Aquel extraordinario suceso que Saburo creía que era imposible que se repitiera más de una vez en la vida, continuó ocurriendo todos los Lunes, Miércoles y Viernes, sin falta durante 3 semanas.
Esos tres días a la semana, Yumeno Gentaro aparecía puntual al atardecer, ordenaba un té y algún postre sencillo y finalmente tomaba asiento en una de las mesas del fondo, lo más cerca de la ventana que pudiera.
Una vez en su lugar se acomodaba cómodamente y de su portafolio sacaba planas de hojas cuadriculadas, en las que comenzaba a escribir en completa calma con una pluma estilográfica.
La aura de tranquilidad y encanto que lo rodeaba mientras escribia era casi mágica, tanto así que Saburo se sorprendió a si mismo más de una vez observándole.
Saburo no entendía porque Yumeno Gentaro viajaba desde Shibuya hasta Ikebukuro para sentarse a escribir durante un par de horas; pero con el tiempo terminó por acostumbrarse... Más que acostumbrarse, se le hizo una rutina.
Esa era la razón por la que, cuando Yumeno Gentaro apareció en la cafetería ordenando un café espresso y rosquillas Saburo se sintió tan confundido.
Gentaro siempre pedía un té suave y algún postre no muy dulce... El espresso y las rosquillas + Yumeno Gentaro, eran tan mala combinación, como Jiro + una prueba de matemáticas.
Luego de haber atendido la orden no podía hacer otra cosa más que mirar en dirección al castaño, observando con confusión como el castaño consumía su comida con desagrado.
No tenía sentido, ¿Por qué Yumeno había ordenado eso si no disfrutaba del sabor?
Al final, cuando su superior le pidió que limpiara las mesas, su curiosidad se desató y antes de darse cuenta ya se encontraba rondando la mesa del escritorio, mirando cada poco sus donas a medio comer y su café al que sólo le había dado un par de sorbos.
-Saburo-kun, si continuas dando vueltas alrededor de mi vas a marearme - soltó sin más Yumeno, sorprendiendo un poco a Saburo y provocando que sus mejillas se tiñeran de rosa por la vergüenza de ser descubierto.
-Ah... No, yo... Lo siento... - pero Yumeno no parecía ofendido, lucía su expresión relajada de siempre.
-¿Puedo saber la razón de que hoy merodees a mi alrededor como ratón a ratonera? -preguntó el mayor sonriente.
-Me preguntaba si ya podía retirar tu comida... - Respondió hábilmente Saburo, pero de inmediato el castaño negó.
-Ya habíamos hablado de esto, no puedes mentirle a un mentiroso, así que prueba otra vez -
Saburo apretó un poco los labios, ¿Qué hacer?, tampoco era como si el mayor fuera a enojarse si decía la verdad...
-Me preguntaba por qué hoy pediste un espresso y rosquillas, usualmente siempre pides un té de sabor suave y postres mucho más discretos y menos azucarados. Esta orden no va contigo, tampoco pareces estarlo disfrutando... Simplemente me preguntaba, ¿Por qué? -
Gentaro se sorprendió ligeramente y después sonrió con suavidad - Debés de haberme estado observando con mucha atención para notar esas cosas... -
-¡Es imposible no hacerlo! - reclamo Saburo, haciendo reír a Gentaro y muriendo de la vergüenza en cuanto comprendió la doble interpretación que podía tener su oración - ¡Me refiero a notarlo! -
Gentaro cubrió sus labios para disimular su risa y después simplemente se limito a sonreír - Ya que tienes tanta curiosidad, entonces podría decirte... Pero sólo a cambio de que respondas una de mis preguntas -
-¿Quieres hacerme preguntas?- Pregunto Saburo confundido, sobre todo sin conseguir entender qué podía querer saber el castaño de él.
-Claro, yo quiero saber cosa de todos, pero no te preocupes, esta no es ninguna clase de pregunta personal-
Saburo lo medito un segundo, no era buena idea confiar en alguien como Yumeno Gentaro, pero a decir verdad estaba curioso, ¿Qué tan malo podía ser?
-Está bien... ¿Qué quieres saber? -
Gentaro sonrió suavemente, mirando fijamente al chico frente a él - ¿Cuál es el peor lugar para cosechar zanahorias? - soltó sin más, como si no fuera consciente que lo que acababa de preguntar era una disparates.
Saburo sufrió un corto circuito al recibir la pregunta, mirando al contrario completamente confundido, esperando a que le dijera que se trataba únicamente de una broma.
