Mi Blog creativo 2.0

El principe "blanco"

Blankworld, cada día más frío que el anterior, el pueblo parecía estar cada día más desierto, pero era solo por el temor de los habitantes, viviendo bajo la amenaza constante del dragón de la luna. Pocos ocultos en sus casas, otros habiendo construido "tanques" secretos, todos trataban de mantener el calor, así como sus esperanzas.

En el castillo, un "joven" príncipe peliblanco caminaba por los helados pasillos, Shiro, mirando por las ventanas cada tanto, la nieve seguía cayendo, parecía que no tenia fin. Ignorando esos pensamientos, siguió caminando, dirigiéndose a su habitación, su tío lo había mandado a descansar, tras incontables noches en vela, entrenando y ayudando como podía a los habitantes del reino que, si sobrevivía, se volvería el que él gobernaría algún día, aunque para eso aún faltaba mucho.

Una gota de color se hizo presente en los monocromáticos pasillos del lugar, un hombre piel rojiza y cabellos rosa grisaceo, el peliblanco parecía tranquilizarse cada que lo veía.

- General Fushigina, es raro verlo por aquí tan tarde -el príncipe mantuvo su voz seria, más no agresiva, dirigiéndose al contrario por el grado que tenía

- Ah, Shiro, buenas noches -el hombre hizo una mueca tras el comentario- no es necesario que te dirijas a mi con tanta formalidad estando solos, y... el rey requería de mi presencia

- Lo siento...de nuevo eso?

- Si, no parece mejorar en nada

- Bueno, al menos me alegra que mi abuelo tenga alguien en quien confiar, ni siquiera quiere decirnos a mi tío o a mi lo que le preocupa -las orejas del príncipe bajaron levemente, demostrando que, tras la máscara que cubría sus ojos, había algo de tristeza creciendo

- Es natural, como rey, no puede mostrar sus temores a su pueblo, más bien debe tratar de darles esperanza, y, como tu abuelo y padre, no quiere agobiarlos a ustedes con sus penas -El pelirosa dio una palmada en el hombro al peliblanco, mostrando una sonrisa comprensiva- Juro que yo también estoy haciendo todo lo posible por ayudarlos, por lo que sea que me cueste

-Y te estamos agradecidos por ello -las orejas del príncipe volvieron a subir- lamento que tengas que arriesgarte tanto por nosotros

-Como si fuera mucho... y tu qué haces despierto tan tarde? Se que llevas días sin dormir adecuadamente

-Solo...entrenaba...ayudaba a otros

-No te estás sobre esforzando mucho, niño? -el pelirosa levantó una ceja, haciendo que el peliblanco voltease su cabeza hacia otro lado, hacia un balcón más específicamente

-E-Es lo que tengo que hacer! Soy el heredero después de mi tío, y el hijo de la que era la heredera al trono, mi abuelo ya debió haber dejado su cargo hace años, pero no ha querido por que piensa que mi tío no está listo para ello! Y no es que no lo este! -el príncipe se abrazó a si mismo, bajando un poco su cabeza así como sus orejas- es solo...es solo que la perdida de mi madre les afectó mucho, y no es que a mi no me afecte, lo hace! Pero...nunca la conocí... así que...si mi tío no puede tomar el cargo...trataré de hacer lo posible para demostrar que soy digno de ello...y que puedo proteger este reino...

Un silencio de formó entre ambos, roto solo por un suspiro que lanzó el pelirosa, viendo como el peliblanco se acercaba al balcón, mirando hacia el reino, cubierto en nieve, casi desolado, lo que alguna vez el oyó que era un lugar alegre, lleno de vida y de gente que irradiaba felicidad, ahora era frío, triste, vacío.

Aquel pueblo del cual había oído como su madre paseaba diariamente por las calles, saludando gentilmente a todos, demostrando su amor hacia su gente, y hacia su familia.

- No tienes que forzarte tanto... -el pelirosa se acercó hacia el príncipe, quien se habia quitado la máscara, dejando a la vista un par de gemas hermosas, secretas para cualquiera, menos unos cuanto- y si al final resulta que no estás listo?

- No...yo...

-...haré lo que sea para proteger el reino...que mi madre amaba tanto...

-Asa