Capítulo 2: Lo vamos haciendo en el camino.

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Los días pasaron y no una pista de Castiel. Dean estaba a punto de perder la razón. Y Sam que lo miraba como si estuviera enfermo, o algo.

Ese beso. Ese endemoniado, jodido, maldito beso... No podía sacárselo de la cabeza. Aún podía sentir la suavidad, la tibia y exquisita sensación en sus labios. Y deseaba saborear la boca de ese ángel otra vez. Nunca se había sentido así, por ninguna mujer... Realmente estaba loco. Su día entero era pensar en Castiel. Estaba como obsesionado.

-¡Dean!- lo llamó Sammy.


Dean dejó de soñar despierto. Estaban en el Impala, camino a ver un caso.

-¿Qué?-respondió al fin, y Sam tenía esa cara otra vez.

-¿Es en serio?- el más joven preguntó, algo enojado:-Te estuve llamando como cien veces, ¿Por qué estás cómo zombie estos días? ¿Qué sucede? Estás así desde que Uriel y Castiel te llevaron.-

Era suficiente para Dean oír el nombre de Castiel, para que todo su cuerpo se electrificara.

-No sucede nada- le dijo.

-No te creo.- Sam frunció el cejo.

-No sucede nada, y eso es todo.- se hastió Dean, encendiendo la radio para evadir las preguntas de su hermano.

Llegaron al motel, y Sam se durmió de inmediato.

Dean estaba tomando una ducha, tratando de pensar en cualquier otra cosa, pero no pudo.

Una vez vestido, se sentó en la cama, bebiendo una cerveza, cuando sintió aquella sensación otra vez. Su corazón se aceleró por instinto, se puso de pie y fue a abrir la puerta, salió en medio de la noche para encontrar a Castiel frente al Impala estacionado.

Un suspiro... Luego otro... y otro más... trataría de respirar más suave, porque el ángel podría darse cuenta del escándalo que era su alma por verlo...

-Hola Dean.- dijo Castiel, con su rasposa y profunda voz.

Rayos, lo había extrañado tanto...

-¿Dónde estuviste?- Dean preguntó, y sonó enojado, quiso patearse su propio trasero por dejar que sus emociones se mostrarán así. Diablos, estaba hecho un verdadero lío.

Y ahora Castiel estaba sonriendo, mirándolo como si disfrutará de su frustración, rayos... Quizás pensaba que Dean era un tonto. Por supuesto que un ángel no debería darle explicaciones a un simple mortal.

Castiel comenzó a caminar en su dirección. El cuerpo de Dean comenzó a temblar, estaba hambriento por sentir al ángel cerca.

Mierda... ¿Por qué estaba actuando como una chica de secundaria? Era muy molesto... Y muy excitante al mismo tiempo.

Castiel se paró justo a unos milímetros del rostro de Dean.

El cazador podía sentir como sus piernas comenzaban a temblar otra vez, sus ojos verdes viajando desde aquella hermosa mirada azul, a sus rosados y suaves labios, una y otra vez.

Castiel estaba viéndolo tan intensamente que Dean no podía respirar.

El ángel entreabrió su boca solo un poco, contemplando ahora los labios de Dean. Luego sonrió, y se alejó de él dando unos pasos.

El cazador se sintió tan abrumado y frustrado, ¿A caso este ser celestial estaba jugando con él?

-He estado investigando... sé quién ha estado matando ángeles.-dijo Castiel, volteando para ver a Dean:-Fue Uriel- terminó por decir.

Dean frunció el cejo:

-Deberías matar a ese hijo de perra.-dijo.

Castiel puso ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón:

-Ya lo hice.-sentenció el ángel, y se oyó tan cool y masculino, que Dean tuvo que tragar despacio.

-Bien.-solo alcanzó a decir el cazador.

-Sé avecinan tiempos difíciles, Dean.- dijo Castiel, caminando hasta pasar a su lado:-Manten tus ojos bien abiertos.- susurró luego a sus espaldas.

Dean giró para solo ver un lugar vacío. El serafín ya se había ido, y ese dolor en su pecho regresó al comprobarlo.

¿Qué estaba esperando? ¿Un beso? Ni siquiera quería pensar en ese deseo que ardía dentro de su alma.

-Debo estar loco.- murmuró, enojado consigo mismo, y entró nuevamente al cuarto del motel.

Dean estaba tan enfadado, allí estaba , en ese brillante y hermoso cuarto, con ese idiota de Zacarías, y Castiel, él estaba también allí, pero se lo veía como a cualquier otro subordinado. Dean no entendía por qué el él estaba actuando así.

Discutieron, con todo lo que Dean tenía, pero aún así, Castiel estaba demasiado asido a la decisión del Cielo.

Dean sabía que iba a ser un gran paso para este ángel, le estaba pidiendo que cayera, por él, por Sam, pero más que nada, que cayera por él. El corazón del cazador se sentía roto en mil pedazos, porque no estaba consiguiendo ninguna reacción de Castiel.

Hasta que sucedió.

Castiel apareció, y lo acorraló contra la pared, cubriéndole la boca con su mano, mirándolo a los ojos con una intensidad tan dominante que Dean se sintió vencido, y solo atinó a asentir con su cabeza, no sin antes mirar aquellos labios tan apetecibles. Se odió a sí mismo por estar pensando en esas cosas en el medio de esa situación.

Dean se mantuvo en silencio, mientras Castiel dibujaba un símbolo en la pared con su sangre. Hablaba y planeaba, todo estaba sucediendo tan rápido.

Zachariah apareció y Castiel activó el símbolo, luego lo llevó a casa de Chuck.

El profeta estaba asombrado, porque el no había escrito nada de aquello. Y entonces Castiel pronunció esas palabras que hicieron que el corazón de Dean diera un vuelco.

-Bien... lo vamos haciendo en el camino...-

Y otra vez el peligro. Un Arcángel estaba a punto de arribar.

Castiel estaba hablándole a Dean, dándole instrucciones, y el cazador no quería dejarlo allí, pero necesitaba encontrar a su hermano antes de que Lucifer surgiera.

Y entonces... En el medio de aquella guerra luz, de todo el ruido y el peligro, Castiel lo tomó por la nuca abruptamente y lo besó. Fue algo rápido, agitado. El cazador no siquiera tuvo tiempo de reaccionar, entonces el ángel lo liberó, y mirándolo a los ojos, le dijo: -Debes vivir, Dean. Y ganar.-

Y Dean vió cómo Castiel puso dos dedos sobre su frente, y después de eso él estaba en el Templo.

Bueno amigos espero les haya gustado este capítulo! Pobre Dean, lo besan y no puede responder como quiere.... Pero eso va a cambiar en el próximo capítulo.

Un beso grandeeeee! Nos estamos leyendo gente! Ja neeeeeee

ADDICTED (Completa!)3/3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora