Parte 2

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Los relámpagos iluminaban en cielo esa noche. Eran como luces cegadoras que de vez en cuando venían acompañadas de fuertes estruendos. El Dios del trueno debe estar más que enojado para demostrar su fortaleza ante los mortales y, por más súplicas que Sakura le pida al cielo, no iba a cesar de tronar. Acostada en la cama y tapada con las sábanas hasta la coronilla, cerraba sus ojos con fuerza esperando calmarse y que la tormenta pasara. Odiaba tenerle tanto pavor, pero no podía controlar el miedo irracional que sentía al escuchar la fuerte explosión entre las nubes.

—Por favor... solo necesito dejar de temblar y dormir —suplicaba para ese Dios poderoso.

—Yo puedo ayudarte con eso.

—¡Aaaaahhhhhh!

—¡Shhhhh calla, Sakura! Soy yo, Shaoran.

—¿Shaoran? —dice abriendo sus ojos y notando la falta de las sábanas protectoras sobre su cabeza— ¿Qué haces aquí? Me asustaste.

Sakura se reincorpora sobre la cama y le arrebata las mantas al castaño para cubrirse. Observó hacia uno de sus costados, donde Kero dormía plácidamente en su cama improvisada y ni si quiera hizo el amague de despertar con los gritos de ella. Rodando los ojos, y pensando que su guardián es un caso perdido, la castaña regresa su vista al intruso.

—Podrías haber golpeado —le reprocha ella.

El ambarino se sienta en la cama mirándola de frente y sonriendo como un niño pequeño que no puede aguantar la risa por cometer una travesura.

—En realidad sí golpee la puerta, pero no me contestaste y entré —dijo con una sonrisa cálida que era dibujada por la luz de los relámpagos que se colaban por la ventana—. Sé cuánto te asustan las tormentas y por eso vine a asegurarme de que puedas dormir.

Tras decir esas dulces palabras, Shaoran inclina su torso y estira su brazo hacia un costado para poder llegar a encender la lámpara de la mesa de luz que está en diagonal a él, al lado de la castaña. Pudo haberle pedido a ella que la prenda, pero quiso hacerlo por su cuenta pasando por delante de su pequeño y delicado cuerpo, provocando una cercanía que ambos sabían era peligrosa. El ambarino la miraba de reojo mientras demoraba todo lo posible en encender la luz, observando como su bella flor contenía la respiración por el leve roce. Le encantaba verla estremecerse ante su cercanía, y él no se quedaba atrás en lo absoluto, porque adoraba sentir su calor. Shaoran no regresó a su posición al volver, en cambio de eso, se quedó cerca del rostro de Sakura con ambas manos a los costados de ella, reposando sobre el suave colchón. La castaña aprieta las sábanas a la altura de su pecho y muerde instintivamente su labio inferior sin despegar su verde mirar de ese iris dorado, pero no fue igual para el muchacho, quien tentado por las reacciones de su linda chica, desvía sus ojos a ese par de suaves colchones que ansía volver a tomar.

No lo pensó por mucho más. Con un pausar sereno, besó esa boca dulce que era suya y de nadie más. Había perdido la cuenta de las veces que pudo saborear a su preciada flor, y se sorprendía al sentir como cada día los besos le parecían diferentes... Más ricos, deliciosos, suaves y adictivos, así como toda ella lo era. Sakura bajó sus defensas y se dejó acariciar por los labios masculinos, intercambiando un beso cagado de emoción y a la vez... deseo. Esa penosa sensación se apoderaba de ambos cuando profundizaban el encuentro, pero no era apropiado aún dar ese paso y tampoco era apropiado que Shaoran pase la noche con ella en su habitación.

—Shaoran... —le advirtió apartando sus labios de él y sintiendo sus respiraciones acompasarse.

No hizo falta que Sakura diga más para que el castaño comprenda la situación. La chica le ha explicado varias veces, que ante la mirada conservadora de sus padres, ella espera darles una buena impresión, por lo que no sería prudente que Shaoran se quede mucho tiempo más en su habitación, y mucho menos comenzar con los besos que desencadenarán en la sesión de caricias que otras veces se sobrepasaron en dar y tan tentadoras se volvían al descubrir la candidez de la piel del otro.

Los ojos de rubíWhere stories live. Discover now