Llegué a casa muerto del cansancio por el trabajo, como es de costumbre nadie me espera en casa, desde esa vez que decidí vivir solo, alejarme de la única persona que conforma mi familia, mi madre que con lágrimas en los ojos se despidió de mi esa vez. Ahora son estos momentos cuando más la extraño, su compañía, sus consejos y sobre todo sus comidas; que siempre me decía que lo hacía con cariño, cómo no extrañar que prepare mi platillo favorito...
<Rayos...!, Ya me dio hambre>
[El celular vibra]
<¿Es en serio en estos momentos?!!> pensé molesto.
Reviso el celular y como había planeado ya hace 2 años y 3 meses <y obvio para no olvidarlo> —oh por dios, ¿hoy es el día?! —lo dije en voz ALTA
<algo me dice que hoy no comeré a mi hora> pensé.
Con el rostro afligido y el estómago hecho un nudo.
Saqué esa antigua y vieja máquina de escribir que me había regalo mi abuelo.
Y empecé a escribir, papel y tinta comenzaron a tomar forma, a tomar un inicio de mi nuevo plan.
Seré quien esté detrás de la máquina de escribir.