Introducción

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Pasaban de las once.

Aquella noche de sábado —como buen friki que soy— no estaba de fiesta, sino en la sala de mi casa frente a la computadora.

Aunque, a decir verdad no siempre fue así.

Me recargué en la silla gamer estirando los brazos por encima de mi cabeza; estaba hecho. Acababa de subir algo que yo consideraba muy importante en un grupo de Facebook, y mientras aguardaba la reacción de los otros miembros escuchaba música: a la hermosa Aya Hirano.

La primera notificación llegó a los dos minutos.

Las cosas habían cambiado mucho de un tiempo a la fecha.
Me puse a recordar lo ocurrido hacía unos meses. La fiesta había sido en el departamento de un amigo y comenzó a eso de las nueve. Todo marchaba bien: buena música, botanas ricas, el reencuentro con gente que tenía tiempo de no ver, hasta que... hasta que todo se fue a la verga.

Vi a una pareja discutiendo. 

Yo nunca había sido mucho de salir a fiestas, pero, por lo ocurrido esa noche, ahora menos. Me faltaba una cuadra para llegar a casa cuando escuché a la distancia el ahogado aullar de sirenas de ambulancias, las que ya debían estar llegando al lugar de la fiesta, que terminó por mi culpa. La amarillenta luz de una lámpara mercurial me permitió distinguir unas manchas negruzcas en mis botas estilo construcción. Tenía los nudillos hinchados y ningún rasguño en la cara. La jodí, la jodí en grande.

Recordaba absorto cuando el sonido de una notificación me trajo de vuelta al presente. Revisé, se trataba de un comentario. "Está bastante bueno".

Se preguntarán cómo hice para causar tantos estragos yo solo en una fiesta, después de todo ese tipo de cosas nomás pasan en películas, o en animes. Pues verán, a diferencia de muchos chicos de mi generación estaba en plena forma, a diario salía a correr cinco kilómetros —parte de un riguroso entrenamiento al que me sometía— y había asistido a cursos de supervivencia, de tiro, e incluso tomé clases de Krav maga; nunca se sabía cuándo las aptitudes físicas podían salvarte el culo. Así que si había alguien con el suficiente derecho de decirle a los cristalitos de hoy en día, al resto de ñoños fuera de forma, que eran unos pendejos blandengues, ése era yo.

Bueno, quizás no era tan buen friki después de todo, tremendo dilema tomando en cuenta que estaba escuchando en ese preciso instante a una cantante japonesa que además le da voz a varias waifus de anime.

I still, i still, i love you, i waiting, waiting, forever, i still, i still, i love you ¡Tomaranai no yo hi!

Más gente empezó a comentar mi publicación, y a reaccionar. A lo mejor ahora sí lo había logrado. No se trataba de un meme, esas cosas podían viralizarse en segundos y llegar muy lejos en el internet, no. Era algo que consideraba mucho más original que un mal chiste con el que medio mundo se siente identificado. Pero desafortunadamente perdió toda la atención que había conseguido en unos minutos cuando otro miembro del grupo publicó algo.

Un video.

La descripción del metraje llamó mucho mi atención, digo, a cualquiera lo gancharían con tremendo bait, y no eran monas chinas encueradas, era...

— ¿Será cierto? —dije para mí mismo.

No era la primera vez que circulaba un video falso de un supuesto ataque zombi. Años atrás uno se volvió muy famoso hasta que fue desmentido y se reveló que era parte de la cinemática de un videojuego en desarrollo.

El video que acababan de compartir en el grupo había sido filmado en China. Bueno, con respecto a los chinos no sería raro que por su culpa algo potencialmente mortal se esparciera por el mundo y que eventualmente se desatara una pandemia.

—A lo mejor ahora sí servirán mis habilidades a parte de putearme morros mecos —dije divertido luego de verlo. Aunque pensándolo bien, nadie en su sano juicio podría desear un apocalipsis zombi.

Terminé de ver el aporte de aquel ñoño que no parecía tener mejores cosas que hacer que subir mamada y media al grupo a cada rato, y me quedé pensando.

Y es que aunque del video yo tenía mis dudas, debía admitir que sí parecía bastante real.

Juego de ñoñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora