𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑; noche

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Los días pasaban y a Robin cada vez le gustaba más ir a trabajar. Eva iba cada dos o tres días al arcade, por lo que esos días se encontraba notablemente de mejor humor y más ansiosa de lo normal. A Steve también le gustaban estos días, pues Robin casi ni se burlaba de él.

Un sábado por la noche, luego de tres semanas desde el primer encuentro, la de pelo corto se encontraba en el arcade como solía hacer todos los días excepto los domingos y lunes.

Estaba cansada, su último día de trabajo en la semana acababa de terminar así que, luego de bostezar, se dispuso a cerrar el lugar.
Caminó hacia la puerta y dió vuelta un cartel colgante que decía de un lado "abierto" y del otro "cerrado".
Estaba sacando las llaves de su bolsillo cuando en una de las ventanas vio reflejada una luz que provenía de algunas de las muchas máquinas del lugar.

La expresión de su cara cambió de asombro a felicidad al ver de dónde provenía la luz. Era la máquina de Space Invaders, y quién se encontraba jugando era nada más y nada menos que Eva. Su oportunidad para hablarle había llegado.

—¿hola, todo en orden?. ya es tarde...— dijo haciéndose la desinteresada.
Eva pegó un muy pequeño salto del susto y se volteó a ver quién era. Al ver a Robin, volvió a mirar a la pantalla para ponerle pausa y después girarse nuevamente.
—mierda, mierda— se susurró a ella misma luego de ver el reloj que llevaba en su muñeca —lo siento Robin, perdí la noción del tiempo— dirigió su mano a su cuello algo avergonzada —Estaba tan concentrada intentando romper el record de ese tal "coolkid"— dijo el nombre de forma burlona —Que no me di cuenta que todos se fueron...— bufó.

Robin abrió los ojos más de lo normal, en serio parecía importarle aquella apuesta. Pensó que si la ayudaba ganar tal vez se volverían más cercanas y tal vez... podría invitarla a un cita.

—De todos modos esa era la última fichas así que... ya me voy— Eva interrumpió sus pensamientos.
—¡No no!— gritó Robin sin darse cuenta —Digo, podemos quedarnos si quieres... Puedo ayudarte a ganar la apuesta— sonrió nerviosa. Eva la miró con cara rara, no había entendido.
—Si, yo puedo... darte más fichas... gratis. Y te espero aquí, puedo quedarme unas dos horas—.

Eva sonrió tiernamente y le agradeció a Robin. Esta última fue a buscar fichas y después de un rato volvió con unas cuantas. Luego, se sentó en un pequeño banco cercano y se quedó observando detenidamente como la de cabellos más largos jugaba.

space invaders ;; robin buckleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora