Prólogo- Mi mejor amigo.

23 6 4
                                    

Estaba solo, el piano y yo, un gran momento para transformarnos en uno.

Me senté en la banqueta y comencé a tocar una melodía que ya rato inundaba mi cabeza.

Con el piano me sentía tan bien, olvidaba los problemas que tenía, todas las preocupaciones las dejaba atrás al comenzar a tocar una melodía.

El piano ha sido mi gran mejor amigo desde niño, cada que venía de clases, saludaba a mi mamá y le daba un beso en la frente a mi hermana menor e iba directo hacia el piano. Recuerdo la primera vez que lo toqué, era más alto que yo, de un color marrón intenso, era el piano más hermoso que había visto, es un piano de pared, era de mi abuelo.

Cuando acaricié sus teclas le dije a mi mamá que me transmitía paz, una paz que jamás había experimentado. Tocaba las tecas del piano de cualquier manera con mis manos, claro que no sabía el significado que era el tocar un gran instrumento, pero, estaba tan feliz de tocarlo.

Ahora que tengo 17 años soy más alto que el, sé lo que significa tocar con delicadeza y pasión un instrumento, pero a veces me dejo llevar y me sumerjo completamente en la melodía que transmito con el piano.

No sé porque cada vez que comienzo a tocar recuerdo mi infancia y todo lo que pasé con él, lo único que sé es que me hace feliz.

Si no fuera por el probablemente no estaría aquí, el me tendió su mano y permaneció conmigo, cada vez que me quería dar por vencido o estaba en un pozo de desesperación, se quedaba a mi lado y me decía que yo podía hacerlo. Siempre ha estado ahí para mí.

-Louis, veo que de nuevo estás sumergido en tus pensamientos- dijo mi maestro de música Alberto, con un tono de voz alto y rasposo, mientras caminaba hacia mí. Él era alto como de 1.80, con un bigote negro (ya se le veían un poco de canas), su piel era blanca, un poco arrugada, su cabello negro liso, creo que tiene como unos 60 años.

-solo practicaba un poco para el concurso nacional de música que habrá en 1 mes- le dije con indiferencia.

-Ya veo- se apoyó sobre el piano- solo no quiero que te sobre esfuerces y colapses como la última vez- me miró con semblante serio. –Recuerda que estarás representando a esta academia- dijo sin mas.

-No volverá a suceder- me levanté de la banqueta y me dirigí hacia la puerta- me di la vuelta para verlo- te lo prometo- y salí de mi sala de música.

Mientras caminaba para mi casa me puse a pensar en cuánto he crecido, cuánto he mejorado con el piano, yo soy un chico de 1.75 cm de estatura, mi cabello es negro, un poco largo, como 1 dedo debajo de la oreja, soy pálido, mis ojos son café claro. Un chico promedio como los demás. Ya había terminado secundaria y estaba estudiando música en la Academia "Bonne musique". Era uno de los mejores pianistas de la academia e iba a competir junto 3 personas más de la academia representándola en las competencias locales de música. Consideraba que todo estaba bien conmigo, hasta que un día me desmayé.

Estaba en la escuela como 4to de primaria, me sentía muy débil y con mucho mareo, lo único que recuerdo es que desperté en una cama de hospital y el doctor diciéndole a mis padres que padecía de insuficiencia cardíaca, tenía que estar bebiendo unas pastillas diariamente para que no me sucediera nada grave. Ahora las bebo regularmente.

Tener esa enfermedad no me impide seguir con mi sueño, quiero ser un gran músico como Beethoven o Chopin, solo que a veces me dan ataques tan dolorosos que me hacen colapsar en medio de una práctica.

Pero no dejaré que eso me detenga. Vivo en una pequeña ciudad de Francia, con mi padre, madre y mi pequeña hermana que ahora tiene 14 años. Ellos me apoyan mucho y eso hace que los amo mucho más.

-Hola, familia- dije cuando entré a casa, cerré la puerta y puse mi bufanda en el perchero.

-Hola, mi niño- me recibió mamá, ella llevaba un lindo vestido amarillo, corto que le llegaba hasta las rodillas, ella es una mujer muy hermosa, pálida igual que yo, su largo cabello castaño, sus hermosos ojos cafés, su sonrisa radiante que me relaja cuando estoy estresado. Ella no era tan alta, me llegaba al hombro.

- ¿A dónde vas? Estás muy hermosa- Le dije con una sonrisa en el rostro.

- ¡Ay, mi niño! - dijo riéndose- Hoy es mi 20vo aniversario con tu padre, e iremos a cenar. Te quedarás con Elisabeth, cuida de ella, ya sabes como es tu hermana- me dijo con seriedad.

-Claro, lo haré. ¿y mi papá? - Me di la vuelta para ver si estaba en la sala.

-Ya baja- dirigió su mirada hacia las escaleras- siempre dicen que las mujeres tardamos mucho, pero en este caso tu padre quiere cambiar de roll- dijo enojada.

-Ya, ya. Ya estoy aquí-dijo mi padre mientras bajaba las escaleras. Él era 5 cm más alto que yo, un poco moreno, su corte de pelo común como el de muchos padres, su cabello negro, ojos cafés. Decían que me parecía más a mamá que a él.

-Bueno, Louis. Nos vamos. Vendremos un poco lejos- se despidió de mi con un beso y salió de la casa con papá.

Yo me dirigí hacia mi habitación. Mi habitación estaba ordenada, tenía un fetiche con el orden. Las paredes de color azul y con algunos posters de mis bandas favoritas y mi música favorita.

Me puse mi pijama azul con rayas. Estaba muy cansado, últimamente he estado muy fatigado y estresado, supongo que por la competencia. Solo debo practicar más porque quiero ser el ganador y demostrarme a mi mismo cuanto he crecido como músico y como persona, pero... presentía que me faltaba algo y no sabía lo que era. Me acosté en mi cama y quería olvidarme de esos pensamientos que no me dejan dormir, solo quería dormir... y cerré mis ojos.

My butterflyWhere stories live. Discover now