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Minho se encontraba en la entrada de la escuela, a la espera de la pareja feliz

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Minho se encontraba en la entrada de la escuela, a la espera de la pareja feliz. Tenía tantas ganas de fumarse un cigarrillo que ya lo hubiese hecho si no hubiese pasado un solo día en su nueva escuela. Sus tíos lo asesinarían si algún directivo se entera que andaba fumando en la escuela, pero necesitaba relajarse y se contuvo hasta que los vio atravesar las puertas.

Los dos chicos salieron de la mano y comenzaron a caminar junto a Minho a la dirección de Hyunjin y Jisung. Hablaron muy poco, Hyunjin era el único interesado en tener una conversación con los dos.

El departamento, no un casa como pensaba Minho, estaba ordenado. La docena de cajas estaban en el suelo pero eso no quitaba la sensación de bienestar. Era bastante pequeño, pero perfecto para solo dos chicos adolescentes.

—Bueno, yo puedo hacer algo de comer —dijo Hyunjin.

—Pero si tu no cocinas, amor —esa palabra había salido de los labios de Jisung por segunda vez en el día, entrando en el oído de Minho con un gusto desagradable.

—Ya sé pero hablaba de hacer unos sándwiches o... ¿ensalada? Si no tengo que prender el horno mejor. ¿Minho, te gusta la ensalada?

Minho rió.

—¿Y si mejor ordenamos un pizza?

Mientras Minho pedía la pizza, Hyunjin había ido a su cuarto a cambiarse de ropa, dejando solos a su novio con su mejor amigo. Sin embargo, intentar hablarle a Jisung era más difícil de lo que pensó, ya que no se quedaba quieto, yendo se la cocina al comedor acomodando platos y cubiertos. Cuando cortó la llamada, caminó detrás de Jisung, siguiéndole el paso.

—Jisung, podemos hablar, por favor.

—No, por supuesto que no. Y menos aquí —dijo en voz baja.

—¿Entonces cuando?

—Nunca.

En la cocina, se le plantó en medio de su camino.

—Alguna vez vamos a tener que tener esta conversación y es mejor hacerlo ahora antes de que suceda algo malo.

—No va a suceder nada malo si mantienes la boca cerrada, ¿me oíste?

Minho tomó eso como una amenaza, y a él nadie lo amenazaba o le decía qué hacer. Por eso, mientras el menor bajaba un vaso de la alacena, Minho lo giró para que quede cara a cara con él, sujetándolo de la cintura para que no tuviera escapatoria.

—¿Y qué si decido contarle todo?

La piel de Jisung se erizó por las palabra de Minho y por su cálido aliento al chocar contra su cuello. Es que Minho era un experto jugando, y no se había olvidado de los puntos débiles de Han.

—¿Qué harás si le cuento lo bien que lo hacíamos contra el árbol?

Y a Minho le encantaba jugar. Volver a tener el cuerpo del menor así de cerca era como un milagro y no quiso desaprovechar el momento para tenerlo de vuelta contra él. Los ojos de Jisung parecían brillar y Miho supo lo bien que recordaba y añoraba sus encuentros especiales.

—¿No puedo decirle cuanto te gustaba que te de por detrás? —Jisung miró hacia un costado, cerrando los ojos. Sus manos subieron hasta su pecho con el objetivo de separarlo, pero Han no tuvo nada de fuerza para hacerlo—. ¿Y que te tire del cabello? ¿No quieres que le diga lo agudo que gimes cuando te tocó tus zonas sensibles?

El cuerpo de Jisung era un desastre, pero casi olvidó que su novio estaba en la habitación contigua cuando Minho comenzó a besarle el cuello, justo detrás de la oreja. Han reprimió un gemido, ahí estaba su ardillita.

—Hyunjin... puede venir...

—Pues que vea como te pones para mi.

Minho llegó a apretarlo más contra él, asegurándose de que el rubio también tenía una erección como la suya. Tenía tantas ganas de hacerlo suyo en la cocina, arriba de la mesa o hasta en su cama o en la de Hyunjin.

Unos pasos se hicieron cada vez más cercanos y cuando Hyunjin abrió la puerta, solo pudo ver como el vaso que Jisung tuvo todo este tiempo en la mano, se estrellaba contra el piso, agregándole un toque de dramatismo a la situación.

—Bebé, ¿estás bien? —Hyunjin corrió a asistir a su novio, que estaba algo agitado. Pero Jisung se encontraba bien, de la mano, vale aclarar.

—Sí, sí. Voy a levantar todos los cristales, es mejor si no pisas por aquí. Luego seguiré poniendo los platos —dijo como si hubiera visto un fantasma.

Minho desapareció de la cocina para no levantar sospechas pero luego, el pelinegro se unió a la mesa con él.

—¿Qué pasó allá? —le preguntó preocupado.

—Se rompió un vaso —contestó, despreocupado.

—No me digas, ¿pero por qué? ¿Pasó algo?

El menor de los tres salió de la cocina con los vasos que faltaban en la mesa, mirando a Minho con presión.

—¿Qué va a pasar, Hyunjin? Sólo dejó caer un vaso sin querer.

Minho se levantó, dejando el tema de lado cuando el timbre del repartidor de pizza lo salvó.

Fue un almuerzo un tanto incómodo. Hyunjin volvió a ser el que más temas de conversación sacaba y Minho solo escuchaba y acotaba si era necesario, porque no estaba cien por ciento al tanto de él, sino del chico rubio que no había dicho ni una palabra desde que se sentaron a comer.

Antes que le afectara más de lo usual, Minho decidió cambiar de tema.

—Oye, Hyunjin, ¿conoces a Seungmin?

El nombrado terminó de tragar su porción de pizza y se quedó pensando.

—¿Seungmin? ¿El chico que va nuestro año? —Minho asintió—. Lo conozco, tenemos literatura juntos.

—¿Son amigos?

Minho se había percatado que Jisung, desde la punta de la mesa lo miraba de reojo. ¿Acaso estaba celoso? No podía, él estaba con Hyunjin, aunque dudaba de que si en verdad lo amaba. Pero Seungmin era su amigo, como Hyunjin. Jamás se metería con ninguno de los dos.

—¿Por qué preguntas? ¿Te interesa? Seungmin es muy correcto, Minho.

No tenía planeado decir lo siguiente, pero había sido tan buena idea y no perdía nada con ver los resultados que dejaban en los dos, o más específicamente, en el rubio.

—Tal vez me guste un poco. Ya sabes lo que dices, los que más aparentan ser ángeles en realidad son como demonios en el interior.

Jisung bebió todo su vaso de un solo trago.

—Bueno, puede que algunos sean así, no me gusta generalizar. Hannie, por el contrario, es el más tierno tanto dentro como por fuera —le tomó la mano sobre la mesa y ambos se sonrieron.

Minho también lo hizo.

Camp || Minsung - SeungjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora