Capítulo 2.

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Y me había quedado ahí parada, en medio del pasillo, viendo como el extraño desaparecía. Me había dejado sin palabras, algo muy poco común en mi. Seguí mi rumbo hacia la dirección, me distraje con mis pensamientos, pensaba en él, en si lo conocía, porque el a mí sí, y eso me resultaba completamente raro. ¿Era nuevo? ¿Transferido quizá? ¿Cómo me conocía? ¿Yo acaso lo conocía? ¿Había sido mí amigo? No. ¿Familiar quizás? No lo creo. ¿Había dormido con él? No, tampoco. Era demasiado atractivo, rubio, ojos azules, mandíbula marcada, alto y con algo de músculos, piel clara y tersa... Era un maldito modelo, un modelo muy maleducado. No tenía ni la menor idea de quién era, pero necesitaba saberlo.

Basta de babear Ada, concéntrate... - choqué contra una puerta - ¡Aucht! ¿Qué mierda? -
Levanté la vista, ahí en frente mío estaba la puerta, ¿en qué momento había llegado hasta acá? Golpee un par de veces hasta que la secretaria me abrió, luego golpee la puerta del director, mientras esperaba pensaba en que me diría. ¿Otra vez por aquí señorita Johnson? Y cuando abrió la puerta comprobé que mis pensamientos eran correctos.

- ¿De nuevo aquí señorita Johnson? - dijo el director Gonzáles.

- Ya sabes como es esto, a esta hora los profesores son muy amargados - mencioné mientras me sentaba cómodamente en el pequeño sillón en frente del escritorio.

- ¿Que hiciste está vez?

- Le dije al profesor Spector que me chupara el coño.

- ¡Ada por favor! Tienes que empezar a comprarte, apenas es el primer día.

- ¿Qué? ¿Acaso tú no piensas que es un dolor de huevos, Joe? - dije elevando una ceja mientras esperaba la respuesta.

- ¿Que te he dicho de tutearme? - respondió en modo de reprobación.

- Tú lo hiciste primero tío. - sip, mi tío era el director, pero no por eso recibía tratos especiales, al contrario, le daban con un caño. Al ser la pequeña sobrina del director tenía que comportarme adecuadamente... En cuanto salí de mis pensamientos el director estaba hablándome.

-... tendrás sólo una hora de detención común y corriente con los demás, es el primer día y no hay mucho para limpiar, pero si alguien pregunta, limpiaste los baños - me dió un guiñó - puedes irte, sólo... Compórtate Ada.

- Si, Joe - hice el mismo gesto del guiño y salí de ahí . ¿Cómo que con los demás? ¿Alguien más se había metido en problemas tan temprano?.

Como estaba aburrida y no iba a volver a esa horrible clase, di una vueltas por el colegio hasta llegar a la biblioteca, era pequeña... pequeña. Esa palabra, ¡yo no era pequeña! ¿Quién se creía que era para decirme pequeña? Y allí en medio de la biblioteca me encontraba con el ceño fruncido y lanzando alguna que otra mala palabra en voz baja. Parecía una loca, ja. Me senté en una mesa, saqué mi laptop y me fijé en mis redes sociales. Había tanto silencio hasta que...

- ¿Podría decirme dónde se encuentran los libros sobre la historia del colegio? - era él, estaba allí, ¿por qué no estaba en clases?

En los pocos segundos que divagué pude sentir unos pasos acercándose, le rogaba a dios o a quien estuviese allí arriba que no fuese él. No necesitaba enfrentarlo otra vez, al menos no hoy.

- ¿Cómo estás Ada? - su voz, su acento, la forma en lo que lo dijo, escuchar mi nombre salir de su boca, dios santo. Nunca había escuchado una voz tan ronca y sexy, me había hecho mil orgasmos auditivos en cuestión de segundos.

Luego de volver a la realidad, le contesté - ¿Cómo me conoces?

- En verdad no me recuerdas... Interesante - esto último lo dijo de una forma que no supe decifrar ¿Decepción? ¿Anhelo? ¿Duda? No lo sabía, pero debía saberlo.

Pequeñas decisiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora