No recuerda cuanto tiempo había pasado ya, pero los tiempos cambiaban. Ahora en medio de una calle, confundido con miedo de las cosas a su alrededor.
La ONU estaba en medio de una de sus importantes juntas, todos los países se juntaron en México pues ahí era la junta. México se encontraba junto a su madre Mexica. Si sonara raro decir que fue con su madre, y que es un niño de mami pero no. Todos los representantes de sus tierras tenían que asistir a las juntas. Tal era el caso de Japón, Alemania, Rusia y Italia (No me acuerdo de mas).
Todo estaba bien en la junta, como siempre era aburrida, México se encontraba jugando con una liga que tenia en las manos. Un día normal de juntas, bueno hasta que uno hombre de seguridad entro a al junta interrumpiéndola.
- Señor ONU, lamento interrumpir la junta pero tiene que venir a ver esto.
La ONU salio detrás del hombre, con todos los países atrás de el. Pues si eran chismosos y querían chismear bien. Enfrente del edificio de donde se encontraban, frente a todos los ojos de los presentes. Estaba el gran Imperio Azteca, el guerrero mas temido, un hombre que murió con gran honor al salvar todo su territorio. Una leyenda respetada por todos los mexicanos y extranjeros. Todos podían ver la confusión del Imperio Azteca, pero para ellos el que estuviera ahí era mas que ilógico.
Se supone que el Imperio Azteca había muerto, cuando Hernán Cortés traiciono tanto a España como al Azteca. México quien estaba junto a su novio el ruso, no pudo evitar caminar hasta su padre. Estaba seguro que no era una ilusión de su mente. Cuando estuvo cercas de aquel hombre que le dio la vida lo llamo.
- ¿Papá ?. - Llamo con una voz entrecortada, no podía contener las lagrimas. Su garganta se negaba a transmitir ruido. Su corazón latía como loco, no sabia que hacer.
Aquel hombre volteo a verlo, un soplido de aire los acaricio. Las plumas del
Impero se movían al compás del viento. Sus miradas se conectaban y en los ojos del otro se podían reflejar. Unos ojos avellana chocaban con unos dorados como el oro puro.
- ¿Tenochtitlan? - El Imperio vio como aquel jovencito enfrente suyo asentía con rapidez. No pensó volver a ver a su hijo. Ahora esta justo a unos pasos de el, era real y no una tortura del dios Mictlantecuhtli, quien le gustaba verlo sufrir con ilusiones de su familia. Soltó su escudo y su Macuahuitl, para correr hasta su hijo y abrazarlo. Al sentir su pequeño cuerpo, lagrimas salieron a flote. Era real, estaba vivo.
Los demás países estaban confundidos, como alguien que se consideraba muerto 497 años. Como era posible que estuviera ahí abrazando a su hijo, que estuviera enfrente de ellos en carne y hueso. Mexica estaba en un shock, no podía creer que su esposo, el amor de su vida estuviera ahí. Lagrimas que caían al recuerdo de sus momentos felices.
- Mexica, eres la mujer mas hermosa de todas. - El Imperio tomaba la fina cintura de su amada, para poder tenerla cerca de el. - Ninguna diosa puede compararse con tu belleza. Eras, eres y seras siempre el amor de mi vida. Te amo
Mexica corrió con lagrimas en sus ojos al lugar donde su esposo e hijo se encontraban.
- ¡Azteca! - Grito la mujer para llamar la atención.
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RusMex Week
LosoweAutora de la imagen: Zer0 Creativity Historias dedicadas al shipp Rusia x México.