Capitulo 2.

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Ambos se acercaron a donde yo estaba sentado. Los miré y les hice un gesto para que se sentaran.

-La hiciste buena esta vez -me acusó Harry con una sonrisa mientras me daba una palmadita en la espalda y se sentaba a un lado de mí en la mesa.

Estábamos en la cafetería de la Universidad.

-Nunca me enorgullezco de mis impulsos -le contesté encogiéndome de hombros.

-Volviste a caer en la rectoría y todavía no son las 10 de la mañana -sentenció Louis.

-Así es -contesté.

-¿Y como te fue? -preguntó Harry.

-Creo que el rector y la secretaria están tomándome afecto. Me invitaron un café, unos bocadillos y el rector se fumó un cigarrillo conmigo mientras me decía la importancia de causar una buena impresión en esta Universidad, debido a las altas personalidades que aquí se encuentran -rieron con ganas.

-Ya no hayan como llegarte -dijo Louis en una carcajada.

-¿Llamaron a tu padre? -preguntó Harry. Me encogí de hombros.

-No -contesté secamente -El rector prefiere tratar esto directamente conmigo... creo que mi padre ya le pidió que no le hablase cada 5 minutos por mis estupideces. De todos modos él no se encuentra en el país.

-Viaje de negocios -dijeron mis amigos al unísono.

-Fiesta -sentencié con seguridad.

-Me agrada como trabaja tu mente -dijo dándome una palmadita en la espalda Harry.

-Mira quien viene ahí -dijo Louis con desenfado y un poco divertido -Parece estar enojada.

'Ay no Amanda, no por favor' pensé.

No estoy de humor para ser simpático, y mucho menos con ella. Me volteé con temor y sonreí al ver que era la nueva y echaba chispas por los ojos. Me puse de pie.

-Lo siento -me disculpé cuando estuvo cerca y paró en seco su brusco andar.

Estuvo bueno ese beso y no me arrepiento de habérselo dado, pero no estuvo bien besarla sin su permiso.

-¿Te arrepientes? -me preguntó haciendo un esfuerzo por controlarse.

-No -fui sincero y recibí un puñetazo en la cara de su parte. Esto era extraño, normalmente las chicas dan cachetadas. Me sobe -¿Y eso por que fue? -pregunté haciéndome el inocente.

-¡Por besarme sin antes preguntarme! -me dijo y giró sobre si misma para volver a irse.

Yo la tome del brazo y la jalé hacia mí.

-¿Te puedo besar? -le pregunté.

-¡No! -me dijo y jaló su brazo para poder irse.

Entonces la tomé por la cintura y la sujeté con firmeza. La volví a besar mientras forcejeaba conmigo para soltarse. Y la besé de la misma manera que antes, pero esta vez fui más rudo. Todavía me ardía la quijada por su culpa. Hasta que se quedó quieta y dejó caer sus brazos a los costados. Sus ojos color chocolates miraban fijamente los míos, mientras mi boca seguía sobre la de ella. Me aleje despacio y le tapé la boca con mi mano derecha antes de que me gritara.

-Dijiste que te enojaste por que no te pregunté -me justifiqué con una sonrisa de autosuficiencia -Nunca dijiste que no podía besarte si te negabas.

Los chicos rieron detrás de mí y a ella por un momento se le hicieron agua los ojos. Luego los apretó y volvió a tener esa mirada de decisión que le pude ver hace unos momentos.

Peligrosa Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora