Pov Juliana
Estuve mirando impaciente por un hueco de la puerta de la cocina hacia la entrada. No va a venir, no lo hará.
Aunque es muy temprano, tal vez aún está dormida y lo sé, porque cuando me levanté miré a su departamento desde mi balcón y no es que estuviera espiando. Nada de eso, el caso es que todo estaba a oscuras y había dejado el cristal rodado. Aún ni me puedo creer que sea mi vecina, cuando la vi sentada en ese sillón; con las piernas elevadas, el ceño fruncido y peleando sola, juro que casi me muero de la risa. Además de que estaba vestida con una pijama muy mona, no voy a negar que es una mujer muy adorable, pero con carácter.
_ ¿Qué tanto miras por ahí?_ me preguntó Lucho, rápidamente seré la puerta por completo. No entiendo porque tiene que ser tan chismoso_ te conozco, me estás escondiendo algo_
_ Dedícate a hacer tú trabajo_ murmuré pasando por su lado para verificar que todo esté en orden en mi cocina. Sabe que no me gusta que se metan en mis cosas y menos que me esté haciendo preguntas personales en el trabajo, en verdad me choca_ ¿Cómo va el risotto de calabaza?_ le pregunté a Valeria, acercándome a ella con cuidado. Digo con cuidado, porque la última vez que lo hice. Terminó exaltada y casi me pega con el cucharon, es muy fácil de asustar y cuando está cocinando se concentra demasiado.
Ella me miró de reojo, terminado de picar las calabazas. Es una chica genial e increíble, tiene un sentido del humor que me fascina. Además de que es siempre la que mantiene la cocina activa, relaciona todo el tiempo la comida con el sexo. No voy a negar que es hermosa, sus ojos azules; su pelo rubio hasta los hombros y su sentido del humor hacen que sea una persona muy interesante, pero hasta ahí nada más.
Aunque besa muy bien, si. La besé, no acostumbro a mezclar el trabajo con el placer. Pero estaba en un bar, había terminado con Sofía; lo primero que hice fue ir a un bar, encontrándome con Valeria, se veía demasiado hermosa esa noche sin el traje de cocina, y más con esa chaqueta negra que le queda tan bien. Aunque no pasamos de unos cuantos besos, yo no estaba lista para algo más y ella tiene novia. Tratamos de no tocar ese tema, para que no sea incómodo en el trabajo y vamos. Es lo mejor...
_ Voy muy bien, mira esto. ¿No te parece un conejo?_ me preguntó enseñándome un dibujó que había hecho en la calabaza con el cuchillo, negué divertida con sus ocurrencias. A eso me refiero, siempre sale con algo nuevo.
_ No tienes arreglo_ murmuré aún riendo, mirando hacia la puerta esperanzada cuando vi entrar al camarero. Espero que me diga que ella ha llegado, mierda...
_ Valdés_ no esperé a que me dijera algo más, ya lo sé. Está aquí, así que pasé por su lado casi en bola de humo. Quitando el gorro de mi cabeza y tratando de arreglar un poco mi pelo, me lleva. La voy a espantar, huelo a comida, a grasa. Ay Dios...
Sentí ese hormiguero en todo el cuerpo, al verla sentada en una mesa del fondo. No tengo idea de como supe que estaba ahí, es como si sólo la viera a ella entre todas las personas. Es hermosa, quita el aire de cualquiera y sobre todo, es inteligente. Anoche me pude dar cuenta, son de las chicas con las cuales puedes hablar de cualquier tema y no te aburres.
_ Señorita Juliana_ me dijo con una sonrisa en cuanto estuve cerca, esta vez no me ofreció su mano. Sólo se levantó, dejando un beso en mi mejilla. No me voy a lavar ese lado en un buen tiempo, no quiero olvidarme del contado de sus labios.
_ Creí que no vendría_ murmuré sentándome frente a ella, no sé porque estoy tan nerviosa. Parezco una niña pequeña, o una adolescente que está a punto de tener su primera cita_ ¿Pudiste consultar con la almohada?_ ella rió echándose el pelo hacia un lado, hasta eso le sale bien. Si la perfección existe, ella es la clara prueba de que si lo es.