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NamJoon corría desesperadamente por los pasillos de las instalaciones donde sería el más reciente resultado que había logrado él en toda su carrera... el campeonato nacional de gimnasia. Tanto esfuerzo, tantas lágrimas, cada torcedura, las caídas, el dolor  y querer renunciar a esa vida, habían valido la pena al fin. Tenía una oportunidad de pasar al mundial y al fin tener todo lo que siempre deseó.

Darle una mejor vida a su familia.

Era como un sueño, sin embargo, no despertaba y agradecía a la luna por aquel premio que le otorgaba y no desaprovecharía por nada en el mundo. Pero, ahora estaba corriendo como un carrocho perdido por el lugar, observando el papel que le había dado su manager, manchado por café y migajas de rosquillas.

NamJoon se maldijo por ser tan torpe y haber tirado su mocca en el importante escrito, ahora ya no podía leer bien el número de su camerino por la tinta corrida.

Rápidamente tomó su celular y en la marcación rápida apareció el número del manager, le llamó y al segundo tono respondió con voz iracunda y llena de enojo.

—¡¿NamJoon?! ¿Dónde diablos estás, omega?—El aludido tembló, podía su manager ser un beta, pero la voz que tenía era tan intimidante como la de un alfa.—¡Sales en 20 minutos y ni siquiera estás listo!

—Lo lamento, estaré ahí rápido, sólo... ¿Cuál es el número de mi camerino, hyung?

—16B, joder NamJoon, rápido, no puedes perder esta oportunidad.—El omega asiente al aire, como sí su manager pudiera observarle. Cuelga el teléfono y se va guiando por los números de las placas arriba de las puertas.

Estaba en el 2B, tomando el ascensor al segundo piso y corriendo lo más fuerte que sus piernas le dejaran, calculaba que llegaría. Así que empezó a actuar, se metió en el elevador y cuando salió de este corrió hasta llegar a la puerta que en grandes letras le indicaban que ya había llegado.

El beta lo recibió con un grito apurándolo para darse prisa, sólo quedaban 12 minutos y necesitaba estar presentable para ejecutar su rutina ante centenares de ojos que verían sus fallas en las gradas y además... en cadena nacional.

Oh luna, iba a desfallecer de tanta presión.

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El alfa Kim TaeHyung vagaba por las calles mirando anuncios y demás cosas, fotografiando a el cielo y los exuberantes edificios que se erguían imponentes en vertical, además de algunas mascotas que muy contentas se meneaban junto a sus dueños. Suspiró, eran fotos buenas, pero no únicas.

Sus temas se habían vuelto repetitivos y prescindibles, cosas que cualquier otro fotógrafo podría hacer con los ojos cerrados; así describió el CEO de la revista donde trabajaba, el alfa tuvo que coincidir en todo con su jefe, pues, de cierto modo era verdad, reconocía que no estaba rindiendo al cien por ciento y lamentablemente, sí no tenía un nuevo proyecto listo para dentro de tres días, iba a ser despedido y él no podía perder su trabajo así sin más.

Prosiguió a seguir buscando, sin rendirse aún, hasta que dio con el gran letrero y la multitud que había para poder entrar a un estadio/edificio, "Las nacionales de Gimnasia" leyó mentalmente Tae. Cruzó la calle, sentía que ahí iba a encontrar lo tanto que buscaba para darle ese toque único a las fotografías que tomaba. Se mezcló entre la gente y pudo llegar a la entrada y comprar un boleto, estaba de suerte pues ya casi se acababan.

Entró observando al rededor, unos fuertes gritos escuchó los cuales prosiguieron a muchos aplausos y silbidos, fue hasta las gradas sentándose en ésta, sonrió y fotografió a un chico que hacía piruetas en el aire y estaba vestido con un traje verde brillante, sin duda era fantástico, más no perfecto y eso era lo que le decepcionaba.

Aquel chico terminó su acto al cabo de unos minutos y él miró las fotos tomadas unos segundos, sumido en sus pensamientos, en lo que haría a partir de ahora para no perder su empleo y seguir siendo el alfa de buena posición que era.

Más gritos aturdieron sus oídos y levantó la vista, abrió los ojos gratamente sorprendido, se hizo paso entre las personas hasta el frente y mientras aquel morocho de hermoso aspecto y pecas en las mejillas daba inicio a su coreografía, él fotografiaba maravillado de lo preciosamente perfecto de cada movimiento, salto y acrobacia.

Era lo que buscaba.

Necesitaba a ese hermoso espécimen, sentía la necesidad de fotografiarlo por siempre, inmortalizarlo y preservar su belleza hasta el final de los días. Suspiró.

Fresas y bayas azules.

Hizo un nuevo flash y se permitió oler aquella esencia. Un omega. Olía tan bien como se veía, inhaló de nueva cuenta, definitivamente, ese omega de pecas bellamente esparcidas por sus pómulos y nariz era lo que necesitaba.

Él, lo necesitaba.

Pecas [Vmon] ✧🌸Omegaverse🌸✧Where stories live. Discover now