PRÓLOGO

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PRÓLOGO

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CHICAGO, ILLINOIS 2019

ASTRID SACÓ SUS MALETAS DEL baúl con la ayuda de su mejor amiga, Leah. Una vez que ambas tenían todas sus cosas, le hicieron una señal al Uber que ya habían terminado y este se marchó dejándolas solas en la cera. Las dos castañas tomaron sus maletas y caminaron hacia la casa que se encontraba al frente de ellas, Leah sacó las llaves de su bolsillo delantero e introdujo las llaves en la cerradura y abrió la puerta. Dejó pasar a Astrid y luego entró ella cerrando la puerta con el pie.

Subieron las escaleras en silencio hasta que llegaron a la planta de arriba y Astrid miró a Leah esperando una respuesta.

—No me mires a mí, pendeja. Toma la habitación que quieras.— le dijo Leah con un tono obvio. Astrid rodó los ojos.

—Que buena eres.— empezó a caminar para la habitación. —Estupida.—

—¡Te escuché, Astrid!— gritó Leah desde la habitación que estaba.

Astrid se rió duro. —¡Ese era el punto!—

•°•☆•°•

LAS DOS MEJORES AMIGAS caminaban por las calles de Chicago viendo como algunas personas caminaban rápido para llegar a sus respectivos trabajos y otras solamente paseaban como ellas. Astrid miraba todo a su alrededor con asombro, era su primera vez en Chicago y Leah era su guía ya que ella había nacido en esa ciudad. Se pararon para comprar un chocolate caliente ya que estaba frío y necesitaban calentarse un poco.

Leah sonrió traviesa cuando vió la tienda que tanto buscaba, tomó a su mejor amiga del brazo, no sin antes pagar, y la dirigió a la tienda. Astrid pudo mirar el letrero que se encontraba a la parte de arriba.

"TUS SUEÑOS SE PUEDEN HACER REALIDAD. ESO DEPENDE SI CREES EN LA MAGIA."

Astrid frunció el ceño al leer ese letrero pero no pudo protestar porque ya se encontraba adentro, se quedó aún más confundida cuando vió a Leah abrazar a una mujer que estaba vestida como las que salen en las películas o series que te leen las manos y esas cosas. Se quedó en una esquina viendo como su mejor amiga hablaba con esa mujer y de vez en cuando ellas la miraban como si estuvieran tramando algo. Astrid se comenzó a sentir nerviosa así que carraspeó llamando la atención de ambas mujeres.

—Ehh... Leah, ¿qué hacemos aquí?— dijo tímida al sentir la mirada de esa mujer.

—Aquí hablaremos de nuestros sueños.— dijo Leah con una grande sonrisa.

Astrid asintió con la cabeza todavía confundida pero decidió quedarse callada y ver a que se refería Leah con hablar de sus sueños. La extraña mujer le hizo una seña con su mano para que las siguieran, Leah empezó a caminar detrás de ella pero se detuvo al no sentir a Astrid, miró por encima de su hombro y con la cabeza asintió para que la siguiera.

Caminaron en un pasillo y al lado izquierdo había una puerta de cristal bien linda, la mujer la abrió y esperó que las chicas se adentraran al cuarto para luego cerrar la puerta detrás de ella. Astrid brincó del susto cuando escuchó la puerta cerrarse, Leah le dió un apretón en la mano de modo de consuelo ya que la veía tensa quería tranquilizarla y hacerle saber que todo estaba bien, cosa que sí funcionó.

—Siéntense, porfavor.— les ordenó la mujer con un tono suave. Las castañas le obedecieron y se sentaron en las sillas quedando al frente de ella, lo único que las separaban era una mesa.

—Quiero empezar yo primero.— dijo Leah con emoción. Astrid rodó los ojos.

—Vamos a empezar.— se frotó sus manos y miró a Leah con una sonrisa. —¿Cuál es tu sueño?—

—Es estar con mi linda mejor amiga, Astrid en Stranger Things.. Claro, no filmar y actuar si no, estar dentro de el y vivir las cosas que pasan ahí en carne viva.— dijo Leah con una sonrisa traviesa, luego miró a Astrid quien rodó los ojos divertida. —Y ser novia de Steve.—

Astrid la fulminó con la mirada y Katia, la mujer de la tienda, notó su mirada y la miró con una ceja alzada.

—¿Pasa algo, Astrid?

La chica respiró hondo y se relamió sus labios.

—No. No serás novia de Steve.— pausó un momento y cerró los ojos para tranquilizarse. —Yo seré la novia de él. Quiero ser la novia de él. Joe Keery es mi más grande crush y lo amo tanto por haberle dado vida a Steve Harrington.—

—Chicas... Denme sus manos y cierren los ojos.

Confundidas, ambas chicas le dieron sus manos y cerraron los ojos no muy seguras. Katia empezó a susurrar unas que otras palabras que ninguna de las dos pudieron entender pero decidieron ignorar.

—Ahora necesito que piensen todo lo que quiere que pase si estuvieran adentro de Stranger Things. Y después que hagan eso abran sus ojos.

Astrid y Leah pensaron en su vida, literalmente, ahí. La castaña sintió una rara energía, pero decidió ignorar. Luego, ambas, hicieron lo que Katia les ordenó, abrieron sus ojos viendo que ya Katia se encontraba mirándolas con una sonrisa de lado.

—Eso sería todo. Nos vemos pronto, chicas.— se despidió de ellas, parándose de la silla.

—¿Ok?— dijo Astrid confundida, mientras se levantaba y Leah hacía lo mismo.

Se despidieron de Katia y salieron de su tiendita. Leah empezó a caminar para cruzar la calle dejando atrás a Astrid que aún se permanecía extraña por la energía que sintió hace unos momentos. Miró para su izquierda jurando ver a Joe Keery, de espaldas, doblar a una esquina, frunciendo el ceño se dirigió para esa dirección con paso apresurado.

—¡Astrid! ¿Para dónde vas?— le preguntó Leah frunciendo el ceño. Suspiró pesadamente y siguió a su mejor amiga.

Astrid seguía caminando a paso apresurado siguiendo a Joe Keery, sentía muchas emociones en esos momentos pero se controló y prosiguió su camino. Cuando estaba cerca de él, lo agarró de brazo haciéndolo girar y rápido se arrepintió de esa acción.

—Oh, perdón. Pensé que eras alguien conocido.— dijo avergonzada. El chico asintió un poco extraño y se fue dejándola sola.

—¿Astrid? ¿Estás bien?— escuchó detrás de ella la voz de Leah.

—Sí, vamos.

Leah asintió no muy segura de su respuesta queriéndole insistir pero sabía que si la obligaba a decirle que le pasaba iban a terminar discutiendo, ya que antes de ir a Chicago las dos tuvieron una pequeña discusión. Y no quería arruinar sus vacaciones con sus bobas discusiones. Quería disfrutar y más ahora lo que iba a pasar. Y la castaña mayor no podía estar más feliz y ansiosa, por la nueva aventura que estaba por llegar.

ASTRID IN STRANGER THINGSWhere stories live. Discover now