• Dιѕтrαcтιoɴ • [ChanIn]

Único

Una noche lluviosa y relajante, ese era mi panorama, luego de un día bastante normal en casa de SeungMin y WooJin hyung; mi mejor amigo y su hermano mayor.

Ese estúpido no quiso salir y acompañarme, incluso su hermano se preocupo más y me pasó un paraguas, que era rosa; mi color favorito. Hasta creo que es mío, sino mal recuerdo un fin de semana lo deje en su casa, olvidé que estaba allí y claro, Kim SeungMin no iba a andar por toda la escuela con un paraguas rosado...

En poco tiempo había llegado a la parada y a mi suerte no se encontraba nadie en el lugar. Sentía que el ambiente se ponía muy incómodo con dos personas en un mismo sitio, sin hablar y probablemente con un raro encuentro de miradas. Una vez iba llegando tarde al colegio, por lo que corría para alcanzar el bus, pero lamentablemente no fue así y una chica vio como corrí y ah... tuve que quedarme ahí, cuando me di cuenta de su presencia ella estaba mirándome y riendo. Fue tan incómodo y extraño.

Mientras pensada en ese día vi como se acercaba el bus que me llevaría a casa, entonces dejé de lado esa memorable situación. Subí y tan sólo había un asiento vacío, me senté y suspire en grande, realmente no me agradaba volver a casa. Mamá iba a regañarme por aparecer tan tarde y sin avisar, papá quizás no estaría y no había hermanos con los cuales pasar el rato.

Volví mi mirada a la ventana y el chico a mi lado miraba silenciosamente de reojo, me altere y saqué rápido el celular en busca de distracción, aunque era inútil porque no tenía Internet como para hablar con alguien y tampoco traía mis audífonos porque se los presté al amado Felix. En ese instante maldecí la cara tierna de mi amigo australiano y a su gran poder sobre mi corazón de abuelita.

Cuando ya no había nada que hacer y encontraba estúpido revisar la galería de nuevo, volví a levantar un poco la mirada, logrando así ver correctamente lo que hacía aquel lindo chico de pelo rubio y piel extrañamente muy clara. Estaba dibujando, y la verdad no se le daba nada mal, podía distinguir con claridad a las personas a mi lado, los asientos y ventanas que se encontraban a nuestro alrededor, en especial me fijé en sus manos, con algunos anillos, largas y varoniles que sostenían con delicadeza un lápiz con el que trazaba las líneas en un papel blanco.

Hermoso. Eso pensé en cuanto vi su talento, tal vez escondía muchos más y yo no lo sabía, pero me encontraba fascinado por su manera de dibujar. Quizás eso pasó muy rápido en mi cabeza, pero en la vida real parecía un tonto mirando detalladamente y sin ninguna pizca de disimulo como hacía cada movimiento, por eso supongo que se dio cuenta y detuvo su mano para mirarme fijamente con una pequeña sonrisa. ¿En realidad alguien desconocido podía parecerme tan familiar y precioso?

Ahora es cuando imaginaba a mi subconsciente representado en un mini yo en forma de diablillo regañandome por pensar así, ¡pero yo solo decía la verdad!

Y quizás debía hacerle caso a mi conciencia, pero algo no me dejaba apartar la mirada... hasta que al final sentí un calor subiendo a mis mejillas y por fin reaccione bajando por completo la cabeza, avergonzado. Pero el chico no dejaba de mirarme, y sorprendentemente eso no me incomodaba, sólo provocaba un gran sonrojo que se volvía confortable gracias al frío causado por la lluvia.

En el resto del viaje tan solo miré mis manos hasta que algo más captó mi atención, el chico me habló en algún minuto y yo no me había dado cuenta.

Hey, niño lindo, me bajo en la próxima parada.— Levanté la cabeza y pude verlo de pie a mi lado, otro sonrojo se instaló en mi rostro. ¿Hace cuánto intentaba llamar mi atención? ¿Me llamó "niño lindo"? Algo dentro de mi realmente no estaba bien en estos momentos, su voz era tan hermosa como sus dibujos, seguro otra obra de arte.

Oh, si claro, lo siento... — Me hice a un lado y pasó en frente de mi con una sonrisa en forma de agradecimiento. Linda sonrisa.

Estando solo miré otra vez por la ventana y maldecí todo nuevamente. Esa también era mi parada pero de lo distraído que estaba no me di cuenta, perfecto.

Al menos tendría una buena historia que contarle mañana al chismoso de Minnie.