El profesor volteó ante la llamada chirriante de la Directora, y Ermine no perdió ni un solo segundo, cogió como sea sus cosas y se sentó a un sitio al costado, sola.
Cabe decir que los alumnos estaban sentados de dos en dos, y Emily odiaba su lugar, no por el hecho de tener a Emma al costado, en realidad era lo único bueno, sino que estar atrás es una terrible opción para ella, adora estar adelante, puede prestar más atención y enfocarse únicamente en las clases.
El profesor se giró, y antes de poder opinar acerca del cambio de Ermine, Emily levantó la mano, notablemente hostigada.
—Profesor, ¿No podría ponerme más adelante? No se ve nada desde aquí— se quejó ella.
—¿Puedo sentarme yo con Emma?— añadió Lia.
El profesor se vió presionado por ambas chicas, mientras Ermine creía haberse salvado, ya que estaba por acabar su pastel, y preparaba su estómago para el postre.
—Bien— sonrió el maestro, una sonrisa que ocultaba algo en ella, algo malo —Por supuesto Lia, puedes sentarte con Emma, Emily, pasa un sitio adelante, te sentarás con Noah—
"¡No!" chilló mentalmente, Noah, el chico raro, que sabía de sus bragas viejas, estaba ahí, fingiendo no prestar atención.
—Pero, ¿No podría ser más adelante?— añadió Emily, con timidez, jamás había sido tan insistente con un tema, respetaba mucho los mandatos que le hacían, pero el profesor estaba con una sonrisa indudablemente malévola, por algún extraño motivo, como si quisiera que la pobre chica pasara el peor bimestre de su vida.
—No, sus compañeros de adelante necesitan mejorar sus notas, y además, no creo que Lia quiera otorgarle su sitio, y ya sé quien irá al lado de Ermine— miró a la chica, mientras se metía un cupcake de naranja a la boca, lo paso entero, ofuscada.
—¿Qué?—dijo ella.
—Y no será Fiorella, esta vez—
— Profesor, yo me podría...— Emily dudó.
—No, por favor, me están hartando, tú te sentarás con Noah, y Ryan con Ermine, no diré más—
Ermine sintió un deseo impotente de querer pararse e intimidar al profesor con su 1.70.
Ryan y ella no se llevaban realmente bien, habían tenido problemas, nadie sabía exactamente que había pasado, pero todos tenían claro que Ermine odiaba con todas sus fuerzas a Ryan, y él simplemente la ignoraba.
—Lamentablemente Ryan no vino hoy, sin embargo vendrá mañana— añadió el profesor.
—Pro...—
—¡No, Emily! deja de quejarte tanto y siéntate—
El salón se volvió fantasmalmente silencioso, todos parecían asustados ante el grito del profesor, e impactaba más a quien iba dirigido.
—Disculpe—la chica rendida, agachó la cabeza y se fue a sentar al lugar que le habían dado.
El maestro comenzó a dirigir sus clases, a todos les tardó poco el miedo hacia el profesor, ni bien había pasado una hora, y era un día normal, adelante atendían y atrás se distraían, excepto Emily y Noah.
Ermine se había cambiado de sitio, hablaba con Fiorella, quien estaba dos sitios más adelante, su amiga se reía de lo más lindo, y eso a ella le molestaba, tenía un orgullo demasiado grande, y que su amiga supiese del problema que había tenido de pequeña con Ryan y se riera, la hacía ponerse de un humor infernal.
—No ha sido para tanto, de seguro él ya lo ha olvidado—
—Tu no entiendes nada ¿Eres idiota o qué? te he repetido mil veces que soy yo, no tú, no intentes cambiar eso— espetó— tal vez te parezca poco, pero a mí me a marcado y...—
Fiorella se echó a reír a carcajadas.
—Literalmente querida, te marco— sonrió con dejo de fastidio y provocación, se giró a hablar con un chico de adelante.
Ermine regresó a su sitio, fastidiada, con mirada lóbrega.
Una larga hora paso, nada importante había pasado, Emma había comenzado a hablar con Ermine, le daba pena verla así, tan airada, a diferencia de otros que no se acercaban ni a dos metros.
— Deberías leer filosofía, si te gusta tanto escuchar la opinión de los demás respecto a un tema y analizarla, ¿No haz pensado estudiar psicología?— le dijo Lia a la chica, le había tomado más confianza, Emma había salido al baño.
—No he pensado aún en una carrera, la verdad no pienso en mi vida universitaria, pensaba ponerme en una carrera técnica de 6 meses y abrir una tienda pequeña y estable— dijo encogiéndose de hombros.
—Serías una grandiosa psicóloga, yo iría a tu oficina—
—Sí que lo necesitas—
—¿Qué?—
—Que cuando quieras me visitas— añadió Ermine, con una sonrisa confianzuda.
Lia asintió con la cabeza, insatisfecha, pero no dijo nada.
El timbre sonó, avisando el cambio de horario, tocaba Economía, mas Emma y Lia tan solo se dedicaron a prestar atención, Ermine extrañamente también, y Emily en no hacer otra cosa estúpida que la deje en total humillación.
Oh, y recuperar la dignidad perdida en alguna parte del enorme pato que la acompañaba ese día.
—Mierda— soltó Noah, se le había gastado la tinta, Emily miró disimuladamente.
Disimuladamente mal porque parecía que el ojo se le iba a desorbitar de mirar tan exageradamente al costado.
—Se te va a salir el ojo— rió el chico, con tono burlesco.
Ella se tensó, y rodó los ojos, fingiendo desinterés, una actuación que no ayudaba en nada a su dignidad perdida.
—Y yo que te iba a prestar lapicero—
—No te lo pedí— dijo él, tirándose en la silla, con una sonrisa cansada.
Emily abrió y cerró la boca como un pez, soltó un bufido, molesta.
—Ojalá me hubieran puesto con Ermine, es menos detestable—
Sonó el timbre del receso, el chico miraba a Emily, quien se sentía totalmente intimidada.
—Hablaremos de calzones y veremos como nos va, hasta pronto—
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El club de las chicas raras
Novela Juvenil¿Recuerdas ese tierno primer beso en la escuela?¿Tus problemas y dudas existenciales?¿Esa clase de Matemáticas que se te hacía insufrible?¿Esos amigos? Tantos sucesos ocurridos en un solo lugar, tal vez el que maldijiste en su momento, tal vez el qu...