•°•Capítulo 1•°•

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-Min, apresurate, espero que no estés durmiendo o si no...

-Callate!

Interrumpió el mayor desde el otro lado de la línea, con su voz ronca y áspera.

-No me calles Min, apresurate -Dijo sería, solo escuchó un "ujum" del otro lado de la línea, se limitó a bufar y terminar la llamada.

Se vio por última ves en el espejo, serciorandose de que todo esté en su lugar, acomodo un poco su pelo.
Después de una rápida revisada salió de su habitación, bajo las escaleras de una manera lenta, buscando alguna señal de su madre, la encontro en la sala, con su vista pérdida, la televisión estaba encendida, pero al parecer no era vista por ella.

-¿Mamá, te encuentras bien? -pregunto preocupada.

-Si hija, solo estoy un poco cansada -Sonrió amablemente tratando de convencerse así misma, y a su hija, pues ella sabía que su enfermedad seguía.

-Bien, iré a ver a Yoongi, si necesitas algo llámame, estaré al pendiente -beso la frente de su querida madre, le dolía verla así, su pecho se oprimia al sentir impotencia de no poder ayudarla, deseaba que fuera ella la que estuviera así, era tan doloroso ver a la persona que te crio durante tantos años con cáncer.
Al ver la hora en su celular, se dio cuenta que era tarde y salió de ahí, el día estaba cubierto de nubes grises que cubrían al potente sol, el aire frío pegaba contra su rostro, definitivamente era uno de sus días que más le gustaba.
Al llegar al parque se sentó en una de las bancas vacías, esperando a su querido amigo.

-Yunna -dijo el pelinegro, logrando obtener la atención de la ya nombrada.

-Hola Yoongi -lo miro atentamente, sus ojos ya no mostraban el mismo brillo, su sonrisa era forzada y el se dio cuenta de ello.

-Es tu madre ¿Cierto? -tomo asiento aún lado de ella, subió su mano hasta llegar a su espalda, dando ligeras palmaditas para darle un tipo de consuelo.

-Mi padre aún no nos manda dinero, sus medicamentos ya casi se acaban y aún no consigo empleo -se le quebró la voz, sintiendo mucho dolor en su pecho, no sabía cómo ayudar a su querída madre, sentía un enorme nudo en su garganta, impidiéndole hablar bien.
Sintió como los brazos del mayor pasaban por su cintura, atrayendo la más a él, acomodando la sobre su pecho, ella no tardó en corresponder ese cálido habraso que le ofrecía Yoongi.
El era su mejor amigo, solo con el se desahogaba, podía hablar todo el tiempo sobre sus penas y el solo escuchaba atentamente.

-tranquila bonita, todo estará bien, sabes qué cuentas conmigo -yoongi acariciaba el cabello color castaño de Yunna, ella sollozaba sin parar.

Yoongi vestía de color negro, su color favorito, a simple vista se veia como un chico rudo, sin sentimientos.
Su mirada era fría, intensa, daba escalofríos, pero realmente era un chico bueno, tenía unos hermosos sentimientos, era comprensible y amable, muy contrario de lo que demostraba su apariencia.

[........]

Después de un largo tiempo conversando, Yunna se siento reconforta, y apoyada por Yoongi, pero la noche los alcanzó, dando por finalizada su linda plática.
Yoongi la acompañó a su casa, las calles eran silenciosas, pero no un silencio incomodo, ambos se sentían bien, a ambos les gustaba estar juntos

-Gracias por traerme a casa Yoongi -sonrio de forma tierna, a Yoongi le gustaba ver sonreír a su pequeña Yunna.

-No agradezcas, sabes que estaré para ti -sin pensarlo demasiado, Yoongi saco de su bolsillo derecho su billetera, y tomo unos cuantos billetes, para poder ayudar a su querida amiga, talvez no era mucho, pero él quería ser su apoyo en esos momentos difíciles, tomo delicadamente la mano de Yunna, y puso los billetes sobre ella.
-se que no es mucho, pero quiero ayudar.-coloco un cálido beso en su frente, para ayudar a reconfortarla. A Yunna no le di tiempo de responder pues el ya se había marchado.

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