Alondra:
Henry Bowers el típico bravucón que todo el mundo le teme, con solo decir su nombre las personas tiemblas, pero yo no le tengo ni un poco de miedo. Solo es un niño que necesita atención y dice que a tenido sexo con media escuela, pero sé que no es verdad, solo lo hace para "impresionar" y lo peor de todo es que ese idiota es el que me gusta desde que somos niños.
- Pero miren a quien tenemos aquí -hablo Bowers asustando a mis amigos.
- El club de perdedores -dijo Patrick.
- ¿Qué quieren? -dije sin mirarlos.
- Cállate marginada -Victor nos miro con asco.
- ¿Al menos sabes que es marginada? -no quería mirar sus horribles caras y seguí leyendo mi libro.
- Alondra po-por favor cállate harás que nos ma-maten -me susurró Bill.
- Si has lo que tu amigo el tartamudo dijo -hablo Belch.
- Hagan algo bien con su vida y lárguense a molestar a otro lado.
- Sabes hoy tengo ganas de molestarte a ti -tomo mi libro y arranco una hoja- No se como pierdes tu tiempo en esta mierda.
- Henry por favor no arranques más hojas -intente quitárselo- Es mi libro favorito y gaste todos mis ahorros en el -tenía un poco de esperanza que dejara me devolviera mi libro, pero lo rompió completo.
- Creo que se rompió -me levante de mi asiento y lo golpee en el rostro.
- ¡Eres un hijo de puta! Haz algo bueno y mátate -grite, estaba tan furiosa y triste que ya no me importaba si después de esto me golpearían toda la semana- La verdad nadie te extrañaría, ni siquiera tu padre -me miró asombrado, tome mis cosas y salí del salón.
- ¡E-espera Alondra! -gritó Bill a mis espaldas.
- Bill, es mejor que me vaya, sabes cómo es mi actitud cuando me enojo -dije y seguí mi camino.
[......]
Ya han pasado varias semanas desde lo ocurrido con Henry y la de los chicos no nos han molestado.
- Alondra, hoy en la noche hay una fiesta en la casa de Carlos ¿Quieres ir? Vamos a ir todos -Richie me acompañó hasta mi casa.
- No puedo -negué con la cabeza- Hoy es el aniversario de mis padres y no regresarán hasta mañana y tengo que cuidar la casa -abrí la puerta- Nos vemos luego cara de rana.
- Adiós marginada -reí y entre a mi casa.
No sabía qué hacer, pensaba en invitar a los chicos a jugar videojuegos, pero recordé que van a ir a la fiesta. Decidí limpiar mi habitación mientras escuchaba música, cuando termine ya era de noche y estaba muy aburrida.
- Esto es tan aburrido -me tumbe boca arriba en mi cama- Debería conseguir mas amigos.
- Hey -escuche la voz de Henry- Alondra
- ¿Dónde mierda estas? -busque con mi mirada a Henry hasta que lo vi en la ventana.
- Déjame pasar -me miro suplicante.
- ¿Para que? Vas a romper mis otros libros -dije sarcástica.
- Te juro que será rápido y después me iré.
-De acuerdo -abrí mi ventana y entro- Te escucho.
- Bueno te quería dar esto -me entrego el mismo libro que había roto.
- ¿Cómo obtuviste otro libro? Si el mío lo destruiste todo -lo mire a los ojos y pude notar sus mejillas tornarse de un color rosado.
- Bueno, yo estuve ahorrando estas semanas para comprarte el libro, deje de comer varios días para poder completar y quería que me perdonarás, aunque no lo merezca -su mirada se dirigió a sus zapatos- ¿De verdad crees que si muero nadie me extrañara? -su voz sonaba rota.
- Claro que si -ambos nos sentamos en mi cama- Henry, yo estaba muy molesta y no sabia lo que decía.
- Es mentira nadie me extrañaría -sus manos tomaban con fuerza las sabanas- Ni siquiera mi padre lo haría.
- Yo te extrañaría -admití.
- ¿Enserió? -me miró sorprendido y asentí.
- Claro que si Henry -tome su mano.
- Eres la única que me hace sentir un completo idiota -acarició mi mano- No puedo creer que todos estos años estuve enamorado de una perdedora -definitivamente no esperaba esas palabras y menos de él- ¿Puedes decir algo?
- Me gusta Henry -Henry tomo mis mejillas y me beso.
- Por favor dame una oportunidad para demostrarte que no soy un idiota y créeme que haré lo posible por hacerte feliz.
- De acuerdo Henry -sonreí.
[Años después...]
- Y así niños fue como comenzamos una relación su mamá y yo -termino de contar Henry y me abrazo por la cintura.
- Que lindo papá -dijo emocionado nuestro hijo mayor Liam.
- Yo quiero una historia de amor como la de ustedes -hablo ahora nuestra hija menor Vania.
- Claro que no tu siempre serás mi pequeña y ningún niño te apartará de mi -abrazo a Vania.
- Que papá más celoso -me burle.
- Solo cuido a mi princesa de los feos sapos -me dio un beso- Gracias por esta familia.