-¿Y bien? - insistió Yumeno y el menor únicamente arrugó la nariz. Ahora era oficial, todos en el Fling Posse estaban locos.
Se cuestionó a sí mismo que clase de respuesta dar. Si se lo tomaba en serio, respondería que cualquier lugar que no tuviera los nutrientes, la humedad o clima necesario para que los vegetales crecieran... Pero Yumeno parecía esperar una respuesta distinta, si no, no se hubiera tomado la molestia de preguntar algo que cualquier habría podido saber. Necesitaba encontrar una respuesta distinta, algo que tal vez sorprendiera al castaño.
-¿Un lugar con muchas ranas...? - Respondió confuso y con la esperanza de no estar haciendo el ridículo.
Gentaro dejó escapar una risa repentina y finalmente se inclinó ligeramente hacia adelante-Que respuesta tan interesante~ - Murmuró con la mano en la barbilla, sonriendo de manera curiosa o al menos eso le pareció a Saburo - ¿Por qué? -
Tomó un poco de aire, temiendo parecer un idiota o un niño - Bueno... La ranas hacen "Ribbit, Ribbit" que suena muy similar a "rabbit". Si plantas zanahoria cerca de un lugar con ranas, ellas las escucharía y creerían que hay conejos cerca, así que estarían demasiado asustadas como para asomarse y sería muy difícil recolectarlas -
El castaño sonrió, dejando escapar una aterciopelada y larga risa y haciendo sentir a Saburo como un imbécil. Excelente, habían conseguido que Yumeno Gentaro se riera de él.
-¡Es tu culpa por preguntar estupideces! - Gritó a la defensiva, olvidando completamente que la persona frente a él era un cliente y que se encontraba en el café todavía.
Yumeno se sostuvo el estómago y limpio torpemente una de sus lágrimas antes de negar - No, no me mal intérpretes. Ha sido una respuesta excelente, me será de gran ayuda-
Saburo, a pesar de que su respuesta había sido aprobada, aún sentía las mejillas arder; no sólo porque no estaba seguro que de verdad el castaño no se estaba riendo de él, si no que también le resultaba extraño ver al contrario reír desde tan cerca.
-¿Entonces? - Preguntó mucho más tranquilo, pero aún ligeramente molesto - ¿Cual es la respuesta a mi pregunta? -
Yumeno asintió suavemente, recuperando la compostura y señalando las hojas frente a él - La verdad es que estoy escribiendo una novela-
-Eres un escritor, eso lo sé, pero ¿Eso como explica las rosquillas? -
-A eso voy, no tienes que precipitarte - Murmuró Gentaro apaciblemente.
-En ocasiones cuando me cuesta conectar con uno de mis personajes, hago cosas que ellos harían para encontrar inspiración. En ésta ocasión el personaje principal de mi libro es un policía retirado, ciertamente yo no disfruto del café cargado y los postres demasiado azucarados, pero mi personaje si que lo haría -
La respuesta de Gentaro sorprendió un poco a Saburo, tanto así que nisiquiera se planteó si ese mentiroso compulsivo estaba mintiendo o no.
-¿Harías cualquier cosa para conectar con un papel? - Preguntó curioso - Sí tu personaje principal es una mujer, ¿Te pondrías un vestido o algo así? -
Gentaro asintió, dedicándole una mirada insinuante - De vez en cuando lo hago, Ramuda tiene un bonito vestido ajustado que me presta con frecuencia... ¿Te gustaría verlo Saburo-kun~? -
Aquel último tono sugerente si que tomó por sorpresa a Saburo, que sintió como un escalofrío recorría su espina dorsal.
-Por favor no acoses sexualmente a un menor de edad, te denunciare - se apresuró a reclamar Saburo, casi tan digno como apenado, dándole la espalda al castaño para seguir con su trabajo.
Confirmado, Yumeno Gentaro lo exasperaba como ningún otro.
Gentaro sonrió por lo bajo, dejando escapar una suave risa - Bueno, eso último era una mentira - Y por supuesto, Saburo no escuchó aquellas últimas palabras.
ESTÁS LEYENDO
-TEA-TIME- (Hypnosis Mic.)
FanfictionEl primer amor siempre nos llega y Saburo Yamada no es la excepción a esa regla. Una serie de encuentros repentinos, llevarán al menor de los hermanos Yamada a experimentar un primer amor fuera de lo convencional. ¿Qué puede tener de especial un esc...