Âмє ѕσєυя ⁝➜ 𝙔𝙤̶𝙤̶𝙣𝙆𝙤̶𝙤̶𝙠﹏⸙༉.

• Jungkook! •

20:49 pm.

Once minutos más, sólo once y se alejaría de una vez por todas de todo esto. Jungkook estaba silencioso, ambas manos en los bolsillos de su chaqueta y con un gran vacío en su interior.
¿Lágrimas? Para nada, ni una sola se asomaba por sus ojos, ni para eso tenía fuerzas. Su tristeza era tan grande, que ni siquiera podía llorar y desahogarse de alguna manera. Desde que había vuelto a la casa de Jin se encontraba en las mismas condiciones. Nada había cambiado. Ordenó sus maletas y se sentó en el sofá de la sala. Las horas pasaron, más lento que de costumbre, pero pasaron. Y sin que Jeon se diera cuenta, ahí estaba ahora, igual que antes, sentado en el sofá marrón que estaba junto a la ventana. Aún meditaba cada cosa que sucedió por la tarde, realmente esperaba otra reacción, otra respuesta... pero no.

- Oh, Kookie, tu madre acaba de llegar. Vamos, te ayudaré con las maletas. -dijo Jin tomando con delicadeza las maletas pertenecientes al menor para ir a dejarlas al portaequipajes del vehículo.

Jungkook no hizo más que asentir, se levantó y salió tras el dueño de la casa.

- ¡Hola, Jungkookie! -musitó su madre estando ya fuera del auto. Se sentía muy feliz de ver a su hijo en pie otra vez y sin esas absurdas muletas. Pero su felicidad se esfumó al ver que su pequeño no reaccionó como ella solía ver que él lo hacía.

Miró a su madre, abrió la puerta del automóvil y sin más, entró en este. Al ver tal actitud del muchacho, ambos se preocuparon, pero como Jungkook no quería decir ni una sola palabra, mejor era no forzarlo. Había sido un día difícil para él, aunque eso no lo sabía nadie más que Yoongi, Eun, Hoseok y él. Ahora que se iba de la ciudad pretendía reconstruir su vida y quizá así nunca más volvería a pensar en él...
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Ya estaba todo listo, se habían despedido de Jin, así que, ¿Qué podía faltar?
La mujer encendió el motor y miró a su hijo por el retrovisor.

- Kookie, ¿pasa algo? -inquirió de manera suave y relajada.

- No, mamá. -

Ella sólo dio un largo suspiro y arrancó el auto, ya no había vuelta atrás.

Mientras tanto, Yoongi seguía procesando todo. ¿Qué había hecho?
Pensó que eso era lo mejor, realmente lo creía así, pero al darse cuenta que sólo logró lastimarlo más... su punto de vista cambió y deseaba volver ahora más que nunca el tiempo hacia atrás.

- Jamás debí pedirle que se fuera... -susurró.
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- Listo, cariño. Ahora debes descansar, ¿sí? Se ve que tuviste un día pesado. -acarició las mejillas de Jungkook, sonrió y le dejó solo en su antigua habitación, la de cuando solía ser un inocente e inofensivo niño de 6 años.

Eran las 05:12 am. habían llegado a la casa hace muy poco, y todavía tenía que ordenar sus cosas en los cajones y armarios. Estaba agotado, no quería hacer nada, no quería moverse, no quería hablar, ni siquiera quería saber algo de lo que sabía actualmente... preferiría mil veces no haberse enterado de la verdad, pero lo que él no sabía era que... faltaba que alguien le afirmara que Yoongi sí era su novio, su pareja y el compañero que él mismo eligió para compartir su vida, hasta la eternidad; tal y como lo prometieron esa vez...
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