Hora 03.00am
Era un jueves en un vecindario, un deje de rosa marcaba la oscuridad de la noche.
-¡Whoaaaa! -gritó la desesperada voz de una extrovertida joven.
Pero no necesariamente el rosa de su prenda presumía una barata novela en su vida. De hecho, ella buscaba más que la soledad que destruía el propio significado de su persona, buscaba las llaves para entrar a su casa.
En su caminar las paredes se volvían más pequeñas. Ambas bien puestos en sus lados, rídiculo, pero aún así sentía la presión de ser invadida por ellas. Una especie de claustrofobia inocente a la verdad, pero con todo lo que bebió aún creía sentirse lo suficientemente confiada como para reventar todo lo que pensaba a una simple conclusión; alguien la estaba siguiendo. Ahora se daba cuenta de su ansiedad, de su instinto llamando a tierra.
Sonaban sus pasos en la vereda de un pequeño parque urbano. Sus gritos se oían por el camino que dividían las porciones de pasto, incluyendo los bancos. Allí, cinco borrachos que discutían con tres individuos sentados en la banca notaron su presencia. Uno de ellos sin previo aviso fue corriendo donde la tipa. Desesperado, con la botella de un vodka en la mano, el rostro enrojecido, un severo problema de equilibrio y un hilo de vómito resbalando de su labio inferior gritaba "Aquí estamos pequeña".
Su voz, un repugnante puerco con una mente tan aplastada entre sus ideologías. Ni siquiera tiene lógica como ella pudo entender sus palabras entre tanto balbuceo. Podría apostar que su aliento no se compara con su horrible persona. Experto en mentiras, amigo de muchas, abusador de la mitad y ni ellas lo sabían. Un pederasta con una mente tan cerrada invadida en prejuicios, estereotipos, placer, racismo y la envidia de no aportar al clasismo... Mientras más se acercaba puede que su aliento esté equilibrado.
A ella le daba exactamente igual. Era una joven de 19 años y no sentía que tuviera que obedecer a nadie, le encantaba esa sensación. Entonces, fue así como se liberó una fácil maniobra. El borracho fue directo hacia ella, pisando el pasto que interrumpía el camino, miró hacia atrás con una asquerosa sonrisa relatando perfectamente un vicio detestable de un cuerpo destruido "Ahora si me toca". Solo dos borrachos, y uno de los tipos de la banca notaron su recorrido, evitando el contacto hasta que él dijera algo. Se acercó a la chica, ésta se liberó de la cartera que colgaba de su brazo en un gesto placentero, como si por un segundo, aquella cartera de una calidad superada por sus miedos diera al clavo para dar vuelta la situación. El miedo supera la cartera, y ahora la cartera es miedo. Al momento que cayó al suelo sus brazos iban aventureros hacia el cuello del borracho. Él abría la boca lentamente y terminó por sepultar la porquería en ella.
Es una chica de doble moral. De hablar mucho pero no concretar la acción, ¿cómo construyó en su mente algo tan hermoso para aguantar tanto fluido? Fascinante.
Fue en ese momento en que sus amigos giraron la cabeza, observando como la tipa era dominada bajo las manos del sujeto. Éste la agarró de la cintura y volvió la mira al resto. Levantó la botella "¡La fiesta sigue mierda!". Una expresión tan vaga que llenó el alma de los otros siete borrachos. Finalmente complementaron la armonía con gritos subnormales. Los tres de la banca miraban desconcertados.
-¡Hey! ¡Preciosa! -balbuceó uno de los cinco-, ¿cómo te llamas?
-Me llamo... -pronunciaba a medida que se acercaba por la obligación del que la tomaba por la cintura. Sentía cada paso más difícil, pero finalmente volvió el alivio al estar lo suficientemente cerca como para acostar su cráneo en su pecho y susurrar-. Elisa.
-Lindo nombre -cortejó el borracho mientras acariciaba su pelo.
El tipo que la besó se dio cuenta que estaba somnolienta y le dio unas palmadas en la mejilla.
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Seres Críticos
Misterio / SuspensoElisabeth es una joven de 19 años, quien en medio de una noche de fiesta se fuga con un sujeto mayor, sin darse cuenta que dos amigos le seguían el rastro. Aquellos serán los primeros testigos, por lo cual sospechosos, de un sobrenatural caso nacion...