Un nuevo inicio

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Alberto era un oficinista que pasaba sus días de su casa al trabajo y viceversa. Su meta siempre había sido alcanzar un alto cargo dentro de la empresa en donde laboraba.

Desde su juventud había sido una persona que se mantenía alejada de los problemas: la mayoría de la gente creía que su estrategia de mantener la calma ante los conflictos era una muestra de debilidad, pero él no lo veía de esa manera.

Debido a las características de su personalidad, ni siquiera él entendía la razón por la que esa noche después del trabajo, había decidido intervenir en una riña callejera. De pie en medio de la escena, una joven temblorosa y acurrucada yacía a sus espaldas y ante él, un hombre armado amenazaba con disparar el arma que apuntaba directamente a su pecho.

De pronto un fuerte sonido se dejó escuchar. Alberto sintió como su vista se perdía cada vez más, percibió su fuerza desaparecer y cayó de forma brusca al suelo.

Arrepentido de su decisión comenzó a creer que había echado por la borda todos los esfuerzos de su vida. A medida que perdía la movilidad de su cuerpo experimentó la sensación de poder flotar. Sin entender muy bien lo que sucedía, se dejó llevar ante la agradable sensación que percibía. Cerró sus ojos y al momento de abrirlos de nuevo un escenario desconocido lo rodeó.

Se hallaba de pie frente a un trono. La habitación en la que se encontraba no aparentaba tener un final, ya que una espesa neblina negra rodeaba la zona limitando la visión. El piso de mármol color blanco brillaba intensamente, gracias a la cegadora luz que entraba por un pequeño agujero en la parte superior del lugar.

De manera inesperada, una atractiva silueta femenina apareció entre la oscuridad y se postró frente a él para hablar. Tras una breve charla le presentó a Alberto una tentadora propuesta: la posibilidad de renacer con la condición de perder todo recuerdo de su vida pasada o desaparecer en la eternidad.

Después de un corto periodo de silencio, Alberto decidió tomar la oferta sin terminar de creer en las palabras de la mujer. Tal vez todo aquello sólo era producto de su imaginación, inducido por un estado de coma. A pesar de sus creencias mantuvo la esperanza de volver al mundo y siguiendo las instrucciones dadas por una dulce voz, cerró los ojos sin saber que le esperaría a continuación...

Un nuevo inicioWhere stories live. Discover now