Prologo

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Hace mucho tiempo en un pueblo llamado San Ricardo, vivía una joven llamada Marina Bell, ella era la joven mas rica y hermosa de todo aquel pequeño pueblo, pero solo contaba con un hijo como su familia.

Un día la joven madre decidió ir a dar un paseo con su pequeño para poder reflexionar sobre la muerte tan repentina de su esposo, fue con su hijo a un lago que se encontraba un poco lejos de su casa pero hacia mas de 6 meses que no iba a ese lago que le traiga tantos recuerdos, ya que ahí fue donde conoció a su difunto esposo, ella recorría con la mirada todo lo que se encontraba a su alrededor mientras que su pequeño hijo de tan solo 4 años de edad jugaba con cualquier cosa que se cruzaba en su camino.

Al llegar al lago sintió una mirada penetrante a sus espaldas, desde que había muerto su esposo se sentía vigilada cada vez que salía de su hogar ya sea para ir al mercado o para llevar al niño a visitar a un amigo, siempre sentía la misma mirada tan penetrante como la primera vez, así que decidía no salir sola de su casa, salía acompañada de una de sus empleadas o con otra persona pero no salía sola ya que se sentía insegura en las calles del pueblo pero ese día era tan soleado y hermoso que no quiso desperdiciar un día tan lindo como para no salir a dar un paseo, ella y su pequeño solos sin ningún acompañante.

Marina empezó a reflexionar sobre la muerte de su marido de hace ya 1 mes, primero fue su madre, después su padre y al final el hombre que mas amaba, su madre había muerto de una enfermedad, su padre de un ataque cardiaco y su marido, nadie podía saber de que había muerto el, solo ocurrió de la noche a la mañana.

Habían muerto ya todos los seres que ella amaba dejando solo a su hijo a su lado para no cargar con el gran golpe que fue la muerte de su esposo, pero al mirar al pequeño era como verlo a el, su cabello castallo con unos rulos que le tapaban las orejas, su gran sonrisa tan blanca que cada vez que sonreía parecía tener unas perlas en lugar de sus dientes, pero en lo que mas se parecían era en sus hermosos ojos color verde esmeralda que reflejaban todo la alegría y bondad que poseía ese pequeño niño que le alegraba el día de solo verlo sonreír.

Miro hacia el horizonte descubriendo que se acercaba el crepúsculo, su pequeño tenia que descansar para que mañana pudiera tener energía para visitar a una amiga de ella, llamo al niño para informarle que era hora de irse y que tenia que despedirse de su nuevo amiguito, el niño obedeció a su madre y se despidió educadamente, después Marina tomo su mano para que no tuviera un descuido y pudiera perderlo de vista.

Ella volvió a sentir esa penetrante mirada a sus espaldas como hace unas horas pero esta vez mas cercas, comenzó a preocuparse y decidió voltear hacia atrás para averiguar quien era la persona que la miraba tan intensamente, pero al voltear solo pudo encontrarse con la oscuridad de la noche, después pudo sentir como su pequeño niño soltaba su mano lentamente voltio hacia la dirección de donde se suponía que se encontraba el niño pero no pudo ver ni un solo rastro de el, volteo a ambos lados para buscarlo mientras lo llamaba pero no conseguía respuesta del niño.

Grito su nombre unas tres veces mas pero el niño no contestaba, comenzó a correr desesperada para encontrar a su pequeño pero tampoco encontraba a alguien que pudiera ayudarla para encontrar a su pequeño, solo encontraba mas oscuridad, detrás de ella podía escuchar los pasos de una persona que trataba de alcanzarla voltio y no había nadie pero podía seguir escuchando los pasos que cada vez se hacían mas cercanos y mas fuerte.

No comprendía que pasaba y hubiera salido huyendo de ese lugar pero no se iría sin antes encontrar a su pequeño hijo, cada vez mas se infiltraba en la oscuridad de la noche sin poder ver mas haya de sus narices, los pasos se podían escuchar mas cercanos que hace unos minutos, estaba aterrada de lo que le podía pasar a ella y a su hijo si la persona que se encontraba atrás podría alcanzarla pero peligraba mas por la vida de su pequeño que de la suya misma.

La Rosa NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora