1.4

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La vida nunca es como la planeamos, muchos pueden tener la suerte de que se les cumpla lo que quieren a medida de esfuerzo y dedicación. Pero la vida nos pone tantos obstáculos, unos tan inesperados que simplemente hacen que nuestra vida de un giro de 180° sin nosotros poder impedirlo.

O tal vez nuestra vida ya estaba escrita así, tal vez por más que intentemos cambiar nuestro destino, siempre terminamos donde debimos estar desde un principio.

Tal vez si nunca hubiésemos decidido viajar, tal vez si nunca hubiésemos peleado, tal vez si...

Tal vez el hubiera no existe.

Tal vez nunca existió un tal vez.

Ahora estamos aquí, en una tienda de preferencia con un tipo que luchaba contra nosotros mientras estaba armado. ¿Por qué nosotros? ¿Realmente teníamos que estar nosotros aquí? ¿Nos lo merecemos?

Muchos no merecen el destino que tienen.

Como el tipo que llegó a asaltar. Sí, ese mismo que acaba de escapar con una cara de espanto después de haber disparado, ¿realmente quería hacerlo? ¿Qué tan jodida debía estar su vida para llegar al punto donde está?

Tragué saliva, de la poca que probablemente me quedaba, y miré a Joaquín. Él también me miraba aterrado, veía a una parte cerca de mí abdomen, que es donde el disparo había llegado.

No podía soportar verlo así, con tanto miedo en sus ojos, esos ojitos brillosos ahora llenos de lágrimas, esos ojos que siempre me miraban con ternura cuando necesitaba apoyo.

Ahora que lo pienso, los ojos de Joaquín son una ventana a su alma, realmente te puede transmitir tanto con sólo verte. Es como... mágico.

—¿Emi? —preguntó con la voz temblorosa.

Sentía que apenas podía respirar, creo que la bala tuvo la suficiente fuerza para llegar a algún pulmón. Al instante caí al suelo, comencé a temblar, la sangre comenzó a escurrir... Todos me miraban, me miraban con pena, con tristeza, se sentían mal a pesar de no conocerme...

Pero ninguna de sus miradas se comparaban a la de Joaquín; tan llena de dolor, sin reparo, digna mirada de un corazón roto.

Logré escuchar una voz de una mujer, aterrada, marcaba al número de emergencias mientras pedía una ambulancia.

Sentía que no podía mantener mi vista en un lugar fijo, mis ojos decidían por sí solos, no tenía el control de mí, no podía decidir cómo moverme. Joaquín, mi compañero de vida, se acercó a mí rápidamente, él también temblaba, lo sé porque logré verlo... Aunque las fuerzas de mi cuerpo eran cada vez menos.

—¡¿Pero qué mierda hiciste?! ¡No debiste! —me regañó soltando en llanto.

—Y-yo sí te... —intenté tomar aire, pero era casi imposible— Sí te quiero.

—¡Yo también te quiero, por eso no debiste hacer esto!

—Tú... Ya no querías verme...

—¡Estaba molesto! —sorbió su nariz— Yo no quería que esto te pasara...

—Querías q-que me muriera... Y no te... No te importaría... ¿Recuerdas? —comencé a cerrar mis ojos, no soportaba tenerlos abiertos.

—¡No! ¡Yo no quiero eso! —sentí como sus manos acunaban mi cara— Yo no quiero que te mueras, y si lo haces ¡sí me importa! —su llanto comenzaba a ser cada vez más descontrolado— Eres más que un amigo para mí, Emilio... Nunca quise que pasara esto.

—Es tarde...

—¿Qué va a pasar con todo, ah? Por favor, no me dejes... Hay que seguir con nuestros planes, no te vayas... ¡Aún tenemos tantos sueños por cumplir! Y no será lo mismo sin ti a mi lado...

—T-también te quiero... —logré decir.

—Emilio, por favor —pedía a gritos con un llanto que partía el alma al escucharlo—. Yo te amo...

—Perdóname.

Y en ese momento, poco a poco, fui dejando de sentir ese dolor tan fuerte que me provocaba la herida, lentamente deje de escuchar ruidos, sentí como ese tono oscuro que se ve cuando uno cierra los ojos se volvía un vacío infinito... Un vacío del cual probablemente no regresaría.

Tanto por hacer, y ya no es posible lograrlo. Ya era muy tarde, no puedo más... Pero... Conozco a Joaquín y sé que él no va a dejar sus sueños atrás...

Porque en sus sueños, mi sueño también está vivo.

Tu sueño... Mi sueño.

Fin.












Your dream, my dream ♫ EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora