinar la palabra de desbloqueo de dicho aparato perteneciente a su enemigo y rival?

Oh, pues la respuesta era bastante simple, cabe decir.

Resultaba que minutos antes, en una de sus típicas caminatas nocturnas por la ciudad de Yokohama, el perro asesino de la Port Mafia había tenido la desgracia de doblar en una esquina y encontrarse frente a frente con el molesto e inútil tigre blanco de la Agencia Armada de Detectives.

—Jinko —tigre al que había llamado en ese momento, pero al que no había dado tiempo suficiente de reaccionar cuando él mismo activó a Rashōmon y de un sólo movimiento brusco jaló al contrario hacia un callejón cercano para luego azotar rudamente su espalda contra la pared de concreto, generando que el agente soltará un quejido lastimero al mismo tiempo en que Akutagawa se postraba frente a él para verlo de manera curiosa, despectiva e iracunda— ¿Qué haces aquí?

—Y-Yo también te extrañé, Akutagawa —comentó Atsushi de forma sarcástica en compañía de una sonrisa nerviosa, provocando que la mirada gris del pelinegro con puntas blancas se afilará, y que la fuerza ejercida en el aprisionamiento del otro aumentará, sacándole un grito de dolor al chico de cabellos platinados— ¡Duele!

—No lo volveré a preguntar, Jinko ¿qué haces aquí? Y si vuelves a contestar otra estupidez como esa me olvidaré de nuestra promesa y te mataré aquí mismo ¿entendiste?

Aseguró el poseedor de Rashōmon mirando detenidamente hacia los heterocromáticos y brillantes ojos de su rival bajo la luna llena, quién de igual manera, le devolvió la mirada en silencio en cuanto el resto de su rostro pasaba de ser uno nervioso a otro contrariado y pensativo. Como si estuviese cavilando muy bien lo que diría a continuación.

—No te lo diré, es una tarea que me confirió personalmente Dazai-san —fue la concisa respuesta de Atsushi entonces, esperando que ante la mención del ex mentor del contrario, éste simplemente aceptará lo dicho y lo dejará ir. Pero, opuesto a lo esperado, Akutagawa chasqueó la lengua y afianzó aún más el agarre de su habilidad a los brazos del agente, provocando que éste nuevamente emitiera un gritito de dolor al mismo tiempo que Rashōmon rasgaba partes de su camisa y piel blanquecina. Obteniendo así que unos finos hilos de sangre rápidamente comenzarán a descender por su cuerpo— ¡E-Espera, sólo estoy diciendo lo que tengo permitido decir!

—¿Y piensas que voy a creerte? La noche le pertenece a la mafia. Y eso Dazai-san lo sabe mejor que nadie.

—¡¿Y eso qué tiene que ver?!

50 días de la OTP [AkuAtsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora