Rusia se encontraba llorando en su habitación, un gran dolor en su corazón. En sus manos una foto de su hermosa hija, de cuando su nena era una pequeña bebe.
El tiempo pasaba volando ante sus ojos, de una bebe que dependía de el. A una princesa al que sin duda lo tenia como esclavo. La consentía en todo, si su princesa quería algo el sin duda movería el mundo para conseguirlo. Las sonrisas que le dedicaba solo a el, eran uno de sus motores. Aun recuerda el día que su bella hija se puso un vestido tradicional mexicano. Se veía tan hermosa justo como su esposa. Su hija crecía cada año, ya no era una bebe que dependiera de el. Ahora ella lo hacia sola, sin su ayuda.
- Мексика, ya mero llegamos al hospital. - El ruso le tomaba la mano a su amada.
Su bebe venia en camino, pronto serian una familia. Al llegar al hospital todo fue tan rápido para el. Su esposa fue llevada a una habitación, el entro junto a ella para darle apoyo. El mismo vio como su hija nacía, y cuando la enfermera le dio a su hija. No mentiría era muy pequeña, pero era hermosa.
Lagrimas salían de sus ojos, era tan feliz y cuando el bebe le tomo el dedo. Sintió como su corazón dio un brinco. El mismo daría su vida por esa cosita tan chiquita.
Apretó con fuerza la foto que tenia, la puerta fue abierta por su esposa. Ella lo miro con cansancio, camino hasta donde su esposo ruso se encontraba. Le abrazo para que se pudiera desahogar. Con unas leves caricias en la espalda logro calmarlo.
- Rusia amor. - La mujer pidió la atención de su marido y cuando sus ojos se encontraron con los contrarios continuo. - Tienes que dejarlo pasar, no es la gran cosa amor.
- ¿Que no es la gran cosa?, ¡Мексика mi única hija se va a casar!. - Respondió con enfado el hombre de la habitación.
- Te recuerdo que también es mi hija, Rusia tu y yo sabíamos que esto iba a pasar tarde o temprano. - Tomo las manos del contrario.- Ya no es una niña, ahora es una mujer. Una que formara su vida con el hombre que ama, tendrán hijos y serán felices. - México le sonrió con cariño a Rusia.- Justo como lo hicimos nosotros, ¿O acaso no recuerdas como se puso mi padre cuando pediste mi mano?
- Papi ¿Algún día usare un hermoso vestido blanco como el de mi mami en esta foto? - Una pequeña preguntaba con inocencia.
Era cierto que su hija algún día tendría que volar lejos de el. Pero como tenia celos de ese hombre, el ahora recibía esas sonrisas que fueron suyas. El recibía el amor de su hija. El la abrazaba, la besaba, pero sobre todo sentía celos porque ahora el la hacia feliz.
Pasaron los días y justamente ahora ya no estaba llorando en su cama. Se encontraba metido en un traje de gala, caminando con su hija a su lado. Ella vestía un hermoso vestido de bodas, se encontraba entregando a su única hija al atar. Su tesoro, su vida, su pequeña. Con disimulo la miro y noto en sus ojos ese brillo, el mismo que el tenia cuando vio a su amada Мексика. El brillo del amor, ese al que te entregas y vives las mejores experiencias. Ahora mismo sentía celos de aquel hombre, celos porque no podía impedirlo. Por cada paso era un recuerdo junto a su princesa.
Al estar cara a cara del bastardo que su hija amaba, en sus ojos se encontraban también ese brillo. Sintió que gran parte de su vida se iba. Paso a tomar lugar junto de su esposa, quien le tomo de la mano y le dio un beso.
El pudo escuchar el "Acepto" de los dos individuos que se encontraban en el atar. Sin duda alguna sentía celos. Celos porque ya no era su deber hacerla feliz. Celos porque el era la felicidad de ella y ya no lo era el.
Al momento de decir sus palabras, tomo a su hija la abrazo con amor. Y dirijo su mirada al chico, con una voz grave dijo.
- Si la haces llorar, si le levantas la mano, si le gritas, la engañas o la dejas sola te juro que te matare. - Con lo ultimo dicho rió, justo como todos los presentes. Eran palabras que cualquier padre diría, nadie le tomo importancia. Ni el novio lo hizo, hasta que Rusia se acerco a el y lo tomo del hombre. Estando mas cerca de el, susurrándole al chico dijo. - No pase su vida entera tratándola como la reina del mundo, para que vengas tu y la lastimes. Así que si aprecias tu vida trata la como reina. Porque si no con todo el poder que tengo en mis manos, haré que lamentes el día que naciste.
El chico temblando juro tratar a la princesa de Rusia como una reina. La noche pasaba junto con risas, hasta que llego la hora del baile. Rusia bailo con si taquito, se miraban con un amor que jamas se extingue. Rusia también bailo junto a su hija, al final de su baile se abrazaron. Con ese abrazo Rusia aceptaba el matrimonio de su hija. Aceptaba que ella ya había volado lejos de su alcance. Pero le dio lo mejor de lo mejor a su hija, la educo lo mas que pudo. La amo como si su vida dependiera de eso, así que no se arrepentía de nada y estaba satisfecho consigo mismo.
FIN.
Publicación original en Facebook.
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RusMex Week
RandomAutora de la imagen: Zer0 Creativity Historias dedicadas al shipp Rusia x México.