Capitulo 1.

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Pasar tiempo a solas me trasmite paz. Bajo el arbol y frente al lago, como cuando era niño. Disfruto de los pequeños momentos en los que puedo relajarme con sólo mirar mi reflejo en el agua, respirar la libertad y naturaleza de mi alrededor.

Hoy es el último día de escuela, último día de mi vida en la secundaria. Se terminó el ciclo que parecía no tener fin para los adolescentes.

—¡Uriel! —escucho una voz femenina a mis espaldas y unas manos en mi hombro derecho, causando que abra los ojos con gran susto—. Vamos, llegaremos tarde.

Mi mejor amiga: Ava. La conozco desde que tengo memoria y es considerada una de mis personas favoritas en el mundo, luego de mi madre, por supuesto.

Me pongo de pie quitando los restos de césped de mi pantalón oscuro y comienzo a caminar a su lado. Ava está impaciente, siente nervios por el último día de escuela, lo sé porque no ha parado de hablar sobre ello desde semana anterior. Ella cree que se nos fue una gran etapa de nuestras vidas y qué, citandola, "No supo aprovechar de tanto estudiar".

¿Ridículo? En definitiva. En mi opinión los últimos años pasaron volando, no recuerdo casi nada sobre los supuestos momentos que no supimos aprovechar al máximo, lo único que mi memoria puede retener es aquel día en segundo año cuando Peter Blasco, el más tímido de la escuela, destrozó el auto del profesor de Literatura.

—Deja de actuar tan extraño, por favor —le pido aferrandomea mi mochila—. Estas exagerando y lo sabes.

Ava frena en seco frente a mí y me mira fijamente.

—¿Nunca has tenido esa sensación de qué algo pasará en el transcurso del día, pero no sabes si es bueno o malo? —me pregunta con mucha seriedad—. ¿Cómo puedo diferenciar la sensación de bueno o malo?

—Estás un poco exaltada, eso es todo —calmo sus nervios con una leve caricia en el brazo—. Ahora, vamos. Qué no quiero llegar tarde al último día.

Retomamos el camino a la escuela con las manos enlazadas.

—Si no tuviera que venir por ti todos los días al lago e iríamos directamente a la escuela, seríamos los primeros en llegar.

En eso tiene razón. No puedo negarlo ni afirmarlo, por eso no le doy una respuesta, sólo sonrío un poco. Vengo todas las mañanas al lago porque siento una gran conexión con él, por más ridículo que suene. Me da la tranquilidad que no encuentro en ningún otro sitio ni con ninguna otra persona.  Hace varios años atrás luego de una pelea en casa, caminé sin rumbo hasta llegar aquí, estaba amaneciendo y perdí la noción del tiempo observando los rayos de sol reflejandose en el lago. Antes solía venir con más frecuencia o pasar el día entero, ahora sólo paso dos o tres veces por semana durante una hora antes de ir a la escuela.


Aunque la hora de ingreso ya pasó, todos los alumnos continúan en la entrada de la escuela. Esto se debe al último día, sino no habría manera de que el director apruebe esto. Todos caminan de un lado a otro o charlan con su grupo de amigos sin ninguna intención de ingresar.

Con Ava nos aproximamos a la puerta de la escuela aún de la mano pero nos separamos sorpresivamente cuando alguien tira de mi mochila hacia atrás.

Jagger.

—No nos arruinen esto —dice negando con la cabeza.

Jagger está junto a sus amigos, como es de esperarse. Ava sostiene fuerte mi brazo clavando sus uñas en mi piel: nerviosa, otra vez.

Siempre le ha tenido cierto miedo a Jagger. Odia que nos controle las pocas horas que lo vemos en la escuela y que no haga nada para defenderme, ya que es a mí a quién molesta y no a ella. A él le molesta mi actitud y le dejé en claro varias veces que no cambiaría para satisfacerlo.

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2020 ⏰

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El lado oscuro de Ithuriel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora