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Un mes había pasado desde el nacimiento de la pequeña Morgan, tanto Howl como su amada esposa, entre risas y lagrimas lidiaban con su nueva vida.

-¡Howl! Podrías cambiar a Morgan, esta llorando de nuevo.

El hechicero real tenía bolsas debajo de los ojos, y el cabello desordenado, ya no era aquel principe rompecorazones que solía ser.

-¡Acabo de cambiarla! Creo que tiene hambre, así que es tu turno de encargarte.

La chica al borde del colapso respiro hondo y fue donde la bebé lloraba fuertemente, la alimento dejandola placidamente dormida como si en los brazos de morfeo reposara. Salio sigilosamente donde estaba su marido y aliviada descanso en su regazo, esa paz no duraría mucho, alguien toco a la puerta.

-¡Puerta de Kingsbury! ¡Puerta de Kingsbury!

Una pequeña flama alertaba a los habitantes de la casa que alguien quería verlos. La mujer negó con la cabeza a la mirada suplicante de su amado, para que ella atendiera la puerta, vencido en su propio juego, se levanto y abrió la puerta, cuando de pronto una chica de dorados cabellos como el sol, y labios rojos cual carmín con una belleza singular capaz de ser comparada con la de una muñeca, Howl no recordaba a aquella chica, no tuvo tiempo de reaccionar cuando esta saltó a sus brazos y lo rodeo fuertemente.

-!Howl! -chilló exasperadamente- ¡Tanto tiempo sin vernos, sin embargo no has cambiado en nada! ¿Me extrañaste?

Howl, soltó el agarre de la chica y elocuentemente respondió.

-Lo lamento pero no recuerdo quien es usted señorita.

La chica puso una mirada molesta, que fue remplazada rapidamente por una sonrisa.

-¡Soy yo! Annie, tu prometida. Bueno ex prometida, fuimos novios hace algunos años y prometimos que ibamos a casarnos ¿lo olvidas?

Howl palidecio ante aquellas palabras, ahora lo recordaba todo, esa chica, su primer amor, su primera ilusión, pero tambien su primera decepción. Antes de que pudiera articular palabra, la esposa de Howl se acerco, ya que hasta ahora solo había sido un vil espectador.

- Howl, ¿Que esta pasando aquí?

El joven miro a su mujer.

- Sophie te presento a Annie Pentstemmon, es una sobrina lejana de la difunta señora Pentstemmon, cuando yo era su aprendíz, Annie llegaba a visitarla seguido y así fue como nos conocimos. -miro a la chica de rubios cabellos- y ella es Sophie Hatter, ahora Jenkins, mi amada esposa y mi gran amor.

Eso ultimo hizo que Sophie se sonrojara levemente sin embargo mantuvo la compostura, mientras que la otra chica parecía haber recibido la noticia como balde de agua fría, con la mirada atonita se limito a sonreír y extender su mano a Sophie, esta le correspondio y así como aparecio Annie así volvio a irse, no sin antes prometer que volvería, esa noche hubo una gran discusión en el castillo, por la falta de madurez de Howl al prometer cosas sin pensarlo.

Amnesia en el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora