Bostecé sin remedio después de ver a Taehyung abrir su boca al punto de poder meter mi propia cabeza dentro. No me extrañaba, porque era algo que solía ver en él. No su prominente cavidad bucal, sino a verlo cansado.
Tae tenía sueño.
Y Jimin también.
La jornada de hoy había sido agotadora. Eran cerca de las once y media de la noche y justo acabábamos de filmar un dance practice para el canal de YouTube. Podríamos haberlo hecho por la mañana, o por la tarde e incluso después de almorzar. Pero no, debíamos hacerlo a estas altas horas de la noche porque el resto del día había estado ocupado con un sinfin de tareas que todos teníamos que cumplir sin rechistar. Pruebas de todo, prácticas de todo. Entendía perfectamente la necesidad de perfeccionar día a día nuestras capacidades, lo que no quitaba que, a veces, me jodiese la vida.
Después de éste último quehacer del día, volveríamos al apartamento, demasiado cansados como para pensar en hacer otra cosa, o si quiera pensar. Al menos, debía admitir, estábamos ésta vez en Corea, en casa, y no en un hotel a tomar por culo de mi cama.
Bueno, esa era nuestra vida. Podía parecer que no, que la diversión, la emoción y la sorpresa formaban parte del día a día de un artista. Y puede así fuese, quiero decir, de otro artista. Pero no la de un idol coreano. Para grupos como BTS, lo monótono solía ser, valga la redundancia, lo habitual. Te levantabas temprano y te disponías simple y llanamente a repetir el día anterior, sin trampa alguna. Prácticas, prácticas y más prácticas. Ese era el secreto de la perfección técnica que nos determinaba.
Era innegable que lo pasabas bien, porque esto es nuestro sueño y porque quienes vienen conmigo dejaron de ser amigos en el momento en que los consideré mi familia. Eso ayudaba, claro que sí. Y, de vez en cuando, teníamos nuestros descansos. Desconectábamos, nos permitían algo de tiempo libre que, en realidad, solíamos ocupar todos juntos. En especial, si se trataba de algún sitio exótico.
- Bien, bien, tíos -habló NamJoon, obligándome a abrir los ojos-. Ha estado bien. Hemos terminado por hoy.
Aplaudí en señal de alegría, la misma que mostraban mis compañeros.
- Hyung -lo llamó JungKook-, ¿podemos recoger todo esto mañana? Quiero decir, igualmente tendremos que hacerlo... pero hoy estoy cansado.
Nam asintió y yo suspiré tranquilo.
- Claro, Kook. Será lo mejor -admitió el líder, que también se veía agotado.
- De puta madre -celebró Yoongi de repente, y lo miré con una sonrisa-. Entonces vamos a comer, tengo hambre.
La comida había salido a la luz y mis tripas concordaban con él. Si algo nos hacía olvidar todo el estrés diario, joder, eso era la comida.
Propuestas varias salían al aire, sobre qué era lo que podíamos cocinar en casa. No éramos unos chef magníficos, pero lo que hacíamos era comestible. Intentábamos ser, la mayor parte del tiempo, lo más sanos posibles. No obstante, además de poca voluntad, padecemos de una cabeza de mierda. Y, como recordé que en realidad ocurría en casa, solíamos olvidarnos de comprar comida. Si a ello le sumábamos el hecho de que teníamos poco tiempo incluso para mirarnos al espejo, eso de ser lo más sano posible era cenar kimchi del supermercado y arroz, que a Hoseok se le había pasado, los lunes.
Y aquel día era viernes, con lo que la nevera estaba jodidamente vacía. Yo lo sabía, porque al salir del apartamento quise coger algo de comer, e incluso hizo eco al abrirla.
Parecía, sin embargo, que era yo el único que conocía la miseria de nuestra casa. Taehyung estaba seguro de que podía preparar Jin un kimchi increíble. Lo que me provocó un asco tremendo al recordar que, en realidad, sí que había algo en la nevera sobras de kimchi del lunes pasado, o puede que no, sinceramente no lo sé, que podía llevar ahí el mismo tiempo que Jungkook en el mundo. Me dio unas arcadas terribles. Así que lo dejé dentro.
Que lo limpie otro.
- Tíos -los llamé sin éxito alguno-. Oye, en serio -probé de nuevo.
Bufé.
- En casa no hay nada -traté de decir, a pesar de todo-, la nevera está saqueada, tíos. En serio.
Nada, como si no existiera. Park JiMin alias jodido aire.
- Entonces, Jin prepara el kimchi y Hoseok el arroz -confirmó Namjoon.
Qué bien, la comida de los lunes.
- Yo puedo hacer papas dulces -sugirió JungKook.
Me alegré, entonces, de que no hubiese una mierda que comer. Ya que, en el caso de que hubiese los ingredientes necesarios para ello, Jungkook podría usar esa mierda para matarnos a todos.
- Ya, ni de coña -inquirió Yoongi-hyung-. Elijo vivir.
Vi como el menor iba contestar, cuando rodé los ojos hasta las pelotas de que discutieran por ello. Era como discutir por la existencia de Papá Noel. No existía. La comida en nuestro apartamento era una puta ilusión.
- ¡Podéis escucharme de una jodida vez! -grité al fin, frustrado- La jodida nevera, está jodido vacía. No hay ni un jodido huevo, jodidos pesados.
Me miraron. Confundidos al principio, molestos después. Bufé y rodé los ojos mientras me cruzaba de brazos. Si simplemente me escuchasen más habitualmente, yo no tendría que usar ese tono. Ni esas palabras. Si yo soy todo un encanto, joder.
- Park Jimin -me llamó Namjoon-, en ese caso, irás tú a buscar comida.
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known; park jimin
FanfictionHye reconoció a Jimin en cuanto puso un pie en aquella cafetería, y Jimin jamás se había sentido tan especial al haber sido completamente ignorado. "Me estás mirando, Hye-ah, y, por primera vez en mucho tiempo, siento que alguien me está viendo"