El paso de los almendros

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Luego de aquella pequeña platica, sus conversaciones con Yumeno Gentaro fueron aumentando más y más conforme los días pasaban.

Todos los Lunes, Miércoles y Viernes, sin falta Yumeno Gentaro se presentaba al café y de forma ya natural Saburo se acercaba ocasionalmente con el único objetivo de charlar o simplemente bromear.

Antes de darse cuenta ya esperaba ansiosamente sus conversaciones con el castaño, a pesar de que muchas veces terminaba molesto de su extravagante forma de ser, o confundido por culpa de sus extrañas preguntas.

Desde que realizó su investigación acerca de Yumeno Gentaro para el cliente de Ichi-nii, supo que sin duda el castaño era una persona muy extraña. Pero recientemente ahora que lo conocía a más detalle, podía ver las magnitudes a lo que eso llegaba.

Gentaro era un atractivo veinteañero, escritor por profesión. Hasta ahí su perfil sonaba bien, pero detrás de esa a primera vista buena impresión, existía una montaña de defectos.

Yumeno era un mentiroso patológico que hablaba como un anciano de 80 años, incapaz de vestir nada más allá de sus extrañas ropas vintage y con el peculiar pasatiempo de torturar a las personas con sus mentiras y sus enrredosas palabras.

Un sádico de primera en su opinión.

Saburo se encontró a sí mismo pensando en cómo alguien tan idiota como Jiro no duraría ni 5 minutos junto al castaño, justo para después sentir pena por el mentado Arisugawa Dice.

A pesar de eso había aprendido a entenderse con ese sujeto. Tal vez en varias ocasiones lo tomaba desprevenido y caía en sus peculiares juegos de palabras, pero conforme tomó el ritmo se fue volviendo más fácil esquivar las trampas o incluso devolverlas.

Sobre todo, la mejor parte de hablar con el castaño, era que siempre tenía algo interesante que decir. Más allá de las mentiras o su fastidiosa personalidad, Yumeno Gentaro era alguien muy inteligente y con una perspectiva del mundo única e impresionante. Gentaro siempre podía sorprenderte con uno de sus comentarios, Saburo lo había aprendido de primera mano.

O~o~O~o~O

Aquella tarde Saburo esperaba un poco ansioso a Gentaro, no por nada; al fin se le había ocurrido una respuesta a la discusión que tuvieron acerca de quién era más estúpido, Dice o Jiro.

Gentaro ayer había tomado la delantera cuando le hablo de aquella vez que el líder del Fling Posse propuso hacer atrapasueños y Arisugawa en completa confusión, guiado por las bromas de sus amigos, terminó contándole sus sueños a un frasco.

En su momento la estupidez innata de Arisugawa Dice lo impresionó, llegando al punto de sentirse molesto con Jiro, porque incluso en un concurso de idiotas era lo bastante idiota como para perder. Pero por suerte su hermano no le decepcionó.

Esa noche mientras cenaban, Jiro en completa calma levantó el bote de leche y lo miró fijamente, soltando la mayor genialidad a la que su cerebro podía aspirar.

"La leche de chocolate viene de vacas marrones, ¿Verdad?, ¿No sería cool tener una?"

Ese nivel de estupidez en Jiro, era tan natural y espontánea, que inclusive Ichi-nii lo miró con preocupación. Con una joya como esa era imposible que Jiro no arrasará con Arisugawa Dice en la competición.

Saburo espero a que llegara la hora en la que siempre aparecía Yumeno Gentaro, pero el castaño no llegó. Eso no sorprendió del todo a Saburo, no era la primera vez que Gentaro llegaba tarde, así que continuó esperando. Pero Gentaro nunca apareció.

-TEA-TIME- (Hypnosis Mic.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora