Capítulo 2

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La venganza a veces llega sola, el castigo llega para quien lo merece.

-Secret.

Me, Myself & I - G-eazi x Bebe Rexha

Andrea

-Bueno, aparte de la papelería que se encarga por parte de derechos humanos, tendrías que presentar tu currículum bien elaborado. -me explicaba Martha detenidamente.

Hoy por la tarde, después de haber tenido la entrevista, Martha se había comunicado conmigo para decirme que yo era la elegida para el puesto de secretaria de Marcus.

-Muchas gracias, no sabe cuánto le agradezco esta oportunidad que me acaba de dar. -le agradecía mientras guardaba la nota con los requisitos que me acaba de pedir.

-No me agradezcas a mí cariño, si no al señor Kozlov, él fue quien tomó la decisión final. Tú fuiste la más calificada para el puesto y para él eras la elegida. -me dijo amablemente.

Después de charlar un poco más con Martha sobre las funciones de la empresa, decidí prepararme mi cena. Todo esto de ser independiente era bueno, pero la soledad era realmente mala.

Mis hermanos tenían sus vidas cerca de mí, pero aun así me sentía sola.

Más sola que nunca.

Después de terminar mi cena, fui a ese cuarto que había remodelado sin que nadie lo supiera, solo yo.

Camina por el largo pasillo de mi departamento, hasta llegar a la puerta continua de mi habitación.

Tome el manubrio de esta, y lo habría lentamente.

El cuarto pintado de azul me dio la bienvenida. Las paredes decoradas con pequeños aviones y un paisaje hermoso fue lo que admiraba.

Recorrí el cuarto como cada noche lo hacía, tocaba los muebles color hueso que adornaban las paredes de la habitación. Acariciaba cada oso de felpa que descansaba sobre los estantes que colgaban en las paredes.

Y finalmente llegaba que lo que realmente rompía mi corazón.

Esa pequeña cuna que descansaba en el centro del cuarto. Ese pequeño espacio que nunca se llenó. Tome la pequeña cobija que mi abuela había tejido con tanto esmero para su bisnieto, el cual nunca llegó a conocer igual que yo.

Ese pequeño ser que fue arrancado de mí, incluso antes de nacer.

Cansada de todo, y como siempre lo hacía, tomé asiento en la mecedora que mi padre había hecho para mí.

Sentada en ese pequeño asiento, mecía mi cuerpo de un lado a otro, mientras me aferraba a esa pequeña cobija.

Lágrimas caían por mis mejillas, recordando que tan bastardo podía ser el destino.

-Te juro cariño, que pronto volverás a estar en mis brazos. -prometía mientras me paraba de ese asiento, jurando que haría cualquier cosa por tener a mi hijo de nuevo conmigo.

Salía del cuarto decidida.

Cerré el cuarto bajo llave, nadie tenía que enterarse de mis planes, nadie.

Mientras volvía a mi cuarto para descansar, pensaba en el plan que tenía en mente.

Ese bastardo se arrepentiría de lo que me hizo.

A la mañana siguiente me desperté con más ganas que antes, desayuné algo nutritivo. Mientras esperaba el elevador, pensaba en lo que perdería si fallaba todo mi plan.

Miedo al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora