Prólogo. "El después"

2.4K 64 2
                                    

Me iban a matar de eso estoy segura.

-¿Podemos ir más rápido?- le pregunté al conductor mientras ansiosa jugaba con el anillo en mi dedo.

-El tráfico de New York no lo permite- respondió paciente.

Nunca me iba a acostumbrar a vivir en una ciudad grande, odiaba el tráfico, el ruido, la gente y cualquier cosa que viera en mi camino. No es que odie a todo el mundo pero si este lugar, solo he vivido aquí durante cinco años por mi mejor amiga, Amber, que por cierto se supondría que ella tendría que estar aquí, ella estresándose mientras yo estuviese en mi casa en Staten Island relajada, pero en cambio después de nuestra pelea de ayer decidió no salir de su cuarto así que la responsabilidad de ir al centro de Manhattan caía sobre mis hombros.

Les explicare ella, y yo en conjunto somos asistentes de la editora de la sede de la Revista Vogue aquí en New York, y ella tenía que hacer un encargo pero como no le dio la regalada gana de hacerlo, para conservar mi trabajo, ni siquiera el de ella, tuve que hacerlo yo. Así es, entramos a Vogue en conjunto y nos van a despedir en conjunto, que suerte para ella, como siempre yo hago todo el trabajo mientras ella disfruta de los placeres de la vida, siempre se quedaba con lo bueno, con mis cosas y yo como estúpida la perdonaba, pero anoche no me había aguantado más...

-Se ve preocupada, señorita- comentó el taxista e hice un esfuerzo para sonreír.

-Un poco, si no llego a tiempo me van a despedir- casi logro no hacer una mueca pero fallé.

El conductor respiró profundo.

-Entonces haremos lo que podamos para llegar lo antes posible- dijo y aceleró como nunca.

Me tomó por sorpresa pero luego me fui acostumbrando a la velocidad.

-Gracias- dije  al conductor que apenas lo reparaba, era un hombre viejo pero se podría decir que guapo, reparé su anillo de bodas y las arrugas que rodeaban sus ojos claros.

-Por nada- dijo mientras esquivaba el tráfico –Una joven como usted debe tener un futuro asegurado-

De verdad era muy amable.

Pasaron los minutos y el conductor al cual le había mirado la escarapela colgada en el espejo retrovisor averiguando que se llamaba George, seguía pasándose los semáforos en amarillo a punto de estar rojo, por poco nos chocamos con otro carro.

-Señor…- dije un poco nerviosa –No necesito llegar ni tan rápido- seguí jugando con mi anillo, recordando que hace mucho tiempo lo debí haber botado.

Mi celular sonó, tenía dos mensajes de Amber y un correo de voz de Jake.

Sonreí como tonta y me regañe mentalmente, no podía volver a caer eso.

Miré los mensajes de mi supuesta mejor amiga.

AMBER: He estado llorando toda la noche, me tienes que perdonar, por favor, Lori.

 AMBER: Nunca fue mi intención, estaba borracha y ya sabes cómo me coloco así.

Apreté mis manos en forma de puños tratando de no estallar, en serio la odiaba, con toda mi alma. Habíamos sido amigas desde que tengo memoria, nos graduamos y por una decisión de ella nos vinimos a New York y aunque con el tiempo nos había ido bien y teníamos nuestra propia casa, al año de haber llegado yo ya estaba comprometida, pero eso no lo era todo, ella siempre me había ocultado la verdad y quería matarla

Respiré profundo calmándome y llamé a buzón de voz.

-No se preocupe, señorita, yo conozco esta ciudad como la palma de mi mano- ya estábamos a punto de llegar, faltaba solo una cuadra.

Marqué uno para escuchar los mensajes, la voz de Jake siempre me calmaba, y yo me prohibía recordarlo.

-Lori…- Jake hizo una pausa durante un segundo como si tomase aire para seguir hablando –Te conozco muy bien y sé que lo más posible es que digas que no, pero en serio necesito tenerte…-

No terminé de escuchar el mensaje, de repente todo cambio. Mi celular salió volando de mis manos atravesando el parabrisas que el conductor ya había roto con su cuerpo, yo salí como un látigo hacía delante pegándome con el asiento provocando un severo dolor de cabeza.

Me moví un poco tratando de salir del taxi deformado, otra embestida por un lado y salí disparada del carro por una de las puerta que estaban sueltas, pude sentir mis huesos quebrarse, juro que los oí crujir.

Y en otro segundo estaba inerte en el asfalto en medio de la calle viendo el cielo nublado que siempre había en la ciudad a causa de la contaminación. Intenté respirar pero me dolía, es como si algo se me clavara en el pecho, podía sentir como me ahogaba con mi propia sangre y ni siquiera podía toser.

Vi a la gente acercarse corriendo y escuche sirenas de ambulancias o tal vez de policía.

Quedaba un segundo de mi vida, sentía como la esperanza se me escapada y la luz se acercaba, lo único que pude pensar en ese momento fue en una foto que tengo al lado de mi cama, en ella estamos, Amber, Jake y yo, en el patio trasero de nuestra casa, él me tomaba de la cintura abrazándome y atrayéndome lo más posible hacía él, y Amber me daba un pico en la mejilla, siempre fue mi foto preferida.

La luz inundo mis párpados y un sentimiento de paz recorrió mi cuerpo herido.

Y eso fue todo, había entrado al cielo muriendo en la tierra.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora